domingo, 27 de julio de 2008

¿Qué hizo Vicente Fox, cómo terminó su mandato?

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

“La verdad adelgaza y no quiebra
y no quiebra y siempre anda sobre
la mentira como el aceite sobre el agua”

Algunos comentaristas de los medios, con ojos sólo para los hechos que sirven para criticar a Vicente Fox, forman opinión pública negativa: Fox casi no hizo nada, dejó pasar las oportunidades, contaminó el proceso electoral, no se atrevió a hacer valer la ley, se dejó manejar por los Estados Unidos. Sólo vio la economía de los empresarios y quiere engañarnos diciendo que la pobreza es menor que antes.
Si escucha uno a cualquiera de los secretarios de estado, escuchará testimonios y datos duros de los logros de esta administración y la comparación muy favorable respecto a las anteriores, y le explicarán los avances de fondo cuyos resultados se verán después.
Hace daño no conocer lo que si se hizo, hace daño evaluar sin objetividad y sin información al Gobierno Federal con miles de profesionales, muchos de ellos comprometidos en serio con su labor de servidores. Es un hecho que el ambiente está parcialmente contaminado por quienes escriben por consigna y por otros independientes pero resentidos contra Vicente Fox.
En su último informe, Vicente Fox no es triunfalista, reconoce fallas y muchos problemas sin resolver y refleja una madurez política que ciertamente no tuvo al iniciar su mandato. Concluye en escenario en forma similar a la de Zedillo, desde luego con grandes diferencias. Impugnado por sus enemigos, con presencia internacional positiva, con estabilidad económica sin crisis, reconociendo que faltaron muchas cosas por hacer y con un avance real en la democracia pero cuestionado por los que querían otro resultado.
Los anteriores presidentes: Carlos Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid, José López Portillo y Luís Echeverría Álvarez, todos ellos terminaron con situación de crisis, con un repudio no sólo de sus enemigos sino de gran parte de la sociedad.
Analizamos el Mensaje del Presidente Vicente Fox, exponemos nuestro balance: logros, buenos propósitos mal manejados y errores de su gestión de casi seis años, de manera muy sintética:
Logros y aciertos.- Ley de transparencia y acceso a la información pública gubernamental es el logro principal. Hay más libertades ahora que en todo un siglo anterior. Estabilidad económica, con la inflación más baja en 30 años, sin ninguna crisis y disminución de la deuda externa. Inicio de la corrección del grave problema de pensiones del seguro social, que lo tenía técnicamente quebrado. Mayores recursos a la educación en enciclopedia y becas. Seguro Popular. Aumento de los salarios mínimos por encima de la inflación. Construcción de vivienda social en cantidades similares a tres sexenio anteriores juntos. Acceso a créditos de las clases medias. Ley del Servicio Profesional de Carrera. Estrategia y método de innovación gubernamental con parámetros de nivel internacional. Programa de oportunidades con amplia cobertura y aceptación social. Reconocimiento y respeto a la autonomía del Poder Judicial. Aceptación y vivencia del Federalismo a pesar del abuso de la soberanía estatal por parte de quien fuera gobernador de Chihuahua. Respeto a la autonomía del PAN. Posición independiente internacional a favor de la paz cuando los Estados Unidos tuvieron conflictos bélicos en Medio Oriente.
Propósitos mal manejados.- Insuficiente crecimiento económico y por ende de empleos productivos. Creación de la Secretaría de Seguridad Pública, sin llegar a unificar a las policías federales y sin depuración. Proyecto de Reformas de la Seguridad y la Justicia, de extraordinario contenido, poco estudiado y mal “cabildeado por el PAN, saboteado por la PGR, sin respaldo de la Secretaría de Seguridad. Reconocimiento a la autonomía del Poder Legislativo pero con débil relación, pues confió más en Diego Fernández, la “maestra” y otros del viejo sistema, que en la operación política de relación, consulta y cabildeo. No haber cedido a las presiones de Napoleón Gómez del sindicato minero, pero con pésima intervención en SICARSA. Reforma fiscal, que abortó como IVA a medicinas y alimentos. Reforma energética, a la que priistas duros y perredistas calificaron como privatización. Reforma a Ley de Radio y Televisión, impulsada sin verdadera consulta, aunque esto realmente se les debe imputar a los legisladores. Acuerdo Migratorio con Estados Unidos, el Gobierno Mexicano creó demasiadas expectativas unilateralmente, sin considerar la situación norteamericana. La ayuda económica a Chiapas sin ir a las causas de fondo y con una reforma legal que no tuvo suficiente aceptación política, asunto en el que realmente el principal responsable es el gobernador del estado. El apoyo a la democracia en Cuba, con torpezas en la relación con Fidel Castro, quien se lo comió con su malévola astucia...
El combate al Narcotráfico con fallas serias. Preservó gobernabilidad en grado aceptable pero toleró que la Secretaría de la Función Pública no lograra nada eficaz contra “peces gordos” de la corrupción, quienes, como lo expresó Francisco Barrios, “son pillos pero no pendejos”, por aquello de que no les pudieron probar nada. Presupuesto transparente del gasto público con las inercias del pasado.
Supuestos errores y fracasos.- Muchos analistas y politólogos consideran dentro de este rublo a la falta de firmeza ante el conflicto que recrearon sus adversarios políticos en San Salvador Atenco y que culminó en cancelar el proyecto del nuevo aeropuerto internacional. El haber dejado casi intactos a los grupos del viejo sistema político en las instituciones de Seguridad y Justicia. El haberse dejado aconsejar en el proyecto del desafuero a López Obrador por amigos de Salinas de Gortari y enemigos de López Obrador. El intento de que Derbez llegara a la OEA. La relación con el Gobierno del DF, incluyendo la solución al caso Tláhuac. Privilegió a Santiago Creel en lugar de dejar su responsabilidad al PAN, pero respeto la decisión de su partido.
Sin embargo cabe decir con honestidad que ha habido una interpretación errónea en algunas de estas cosas, derivada esta por la mala costumbre fabricada durante 7 décadas de que el presidente en turno intervenía en todo y su voluntad era omnímoda. Además el centralismo era absoluto, todo se resolvía en Palacio Nacional –después fue en Los Pinos--, desde ahí se quitaban y ponían gobernadores y presidentes municipales, jefes de policía locales, jueces, en fin, todo. Al ejército se le usaba para reprimir, existía el delito de disolución social, mediante el cual se iba a la cárcel, previa paliza, todo el que alborotaba. Ya no más esto. Ahora el ejército ha recuperado su prestigio y la admiración del pueblo, hay plena libertad de pensamiento y de expresión –oral y escrita--, los estados recobraron de hecho su soberanía --falta que la recuperen en su totalidad los municipios--, en fin caminamos por la senda correcta para lograr la democracia, para que esta sea efectiva y no nada más de discursos demagógicos.
Todo esto resulta muy fácil decirlo pero hacerlo es muy difícil, en esto está empeñado hasta la tozudez Vicente Fox, a costa de quedar como el cohetero, sobre todo porque a la gente le es muy difícil entender esto, pero como no hay mal que dure cien años, siguiendo por la misma ruta finalmente la gente lo entenderá y aprenderá.
A Fox le endilgan todo, basta leer en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos las atribuciones y responsabilidades del Presidente de la República para entender lo que puede y no puede legalmente hacer. Muchos todavía no entienden aquella contestación de Fox durante el conflicto que se suscitó entre las televisoras Azteca y Canal 40: ¿Y yo por qué? ¡Claro! Si el asunto se ventilaba en los Tribunales, o sea en el ámbito del Poder Judicial. Porque, además, ahora ya funcionan con absoluta autonomía los Poderes Legislativo y Judicial.
Viendo las cosas a través del color de este cristal, se verá que Fox ha cumplido satisfactoriamente, esa es la verdad, y no hay que olvidar: “que es lengua la verdad de Dios severo y que la lengua de Dios nunca fue muda”

