viernes, 27 de noviembre de 2009

Diagnóstico: México sin rumbo

Por: Jesús Caudillo

noviembre / 2009


¿Es cierto que México y el mundo están tan mal como se percibe? ¿Por qué líderes mundiales vienen a nuestro país a recordarnos que no estamos haciendo las cosas del todo bien? Sobre todo, ¿por qué nuestros políticos, en un fallido intento de representación del interés público, salen bravucones a pretender corregir a quienes nos observan desde fuera del país?

Felipe González, ex presidente de España; Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, y Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz 2006, entre otros, estos líderes se presentaron los días 18 y 19 de noviembre pasados en la ExpoManagement 2009 que, como cada año, organizó la empresa HSM. Los tres, cada uno a su modo, coincidieron en que México se mantiene rezagado por su incapacidad de adaptarse a la dinámica geopolítica y económica que hoy rige el mundo.

El ex mandatario español, Felipe González, reflexionó en torno a la nueva realidad mundial que hoy vivimos, en la que destaca la inconsciencia de América Latina sobre su relevancia geopolítica, sobre la incapacidad de ésta para asumir sus responsabilidades políticas, sociales y económicas. Encomió a los empresarios mexicanos a firmar y comprometerse en torno a un gran acuerdo nacional que dé sentido a la vida pública. Recomendó a nuestro país pensar en necesidades del presente y del futuro, proyectar a la que llamó la "generación del Bicentenario".

La de González fue una intervención que buscó poner al sistema geopolítico y económico en su lugar, reconocerle sus dimensiones. Exhortó a no olvidar el origen de la crisis económica actual, que se ubica en empresas financieras que no han modificado sus prácticas ni formas de operación.

Fue una reflexión sobre la inconveniencia de insistir en el uso del modelo del Estado mínimo; pero también un llamado de atención a las potencias mundiales, específicamente a las que conforman el G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) a no contribuir con la desestabilización económica, sino a trabajar por su solución.

Joseph Stiglitz, economista estadunidense, aseguró que el manejo de la crisis realizado por el gobierno mexicano fue uno de los peores del mundo, y destacó que las estadísticas de crecimiento son muy débiles y pesimistas para el país. Hizo énfasis en el vínculo entre la lenta recuperación económica de Estados Unidos y una política fiscal que no estimula la economía nacional, y la calificó como una combinación preocupante.

Lo interesante es que, pocas horas después de haber presentado este panorama, Stiglitz fue blanco de ataques francos e inclementes por parte de algunos funcionarios públicos que se sintieron aludidos al respecto.

Agustín Carstens, secretario de Hacienda y Ernesto Cordero, secretario de Economía, calificaron a Stiglitz como ignorante de la realidad mexicana y le recomendaron informarse más sobre ésta. Así fue. Son los mismos que dijeron que la crisis económica sería "un catarrito" para México. Los mismos que se niegan a aceptar que la caída de la economía mexicana este año es de 7 por ciento. Sí, leyó usted bien: ¡7 por ciento!

Sin embargo, Muhammad Yunus, el hombre que creó los microcréditos y las empresas sociales, llegó con un mensaje menos catastrófico. Es cierto, estamos en crisis y la que vivimos es la peor crisis de la que se haya tenido noticia desde 1929, pero también es una oportunidad para que brote la creatividad y el ingenio humanos. Yunus fue quien creó los microcréditos para personas pobres en Bangladesh a causa de una ola de hambruna que azotó a aquel país en la década de los 70.

"Si no hubiera existido esa crisis en mi país, yo no me hubiera dedicado a la creación y promoción de las empresas sociales. Seguramente seguiría siendo un profesor universitario, pero no hubiera obtenido el premio Nobel por eso", afirmó el líder asiático. Por esa razón, Yunus insistió en que en los negocios debe haber más motivos que la "maximización de la utilidad", dado que, consideró, ha sido esta idea la que ha sumido al mundo en la crisis económica mundial.

Es cierto, se trata de que los ciudadanos seamos capaces de definir un problema público, entender una necesidad y satisfacerla sin esperar la obtención de utilidades. Sin embargo, ni México ni Latinoamérica han sabido encontrar su lugar en la nueva realidad mundial. Los mecanismos de participación ciudadana se mantienen cerrados para unas minorías. Los gobiernos mantienen instituciones corruptas y opacas en el manejo de recursos. Emplean un modelo de administración pública que ha perdido vigencia. Siguen sin potenciar capital humano, técnico, científico, tecnológico, de infraestructura.

Aunado a esto, el gobierno mexicano ha manejado la economía sin alguna racionalidad de largo plazo y conveniente para todos. Y todavía tenemos funcionarios bravucones e inútiles que se ofenden porque alguien con evidencias, diagnostica que no están haciendo las cosas bien. Así, ¿a qué puerto pretendemos llegar?

«La justicia es la verdad en acción»

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