sábado, 12 de abril de 2008

La alarmante situación de mi patria

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Enrique Galván-Duque Tamborrel
12 de abril de 2008


«Con la patria se está, con razón y sin razón, en todas las
ocasiones y en todos los momentos de la vida, como se
está con el padre, con la madre, con la familia, con todo
aquello que es el complemento de nuestra personalidad»


Aprendí de mis mayores –familiares y maestros, que en verdad eran maestros—, y es base de mis principios cívicos, el amor y respeto a mi patria. De los 79 años de edad que tengo, 70, o sea el 89%, me tocó vivirlos bajo el abominable gobierno hegemónico de la “trinca infernal” (PNR-PRM-PRI), más nunca decayó ese mi primer, grande e imperecedero amor. Es claro que he sufrido el dolor de ver a ese gran amor sumido en la pobreza, desigualdad e injusticias sociales, provocadas por la endémica desunión e irresponsabilidad de todos los mexicanos. He sufrido con ver como gente que se dice mexicana destruye al país y sus congéneres irracionalmente: Tala de bosques, destruyendo el ecosistema, produciendo y comerciando drogas y enervantes, contaminando el medio ambiente, etc., etc., etc.

Ahora, cuando se vislumbraba la posibilidad de empezar a aprender a vivir en una verdadera democracia, aparece en escena un “iluminado” que se cree la esperanza y salvación de México, y que para el logro de sus turbias metas no escatima engañar a mucha gente que, aunque menoría, son también mexicanos que entran al juego de la confrontación con otros mexicanos, con el único objeto de complacer al “Mesías” para llevar, como único resultado posible, a México a la debacle total.

La historia de México nos dice que, desde que nacimos independientes, empezaron los agarrones entre mexicanos. Que si porque eres rojo o amarillo, y yo soy azul; que si porque eres o no de tal o cual religión; qué sé yo, el caso es que pretextos no faltaban para entrar en la confrontación y agarrarnos a las greñas. Y el resultado de esas confrontaciones constantes nos fue llevando a la pobreza y degradación moral y material en que nos encontramos. Lo paradójico del asunto es que los dos únicos periodos de relativa paz de que ha gozado nuestra patria es bajo dos dictaduras, una de un hombre y otra de partido: Porfirio Díaz Mori y la Trinca Infernal (PNR-PRM-PRI). ¿Será que necesitamos imprescindiblemente de una dictadura para vivir en relativa paz?

Seguramente muchos dirán que exagero y dramatizo nuestra situación. Ojala y así fuera, pero desgraciadamente no los es. Hace un par de años, cuando las campañas políticas estaban en su apogeo, a un iluminado se le acorrió lanzar al ciber-espacio su visión de que Andrés Manuel López Obrador era un serio peligro para México, en ese entonces muchos lo consideraron extremadamente exagerado e incluso lo anatematizaron. Ahora la gran mayoría, incluyendo algunos perredistas, al recordarlo, no sólo lo recuerdan y perdonan, sino hasta lo consideran clarividente.

Lo que están cometiendo los del Frente Amplio Progresista (FAP) –ya el PRD pasó a la historia-- es un delito de lesa patria, pues están a todas luces empecinados –bajo el pretexto hábilmente inventado por AMLO de “No la privatización de Pemex”, fraguado hábil, obtusa y malévolamente para azuzar a las “masas” que se dejan engañar-- en destruir a México, sí… a nuestra patria.

Yo ya voy de salida de esta vida, y cada día me dan menos ganas de seguir viviendo, pero no deja uno de pensar --aquí entra el amor a la patria-- que va a ser de los que continúan viviendo en ella, ¿qué va a pasar? Se dice que: “Dios aprieta pero no ahorca”, “Todo se pierde menos la fe” y “La verdad y la justicia siempre prevalecen”, sí…, todo eso es cierto pero ¿a qué costo? ¿Será cierto aquello de que los mexicanos estamos destinados a vivir en la ignominia?

Sea lo que sea, mientras viva yo seguiré empecinado en luchar –entendiendo que mi lucha, por obvias razones, se reduce en hablar y escribir— por la paz, por el bien del ser humano, por la igualdad de oportunidades, por los niños, por los viejos y por que prevalezca el amor entre todos los seres humanos.

Finalmente comento someramente las incongruencias de AMLO, las que, aún dentro de su paranoia, estoy seguro que ni él mismo puede y/o sabe definir:
1.- Asevera que ama a su patria. ¿Es amor a la patria tratar de destruirla?
2.- Dice que el representa a la mayoría. ¿No es obcecada necedad ignorar las múltiples encuestas que indican que los que lo siguen conforman una minoría?
3.- Dice que tiene gente muy valiosa a su lado. ¿A quienes?
4.- Primero se abanderó con los pobres, después deambuló, por fin encontró otra bandera: Pemex. ¿Se puede comprender tanta falacia en una persona supuestamente cuerda?
5.- Cuando lo entrevistan a el sólo se le enreda la lengua y no sabe como explicar sus pretensiones, se enreda y acaba por abortar.
6.- Solamente en sus mítines, rodeado, protegido y apapachado de sus paniaguados: Claudia, Piedra, Noroña, Batres, Dante, Camacho, etc. puede hablar, pero siempre es más de lo mismo.
7.- Se jacta de demócrata. ¿Es democracia el bloqueo al Congreso de la Unión?
8.- Pregona que el haya debate. ¿Qué no el debate se hace en las tribuna del Congreso, la cual bloquea y la hace suya?
9.- Pregona la manifestación pacífica. ¿No es provocar camorra lo que hace?
10.- Se manifiesta contra la pobreza. ¿Cómo se va combatir la pobreza si no se trabaja?

Y aún has más, pero ahí lo dejo, para muestra sólo es necesario un botón.

«Preguntad a ese hombre lo que es la patria y la libertad y os contestará que lo que él quiere es dinero y no trabajar» A. Duks







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