miércoles, 23 de julio de 2008

¿Izquierda progresista?

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

En una mañana de un bonito día, al calor de un sabroso desayuno, leía en un periódico los pleitos entre las cúpulas del PRD. Ahí hablaban de la Izquierda Unida, la Nueva Izquierda, la Izquierda Progresista y la Izquierda Conservadora, total que me enredé con tanta izquierda que hasta el brazo derecho me dolió.
Aunque en realidad nunca he entendido bien el verdadero –cada quien la interpreta como se le da la gana, según me ha dado cuenta-- significado de una y otra. Desde hace tiempo me ha llamado la atención la nombrada “Izquierda Progresista”. Yo siempre he entendido, además que lo he consultado y reconsultado en el diccionario, que progreso significa: acción de ir hacia delante, avance, adelanto, perfeccionamiento. De ahí que progresista es la persona que progresa, que va hacía adelante, que avanza, que va hacía adelante, que se perfecciona.
Pero resulta que los “izquierdo-progresistas” –cuando menos aquí en México-- más bien parece que hacen todo lo contrario. ¿Por qué lo digo?, pues porque todas sus acciones más bien tienden a causar caos y por ende a retrasar cualquier avance –lo que equivale a retroceder-- precisamente lo contrario a progresar.
Ellos pregonan que son la imagen pura del bienestar de la gente, y reflexionando en ello se llaga fácilmente a la conclusión de que no existe ningún mexicano, medianamente sensato, que no esté de acuerdo con esa tesis consistente en que 'Primero los Pobres'. ¡Seguro que primero los pobres! ¿Quién puede oponerse a semejante propósito político y social?
Quienes realmente queremos a este país deseamos elevar a la altura mínima exigida por la dignidad humana, a todos aquellos compatriotas que carecen de lo estrictamente indispensable.
Indiscutiblemente que queremos educación para todos, que queremos bienestar para toda la nación, que queremos un ingreso mínimo per cápita de 300 mil pesos al año para los mexicanos, que queremos apagar todas las mechas encendidas que no hacen sino atentar en contra de la estabilidad y del desarrollo en general del país. Solamente una mente enfermiza puede estar en contra de ellos.
Queremos aumentar el ingreso, pero a través de la productividad y no a través de decretos ya conocidos que disparan la inflación con todas sus consecuencias. ¿Quién no desea ayudar a los indígenas de México? ¿Quién no desea alfabetizarlos? ¿Quién no desea contener la emigración de cientos de miles de mexicanos a los Estados Unidos? ¿Quién no quiere agua potable, televisión, estufas, piso de concreto y paredes de ladrillo en cada familia mexicana?
Creo que todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, pero para ello es totalmente incongruente las tomas de tribuna en el Congreso, los bloqueos de calles, los borlotes, etc. La única célula generadora de riqueza es la empresa y los empresarios, a los que por sistema les llaman hambreadores del pueblo o parásitos sociales, son los agentes operadores del bienestar. La práctica lo ha demostrado una y mil veces.
La inmensa mayoría de los mexicanos, con un gramo de sensatez, coincidimos con ese fin, pero también estamos concientes de que la única forma de lograrlo es con trabajo y más trabajo para generar la suficiente riqueza para crear empleos, esta y no otra es la herramienta verdaderamente eficaz para ayudar a los pobres.
Yo no vislumbro cómo se puede, con las ideas que pregonan la “izquierda progresista” pueda lograrse esos objetivos, muy al contrario, generarían más pobreza que ahondarían más la desigualdad imperante y nos llevaría a una pobreza generalizada. Además, para imponer esas ideas necesitarían irremediablemente acudir al uso de la dictadura, lo cual reduciría –por no decir se acabaría-- las libertades por las que tanto ha luchado el pueblo mexicano.
Nadie con un poco de inteligencia podría aceptar que las tesis económicas que pregona como panacea la “Izquierda progresista” ayudarán a la capitalización de las empresas ni estimularán la investigación tecnológica, ni ampliarán los mercados, ni estimularán la competitividad en el comercio internacional, ni abaratarán costos de producción, ni propondrán alternativas inteligentes para modificar el TLC, dando los pasos adelante necesarios para acercarnos, poco a poco, al esquema de una Comunidad Económica de Norteamérica.
La “izquierda progresista” se arroga el derecho a detener la inversión, sea ésta nacional o extranjera, por la que tanto hemos rogado. Y cabe la pregunta: ¿con que derecho ahuyentan –en vez de atraer-- a los capitales que vienen ayudarnos? ¿So pretexto de la tan cacareado pérdida de soberanía? ¡Vamos! Esa pérdida estaría a la vuelta de la esquina de aplicar los métodos que pregonan. ¿Evidencias? Aquí cerca tenemos uno: Cuba.
¿Cuáles son los métodos que aplica la “izquierda progresista”? Veamos: estimula el odio entre todos los mexicanos polarizando al país, crea trincheras con la única intención de dividirnos, estimulando con esto el flagelo que hemos sufrido por atávico mal de los mexicanos: la desunión.
¿Esta es la “izquierda progresista” por la que tanto escandalizan los Fernández Noroña, Leonel Cota, Alejandro Encinas, López Obrador, Pablo Gómez, Rosario Ibarra, Elena Poniatowska, etc. etc.….? Me niego a incluir entre este selecto grupo a gente como Porfirio Muños Ledo, Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard, Arturo Núñez, entre otros similares, porque éstos ahora pueden portar el distintivo de la “izquierda progresista” y mañana la del PRI, o la de Convergencia, total que no son de aquí ni de allá.
¡Ah! pero ahí no para el asunto, hay que tratar de meterse a entender que son, o que pretenden, o cual es su mística, o lo que sea que haya que entender, de las izquierdas: unida, nueva, vieja y conservadora. Yo he tratado de hacerlo pero y0 de plano desistí, mi intelecto no llega a tanto. Varias veces recurrí a connotados analistas y/o comentaristas de la radio y televisión, les mandé varios mensajes pero ninguno se dignó contestarme, o cuando menos tratar el asunto en cualquiera de sus programas. El único que atendió mi petición, cosa que se lo agradecí oportunamente, fue Héctor Aguilar Camín, que en uno de sus programas semanales por el Canal 2 de Televisa, que se llamaba “Zona Abierta” –ya desapareció del aire-- trató el tema. Para tal objeto invitó a cuatro connotados intelectuales, dos supuestos izquierdistas y dos derechistas. Después de una hora de debate no se llegó a una definición definida, porque según ellos realmente no era actualmente posible.
Total que se queda en las mismas. ¡Ah! pero como les gusta alborotar el gallinero a los susodichos dizque izquierdo-progresistas. Mejor ahí la dejo.

