jueves, 11 de marzo de 2010

Fascismo de izquierda en Cuba

Por: Francisco Martín Moreno
05-Mar-2010


¿Los opositores al gobierno cubano instalados en una huelga de hambre son —de verdad—"traidores al servicio de Estados Unidos"?

A Carlos Montemayor, el luminoso amigo perdido.

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, acusó a Estados Unidos ante la ONU por la muerte de Orlando Zapata, el preso fallecido en huelga de hambre. Según él, el bloqueo comercial impuesto por Washington fue la razón de la muerte de Orlando. ¿No se trata de un flagrante insulto a la inteligencia? O sea que, ¿en Cuba existe un escrupuloso respeto a los derechos humanos, a las garantías individuales, a la propiedad, a la libertad de expresión, de asociación, etcétera? El éxodo masivo de balseros que se juegan la vida para huir del castrismo con el peligro de morir devorados por los tiburones caribeños, ¿es una fantasía, como también lo es la existencia de millones de cubanos exiliados en Miami para huir de las sangrientas e implacables persecuciones ejecutadas por los hermanos Castro? Los miles de asesinatos a balazos en los paredones cubanos, perpetrados en contra de auténticos amantes de la libertad, ¿también fueron meros embustes concebidos por el imperialismo yanqui? ¿Los opositores al gobierno cubano instalados en una huelga de hambre son —de verdad—"traidores al servicio de Estados Unidos"? Insisto: ¿los 200 presos políticos o muchos más, que escasamente subsisten en las cárceles cubanas están dispuestos a morir para que se cancele el bloqueo comercial a su país? ¿Ese es el motivo..?

En Cuba existe un estado de ley marcial que representa la desaparición de todas —absolutamente todas— las libertades fundamentales y los derechos civiles, políticos, económicos y sociales del ciudadano cubano. La conversión de la República de Cuba es en un campamento militar perpetuo, que intenta sistemáticamente negar toda dignidad individual en la sociedad cubana, y que viola los preceptos más sagrados, reconocidos por la Declaración Universal de Derechos Humanos y por la comunidad internacional.

Durante medio siglo el mundo ha sido testigo de imágenes y testimonios sobre los miles de cubanos fusilados, asesinados, encarcelados, desaparecidos, torturados y ahogados en el estrecho de la Florida, la mejor evidencia para demostrar: el absoluto desprecio al pueblo cubano y a la vida humana por parte de Castro, así como su brutal y eficiente aparato represivo.

Desde 1959, la historia de Cuba refleja la naturaleza criminal del dictador Fidel Castro y los miles de asesinatos políticos cometidos por su régimen totalitario contra la nación cubana, con el objetivo de mantenerse en el poder mediante la instalación de un sistema de terror y represión, encaminado a aplastar todo vestigio de oposición. Llenos de horror y de sufrimientos indescriptibles están los anales de la represión castrista desde 1959, a través de más de cuatro décadas de dictadura y tiranía. Fusilamientos arbitrarios mediante procesos penales fraudulentos. Encarcelamiento de miles y miles de prisioneros políticos en un sistema carcelario infrahumano que hoy incluye a cientos de prisiones a lo largo y ancho de la isla para una población de tan sólo 12 millones de habitantes.

El mundo no debe olvidar la barbarie de la cárcel de mujeres de Guanajay, las celdas tapiadas de Boniato y el Plan de Trabajo Forzado de Isla de Pinos, entre otros cientos de episodios sangrientos, en donde volvió a quedar expuesta la infinita capacidad de crueldad de un gobierno contra un puñado de mujeres y hombres desarmados e indefensos.

De la misma manera en que no se pudieron ocultar los horrores de Adolfo Hitler y José Stalin, de Augusto Pinochet y la junta militar argentina, de Francisco Franco y Rafael Leónidas Trujillo, de Jorge Ubico y Tacho Somoza, tampoco se podrán ocultar los crímenes de Fidel Castro. "La historia tiene una pala que desentierra mágicamente los crímenes políticos de la humanidad. El asesinato carece de ideología, a la tortura no puede defenderla ninguna bandera, la furia ciega del martillo enloquecido y feroz contra un yunque indefenso no la puede reivindicar nadie."

Entonces, de la misma manera que hoy se pueden presenciar las escenas macabras del Holocausto judío, cobrarán vida los cuerpos mutilados de miles de cubanos liberales, los muertos en huelgas de hambre por no poder protestar ni decir ni alegar ni siquiera acceder a la red de internet. Hablará el recuerdo de los cadáveres de quienes demandaban la presencia de los más elementales derechos del hombre, de quienes pedían justicia y convocaban a huelgas, de quienes morían baleados por externar sus opiniones. Algún día se abrirán las tumbas colectivas clandestinas, se develarán lápidas, se conocerán las ignominiosas carnicerías padecidas por quienes sólo exigían en público respeto a su derecho de razonar y disentir. La historia jamás absolverá a Fidel Castro, el gran criminal superviviente en el siglo XXI. ¡Imposible olvidar!

¿Por qué el gobierno mexicano no lamentó enérgicamente los hechos como lo hicieron la Unión Europea y EU? ¿Por qué no criticó el nuevo crimen perpetrado por Fidel y Raúl Castro, los dos dictadores cubanos, como si la muerte de Orlando Zapata hubiera sido la de un perro callejero? ¿Por miedo a la izquierda mexicana? ¿A la qué..?

 



«El hombre sin honra peor es que un muerto»

jueves, 4 de marzo de 2010

La pesadez de un régimen pesado

Comentario. Fernando Rodríguez Doval

Dirección y Edición. Paola Villela.

Hace unos días murió Orlando Zapata, un preso político que llevaba 86 días de huelga de hambre. El gobierno de la isla lo calificó como un delincuente a pesar de saber que era un ferviente luchador por los derechos humanos. No podemos permitir que sigan sucediendo estos actos, hay que denunciar las múltiples violaciones a los derechos del régimen de los hermanos Castro.

Del oprobioso régimen dictatorial de impuesto a Cuba por su majestad Fidel ya no se puede agregar más de lo que tanto se ha escrito y dicho. Es claro que el señor Raúl Castro declare, en relación con la muerte de Orlando, que era un reo cualquiera, vaya desfachatez.