jueves, 17 de julio de 2008

Reforme Energética

Por: Antero Duks
¿Es la reforma energética factor clave para el desarrollo de México?
¿Significa la pérdida de la soberanía poner en manos de particulares los bienes de energéticos de la nación?
Nuestro país necesita de inmensos recursos económicos para asegurar energía para los siguientes cincuenta años. Obviamente que el gobierno federal cuenta ya con un plan que garantice al país la producción y elabasto de energéticos para las próximas dos o tres décadas. ¿Pero, y el dinero? ¿Cómo se va a conseguir, o quién lo va a aportar? De ninguna manera podemos descuidar el futuro energético de las generaciones venideras.
Se necesitan recursos tantos como la mitad de los que comprende la deuda pública cuando una significativa parte del presupuesto anual de la nación se utiliza para pagar los intereses que esta (deuda pública) genera.
Todavía no se tiene asegurado el abasto de combustibles fósiles ni eléctrico, ni tampoco nos hemos preocupado por invertir en investigación, tecnología, extracción, perforación y nuevas formas de generación de energía más basta y más barata. ¿Continuaremos importando gas natural y gasolina para satisfacer la demanda domestica o estaremos racionando la energía eléctrica dentro de veinte años, cuando esta sea insuficiente para satisfacer las necesidades de la población? Y un cuestionamiento mayor
¿Significa una violación y pérdida a la vez de la soberanía y dignidad nacional el permitir que particulares, nacionales y extranjeros inviertan en la generación y producción de energía necesarios para la subsistencia económica del país?
Todo mundo estaría de acuerdo en que ambos rubros (petrolero y eléctrico) permaneciesen en manos del Estado siempre y cuando los recursos económicos destinados a estos rubros fuesen bastos y fluyeran sin ningún contratiempo. El problema es que no los hay, cuando menos en el corto plazo. Ahora bien, Estaríamos dispuestos los Mexicanos a hipotecar el futuro de nuestros descendientes con los ritmos de producción de energéticos actuales? La respuesta es obvia, por tal razón se enfrenta dos dilemas: uno, permitir la participación de particulares en los dos rubros (combustibles y electricidad) y asegurar el futuro energético de México, aun se viole la tan cacareada y ultra profanada soberanía nacional, y segundo, crecer al ritmo que se pueda y a como Dios nos de a entender, con recursos emanados del pueblo, por eso si bien soberanos y férreos defensores a ultranza de los recursos naturales pertenecientes a la nación.
Si decidiéramos por la primera opción y reformáramos lo indispensable y necesario para permitir que las nacionales y extranjeros invirtieran en la producción energética, no sólo estaríamos asegurando el futuro y el desarrollo de nuestro país también se crearían miles de empleos directos e indirectos. Esto permitiría a PEMEX invertir en la exploración, perforación, petroquímica y distribución de energéticos fósiles, a la CFE y a la CL y FC invertir en investigación de nuevas formas de generación de energía, amen de otros proyectos de producción macro eléctrica. En el largo plazo dejaríamos de importar gas natural, gasolina y otros derivados y eliminaríamos la idea de que en algún momento tendríamos que racionar la energía eléctrica. Imaginémonos los costos de producción de los componentes de la canasta básica si el costo de los energéticos se redujese, eso animaría al ciudadano común a consumir más puesto que contaría con un excedente producto del ahorro en energéticos.
Si se optara por la segunda propuesta, imaginémonos a nuestros hijos y nietos continuar pagando tarifas similares a las que se pagan actualmente (de las más caras del mundo). Además de seguir importando combustibles fósiles y de altos costos en materia de energía eléctrica, frenaríamos el desarrollo comercial del país, puesto que la energía seguiría siendo cara y tal costo influiría en la competitividad de los costos de producción en los bienes hechos y producidos en México. Si los costos energéticos son altos, es menos probable que los grandes capitales no miren a México atractivo en materia de inversión, por lo tanto menos inversionistas estarían dispuestos a invertir.
Perderíamos inversiones que generarían empleos y si no se crean suficientes empleos seguiríamos obligando a nuestro connacionales a seguir buscando oportunidades en algún estado de la Unión Americana pizcando manzanas o de cocineros en algún restauran de comida rápida.
Ahora bien, como explicar que los beneficios de llevar a cabo una reforma energética realmente ocurran en un futuro. El permitirle a los particulares invertir en la generación de energéticos aumentaría la oferta, la cual ellos (los empresarios) estarían dispuestos a ofrecer y vender a los demandantes (consumidores). Esto quiere decir que los niveles de producción de energéticos se elevarían por su bajo costo de producción y la demanda como tal se elevaría si y sólo si el precio de estos (energéticos) se redujesen lo cual seria inminente porque el mercado crearía nuevas condiciones con toda una gama de diferentes competidores en materia de combustibles fósiles.
Para el caso de la energía eléctrica su precio se reduciría por los bajos costos de producción, y la bastedad de esta para cubrir la demanda de los consumidores. Ante tal oferta, las empresas consumirían más, producirían más y a un costo mucho más bajo. Los consumidores por lo tanto experimentarían una disminución significativa en su gasto, disminución que estaría dispuesto a invertir, ahorrar y gastar, la cual crearía más riqueza que a su vez crearía más demanda y oferta adicional. Desde ese punto de vista, con un marco jurídico en materia energética liberalizada, los grandes capitales estarían dispuestos a invertir en México. Y es que verdaderamente lo bajos costos en electricidad y combustibles son un incentivo que puede convencer a los capitales internacionales de traer su dinero a invertir en un país con una infraestructura moderna y libre de prejuicios políticos y morales que solo dan como resultado lo que se vive en materia energética en el sentido económico. En nuestro país, privatizar o permitir la inversión privada va más allá de un beneficio social, o una decisión económica. Existen diferentes intereses con tintes políticos de uno u otros bandos: pro-privatizadores y nacionalistas.
Todos los grupos políticos libran una batalla en el terreno político. No existe en el horizonte económico una muestra clara de concordancia que asegure el futuro de nuestro país en materia energética. Lo único claro es que se necesitan bastos recursos económicos y estos por el momento no fluyen de ningún sector, ni publico, ni privado y si estos no llegan con prontitud, nuestro país corre el riesgo de quedar a la saga competitivamente en el entorno económico mundial.

La Reforma Energética

OPINIONES DIVERSAS
(04-07-08)


Escribió: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Trabajé para PEMEX varios años, durante los cuales pude constatar la tremenda corrupción que prevalece en todas sus áreas, de personal sindicalizado o no sindicalizado --los llamados “de confianza” (qué tal si no fueran de confianza)--, pero el que se lleva la palma es el sindicato (STPRM), este es el verdadero dueño de la industria petrolera, en PEMEX no se hace nada que no tenga la mano metida hasta el fondo el sindicato. Bueno, comprendamos, hablar del sindicato es referirse a los malditos líderes corruptos, y obviamente sus camarillas, que lo han manejado. Estos turbios personajes, ríanse de los capos del narcotráfico –además a la mejor están confabulados--, estos señores controlan ni más ni menos que la mayor riqueza que el país tiene, o sea son los grandes señores de México, y no necesitan hacer tantas alharacas, ¿para qué?, si así poseen todo lo que quieren.
Concluyo: Mientras siga existiendo ese “CARTEL PETROLERO”, cualquier reforma que se haga de la industria petrolera servirá para nada. Entonces la solución es acabar con ese cáncer, pero ¿cómo?, he ahí el quid, yo creo que primero se acaba el mundo. Ahorita lo estamos viendo con la campaña contra los narcotraficantes, muertos por doquier; imagínense lo que sería una campaña contra la mafia de líderes corruptos –que son todos en cualquier área-- que conforman un poder inconmensurable y omnipotente. Dios guarde la hora. ¿Quién es el guapo que se lanza? Agréguele algo más a ese maléfico co coctel, que esas mafias tienen una gran influencia sobre los medios de comunicación, escritos y electrónicos, sino que hasta dueños son.
Esto que aquí escribo lo saben todos los gobiernícolas, de los tres poderes, pero ¿qué pueden hacer? Nada más gastar la pólvora en infiernitos, algo tienen que hacer para justificar aparentemente los grandes sueldos, prestaciones y prerrogativas de que gozan.
MÉXICO CREO EN TI…

"Masiosare", el enemigo extraño.

Autora: Profa. Narcon Suplanta Tusuelo

Masiosare, ese extraño enemigo del que se hace mención en nuestro himno nacional, ha reaparecido y está nuevamente entre nosotros: Profanó con su planta nuestro suelo y está listo para destruir a México.

Lo triste es que Masiosare, es extraño pero no extranjero y de hecho ha estado eternamente entre nosotros; el principal y más terrible enemigo que ha tenido por siempre el mexicano, es el mexicano de al lado, dispuesto a hacerlo pedazos.

Los mexicanos tenemos esa maravillosa tendencia a achacar todos nuestros problemas a alguna misteriosa y maquiavélica fuerza ajena a nosotros: perdemos el mundial porque el árbitro está en contra nuestra; en las olimpiadas los jueces de la caminata están en contra de los mexicanos; Fernando platas no le cae bien a los jueces de clavados y por eso lo califican mal; seríamos ricos si los españoles no nos hubieran conquistado; seriamos potencia si los gringos no nos hubieran quitado el territorio del norte y hubiéramos ganado el mundial del 94 si Mejía Barón hubiera hecho los cambios y hubiera metido a Hugo.

Por supuesto, López Obrador hubiera ganado si no fuera por el complot de la derecha internacional orquestado, con el cariño de siempre, por el osito Bimbo.

Nunca se nos ocurre pensar que los problemas de los mexicanos pueden ser culpa de los mexicanos, principalmente porque somos enemigos unos de otros.

En casi todos los países del mundo, el ataque de un extranjero provoca la unión del pueblo por más dividido que esté. Aquí nos divide más. El presidente de TODOS los mexicanos (aunque hayan votado por otro partido) se llama Felipe Calderón. El señor se fue a una gira por Europa que tuvo bastante éxito y en la que desde luego nos dejó mucho mejor parado que su antecesor. En esta gira hubo cosas interesantes, se promovió al país, se le dio buena imagen, se dio confianza al inversionista..., pero las noticias en México le dieron más importancia a los berrinches del Mico Mandante Chávez.
Calderón, representante de todos los mexicanos, habló de unidad en Latinoamérica por encima de izquierdas y derechas. Mico Mandante Chávez no perdió oportunidad para arremeter en su contra, insultarlo y burlarse de él y por tanto, del pueblo de México. De inmediato los diputados y senadores del PRD y otros partidos hicieron la 'Cargada', pero del lado del venezolano: es necesario restablecer la relación con Venezuela, sin importar los insultos que su presidente inflija al nuestro.

Hace poco el señor Bush habló ante su parlamento, dominado por la oposición. Fue presentado por la presidenta parlamentaria, de oposición también, quien en vez de tomar la tribuna y manchar de café su bandera se dirigió a los presentes diciendo: 'Tengo el honor de presentarles al presidente de los Estados Unidos de América'. No lo quieren, es su enemigo y su oposición, no es popular, pero es el presidente. Aquí lo obligamos a entrar a escondidas a la Cámara.

Calderón va a España a hablar con el presidente Zapatero y ese mismo día se le adelanta el líder de su propio partido, un loco, radical, megalómano ansioso de salir en los medios; para decir que Zapatero hace mal las cosas y que en realidad no está combatiendo el crimen organizado y el terrorismo. Esos errores no son casuales. Enemigos internos. 'Fuego amigo'. Ya ni hablar del gabinete alterno que dentro del PAN están formando los ex funcionarios, como Abascal, Derbez y el mismísimo Fox. ¡Señores, ya se les acabó su sexenio, hay que cerrar el ciclo, pasar a lo que sigue, maduren!

Fox era muy malo para la diplomacia, terrible; pero lo que le hizo Castro de grabarle conversaciones y publicarlas es una canallada, digna eso si, de un dictador senil. Los diputados y senadores de la oposición fueron al monumento a José Martí a colocar una ofrenda al pueblo cubano en desagravio..., ¡y nuestro agravio qué!

Hace cien años decía Porfirio Díaz: la razón por la que le va mejor a Estados Unidos es que una vez que alguien gana la presidencia, el pueblo y los políticos se le unen para trabajar por la nación. En cambio en México, en cuanto alguien toma el poder, todos, enemigos y antiguos amigos, se ponen en su contra. Eso fue hace cien años y pudo haber sido dicho ayer. Mexicanos al grito de guerra....., pero entre nosotros.

Y este es el meollo del asunto, nos atacamos entre todos cuando deberíamos unirnos porque es una costumbre histórica heredada de generación en generación. Cuando México firmó su acta de independencia, el 27 de septiembre de 1827, nuestro primer día como nación libre, comenzaron los golpes.

Unos querían un imperio, otros monarquía; de ellos, cada quien con un rey distinto; otros más se decantaban por la república, pero unos la querían federal y otros centralista. Eso nos hizo pelearnos todo el siglo XIX.

Cuando por fin los más importantes paladines de la dependencia se pusieron de acuerdo, formaron un congreso que nombró emperador a Iturbide como Agustín I; al día siguiente, aquellos que pelearon a su lado ya peleaban en su contra.

Nuestro primer presidente, Guadalupe Victoria, encontró a su peor enemigo en su vicepresidente, Vicente Guerrero, quien al llegar a la presidencia encontró a su peor enemigo en su vicepresidente, Anastasio Bustamante. Otros grandes antagonistas fueron Benito Juárez y Valentín Gómez Farías, siempre que fueron fórmula de gobierno.

Y esa tan lamentada invasión gringa en la que perdimos medio territorio todo mexicano la recuerda, pero casi ninguno conoce los pormenores. Mientras los ejércitos invasores avanzaban por territorio nacional nuestros líderes se peleaban entre si por el poder. Dos Marianos eran los protagonistas políticos de la época; el presidente Mariano Paredes, al mando del mejor ejército del que México había dispuesto en su historia, en vez de defender a la nación de la invasión lo usó para conservar el poder. El otro Mariano; Salas, estaba en la capital proclamando la monarquía. Los yanquis desfilaban sin mucho disturbio a Palacio Nacional.

Y en la famosa Revolución Mexicana todos nuestros 'héroes' se mataron entre si. Todos han pasado a la historia como buenos y tienen sus nombres en oro en el Congreso; sin embargo el héroe Carranza mató al héroe Zapata, el héroe Obregón mató a los héroes Villa y Carranza y el héroe Plutarco Elías Calles mató al héroe Obregón. Por cierto que el héroe Calles fue expulsado del país por el héroe Cárdenas.

El proyecto de Guerrero era quitar a Victoria, el proyecto de Bustamante era quitar a Guerrero; el proyecto de Santa Anna era quitar al que estuviera; el de Juárez fue quitar a Santa Anna y el de Díaz quitar a Juárez. Madero tuvo un proyecto: quitar a Díaz; Obregón quitar a Carranza y Calles quitar a Obregón. El proyecto de Fox era quitar al PRI..., el proyecto del ciudadano López es quitar a Calderón.

Y en torno a esto último deberíamos reflexionar, sobre aquellas palabras citadas de Porfirio Díaz: ya es hora de que dejemos de unirnos para atacar al presidente, ya es hora de que el proyecto de nación deje de ser quitar al que tiene el poder. Aunque el gringo promedio es Homero Simpson, son potencia mundial porque trabajan en equipo y porque a pesar de todo respetan a sus instituciones y a su presidente, mientras aquí Fernández Noroña trata de salir en la tele golpeándose contra el Estado Mayor.

En este momento decisivo de nuestra historia vemos una vez más a Masiosare enfrentando a todos contra todos. El ciudadano López está dispuesto a destruir y reventar este país antes de dejar que lo gobierne alguien que no sea él.

Dicen que el pueblo unido jamás será vencido... ¿cuándo será el día en que México esté unido?

Tal vez ese día si logremos derrotar a Masiosare: Ese extraño enemigo.

¿Fiesta o luto?, IFE

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Luz del Carmen Abascal Olascoaga


EL IFE, ORGANISMO PÚBLICO AUTÓNOMO... ¿AUTÓNOMO?

El 11 de octubre de 2007, el Instituto Federal Electoral cumplió 15 años de existencia. Los orígenes de su creación fueron las reformas a la Constitución llevadas a cabo en 1989 y la expedición, al año siguiente, del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe). Ambos acontecimientos dieron lugar a que el 11 de octubre de 1990 se creara el Instituto Federal Electoral, fecha en que sesionó por primera vez su Consejo General.
En un ambiente político en el que se vivía en una autocracia práctica, disfrazada de democracia, el IFE viene a revolucionar el concepto democrático, aportando verdaderas bases para la consecución de elecciones representativas. Es el primero paso hacia la transición política que culminaría de hecho en el año 2000, pero que aún tiene mucho camino por delante.
Así pues, el Instituto Federal Electoral nace como una respuesta a las exigencias ciudadanas de contar con una institución electoral imparcial, que brindara plena certeza, transparencia y legalidad a los partidos en contienda como un primer paso en el camino de la democratización del país.
De esta forma, el IFE se constituye como un organismo público autónomo, responsable de cumplir con la función estatal de organizar las elecciones federales, es decir, las relacionadas con la elección del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y de los diputados y senadores que integran el Congreso de la Unión.
Una de las principales contribuciones del IFE, desde su creación, ha sido la de erradicar de nuestra cultura política las sombras de ilegitimidad, de duda, desconfianza y sospecha que rodeaba los procesos electorales. Es por esto que, en la actualidad, el IFE es una de las instituciones más confiables entre la ciudadanía… a pesar de la enorme cantidad de basura que se le ha echado a esta institución como consecuencia de las elecciones del 2006 y de la inconformidad de los partidos políticos –concretamente PRD y PRI– con los resultados que no les beneficiaban en nada.
Si bien es verdad que los partidos contribuyen significativamente en las decisiones que toma la autoridad electoral y ejercen una vigilancia minuciosa en las acciones de la institución, también es cierto que no tienen –o no deberían tener– la facultad de remover a los consejeros ciudadanos del IFE, simplemente porque no agradaron a la mayoría de los partidos.

Pretender controlar las decisiones del IFE desde uno o más partidos políticos, equivale a negarle a esta institución la característica intrínseca que la define: la autonomía. Además, se minimiza la participación ciudadana en la recepción y conteo de los votos, o como observadores electorales, quienes también, como los partidos políticos, aseguran la imparcialidad y efectividad del sufragio.
A la luz de los recientes acontecimientos en la Reforma Electoral, muchos mexicanos nos preguntamos… IFE, ¿autónomo?

EVOLUCIÓN... ¿O INVOLUCIÓN?
Desde la fecha de creación del Instituto Federal Electoral, la normatividad constitucional y legal en la materia ha experimentado cuatro importantes procesos de reforma: 1993, 1994, 1996 y 2007, que han impactado de manera significativa la integración y atributos del organismo depositario de la autoridad electoral. Entre los principales cambios e innovaciones, resultado de estos procesos de reforma, destacan los siguientes:

1. La reforma de 1993 facultó a los órganos del Instituto Federal Electoral para la declaración de validez y la expedición de constancias para la elección de diputados y senadores, así como para establecer topes a los gastos de campaña de las elecciones.
2. La reforma de 1994 incrementó el peso e influencia de los consejeros ciudadanos en la composición y procesos de toma de decisiones de los órganos de dirección, confiriéndoles la mayoría de los votos, y amplió las atribuciones de los órganos de dirección a nivel estatal y distrital.
3. La reforma de 1996 reforzó la autonomía e independencia del Instituto Federal Electoral al desligar por completo al Poder Ejecutivo de su integración y reservar el voto dentro de los órganos de dirección, exclusivamente a los consejeros ciudadanos. Nótese, “exclusivamente a los consejeros ciudadanos”, no a los partidos políticos, que son actores involucrados en el juego político y, por lo tanto, sujetos parciales del proceso electoral, no facultados para la toma de decisiones.
4. … Finalmente, después de una constante evolución del Instituto Federal Electoral, después de muchos esfuerzos por lograr la creación de un órgano deslindado de las autoridades políticas, la reforma del 2007 viene a marcar un retroceso a todos esos avances en autonomía que se habían logrado… El IFE vuelve a estar en manos de los organismos políticos por excelencia: los partidos. De tal forma que, si los consejeros del IFE “ofenden” o “desagradan” a los mismos –o a la mayoría, con alguna decisión electoral “poco afortunada”, simple y sencillamente se están jugando “el pellejo”… ¿Para qué arriesgarse?
Si, el Instituto Federal Electoral evolucionó desde su creación, a tal punto, que hizo posible la transición política de hecho, pero eso mismo fue el detonante de su involución. ¿Inutilizarán al IFE?

ESTRUCTURA DESESTRUCTURADA: "LOS PATOS TIRÁNDOLE A LAS ESCOPETAS"

En la conformación y funcionamiento del Instituto se distinguen y delimitan claramente las atribuciones de tres tipos de órganos:
1. Directivos: Se integran en forma colegiada bajo la figura de Consejos, sólo tienen derecho al voto los consejeros sin filiación partidista o vínculos con los poderes estatales o federal. Son los responsables de velar por el estricto cumplimiento de las disposiciones constitucionales y legales en la materia, así como de fijar los lineamientos y emitir las resoluciones en todos los ámbitos de competencia del Instituto Federal Electoral… Pero ahora resulta que los “vigilantes”, son quienes emitieron la resolución de remover a los directivos… ¿”los patos tirándole a las escopetas”?
2. Técnico-ejecutivos: Se organizan predominantemente por miembros del Servicio Profesional Electoral, bajo la figura de Juntas Ejecutivas.
3. Vigilancia: Se conforman con representación preponderante y partidaria de los partidos políticos, bajo la figura de Comisiones.

¿CELEBREMOS?
A quince años de existencia, el IFE ha pasado por varias reformas y se ha ido perfeccionando. ¿Qué pasó en el 2007, hace escasos meses? Una de las instituciones con mayor credibilidad y aprobación ciudadana –por encima, desde luego, del Congreso de la Unión, por ejemplo–, fue desmantelada, como factor de negociación sacrificable, con tal de obtener una reforma fiscal, bastante cuestionable, por cierto.
Mexicano, ¿tenemos algo que celebrar? ¿El aniversario de creación de una institución autónoma que, de hecho, ya no lo es? ¿Fiesta o luto?

Así deben ser las marchas y/o manifestaciones

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Raúl Espinoza Aguilera

«Ese admirable orden social en que tana gusto vive
una pequeña parte de la sociedad, que, por fortuna,
es la que tiene educación y la cultura del respeto»
Benavente**


La mañana del domingo 22 de junio lucía un sol radiante en un cielo azul intenso; la Ciudad de México se encontraba tranquila. Desde hacía varias semanas se habían estado distribuyendo pósters, volantes, invitaciones; también se habían difundido anuncios por radio, abundantes correos electrónicos, telefonemas y, sobre todo –me parece que fue lo más eficaz–, la comunicación de persona a persona, de familia a familia, en la que se informaba que se estaba organizando una manifestación en defensa de la vida humana.
Sin duda, constituía una oportunidad histórica para que las familias mexicanas demostraran públicamente a la sociedad que saldrían a las calles para pedir respeto por los niños no nacidos con ocasión de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación está por decidir si es inconstitucional o no la ley del aborto aprobada por la Asamblea del Distrito Federal, que autoriza la destrucción de la vida en los menores de doce semanas.
Desde las nueve de la mañana en que se comenzó a juntar gente en la Ex-Glorieta de Peralvillo, pude ser testigo de que no hubo “acarreados”, sino que de forma libre y voluntaria, miles de personas de las más diversas condiciones sociales se unieron en una sola voz, que se resumía en lo que decía una de las pancartas: “México dice sí a la vida”. En otras más se expresaba: “Mamá, estoy feliz latiendo dentro de ti”; “Gracias, mamá, por dejarme vivir”; “¡México dice sí a los derechos de los concebidos!”.
A esta pacífica manifestación se dieron cita intelectuales, catedráticos, jóvenes de diversas escuelas y universidades, comunicadores, médicos y enfermeras, profesionistas, obreros, campesinos, amas de casa, gente del Distrito Federal y muchos otros que vinieron de provincia.
Pero, sobre todo, quisiera destacar la presencia de muchísimas familias: padres, hijos, abuelos, primos, nietos... Fue una impresionante manifestación de las familias mexicanas en favor de la vida humana. Algunos papás, amigos míos, a los que saludé y me presentaron a sus hijos –niños y adolescentes–, todos se mostraban contentos y orgullosos de participar en esta manifestación.
Personalmente me conmovieron grupos de indígenas otomíes y mazahuas que se trasladaron desde sus pueblos para sumarse a esta movilización. Cantaban y hablaban en sus respectivos dialectos y portaban los estandartes de la Virgen de Guadalupe y de San Juan Diego.
Yo asistí a la manifestación junto con un joven matrimonio, amigo mío, y acompañados de sus dos hijos: Mariano (de ocho meses), y Patricio (de cuatro años). Un periodista se acercó para entrevistarlos, preguntándoles por qué asistían a esta manifestación. Este matrimonio comentó que su intención era realizar una pública demostración a la sociedad de que ellos son una familia mexicana que defiende y ama la vida y pide que se respete este fundamental derecho a preservar la existencia de sus hijos desde el seno materno.
En el trayecto abundaban las carriolas con bebés. Había un pequeño de unos dos años que caminaba apoyado de la mano de su padre y fue la atracción de los camarógrafos, lo mismo que otra pequeña que desde su carriola sostenía firmemente –con sus manitas– un cartel anaranjado con grandes letras negras, en el que se leía: “Defiende la vida de los no nacidos”.
Durante el camino hacia la Villa de Guadalupe se rezó y se cantó. Muchas personas que iban al Santuario Mariano se fueron sumando a la manifestación y pedían, también, pancartas y póster. Otros jóvenes repartían volantes a los automovilistas que pasaban por la Calzada de Guadalupe para que se informaran bien del motivo de la marcha. Algunos otros universitarios explicaban a los transeúntes –con enormes carteles con fotografías de bebés– sobre el proceso de la vida humana y el “moderno” holocausto del aborto.
Al llegar al atrio de la Basílica se soltaron centenares de globos blancos, que llevaban la leyenda: “México: ¡sí a la vida!”, ante la algarabía de los chiquillos.

A esta manifestación organizada por “Unión de Voluntades” se unieron muchos otros grupos que trabajan activamente en defensa de la vida y de la familia, como: “Red Familia”, “Vida y Familia”, “Pro Vida”, “Caballeros de Colón”, “Caballeros de Malta”, “Asociación pro Derechos del Concebido”, “Comunicadores Católicos”, “Decisión Joven”, “Unión de Padres de Familia”.
Estuvieron presentes más de ochenta organizaciones.
Se lograron reunir alrededor de 20 mil personas, según afirma el periódico Reforma.
Dentro de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, el Cardenal Norberto Rivera celebró una solemne Misa dominical. En su homilía hizo hincapié en que los ciudadanos mexicanos teníamos que acudir a los argumentos biomédicos y jurídicos para defender la vida humana que se inicia desde el momento mismo de la concepción, y esa vida debe ser respetada –dentro y fuera del vientre materno– hasta su muerte natural.
También comentó que a todos nos preocupa la situación de las madres con embarazos inesperados, pero que debemos buscar soluciones justas y dignas porque que ambos tienen derecho a vivir.
De igual forma, comentó que los mexicanos tenemos que ser la voz de los no nacidos y hemos de defender sus derechos porque México es un pueblo que ama la vida.
Subrayó que, frente al oscurecimiento y cerrazón de los que emplean la violencia y lucran destruyendo vidas humanas, se debe imponer la luz de la verdad, porque la vida humana es un derecho inviolable y fuente de todos los demás derechos.
Quizá la parte que más me llamó la atención de su homilía fue cuando dijo de modo enérgico: “Nuestro Estado es un Estado laico, que reclama la clara separación y respeto entre las realidades temporales y las realidades religiosas. La verdadera laicidad es la que escucha la razón, no la que se deja llevar por la sinrazón de una imposición de tipo político”. Añadió, finalmente, que México debe ser un territorio de vida y no de muerte.
Posteriormente, en las peticiones comunitarias, una indígena mazahua pidió en su dialecto que se ame y respete en México la vida de los niños que todavía no han nacido. Fue un momento particularmente emotivo.

Al término de la Santa Misa, el Cardenal Arzobispo Primado de México impartió la Bendición a los fieles y miles de familias aplaudieron y corearon un sí rotundo por la defensa de la vida de los no nacidos.
Fue una jornada memorable. Ya de regreso a casa, este joven matrimonio, amigo mío, me comentó que les había impactado mucho que tantas personas se hubieran manifestado en favor de la vida. Les había impresionado sus firmes convicciones, su alegría y su cordialidad, en forma tan pacífica, como una especie de fiesta pública por la vida.
Bajo el cielo azul de esa inolvidable mañana dominical de verano, había ocurrido un hecho histórico, un testimonio público multitudinario y elocuente para defender la vida.
Adicionalmente, comentábamos que todas las intervenciones del último año, de médicos, juristas, científicos y otros especialistas que se han pronunciado por la dignidad de la persona humana desde su concepción ante el pleno de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, ha marcado un hito histórico en nuestro país.
Los miles de artículos, entrevistas de radio y televisión, conferencias, mesas redondas, reportajes, testimonios escritos de personas que defienden la vida, constituyen un hecho sin precedentes y alentador en la historia del México moderno.
En conclusión, tuve la impresión de que los tiempos están cambiando en nuestra Patria. Hay un despertar de los ciudadanos, una movilización general que comienza a tomar forma para reclamar sus derechos y exigir que se respete este derecho fundamental a la vida humana y pensando, también, en el destino de las futuras generaciones de mexicanos.
En medio de este panorama esperanzador, me percato de que la lucha por la vida humana y los valores de la familia apenas está comenzando. Hay mucho todavía por trabajar y concientizar entre los ciudadanos de nuestro país.

Aquí sólo mis chicharrones truenan

Por: Antero Duks


Con el chip progranmado en la obsesionante idea del fraude electoral, el escenario político nacional continúa crispado por obra y gracia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sintiéndose de veras “presidente legítimo” sigue provocando tensiones que son la muestra inequívoca de que no hay, hasta el momento, una posibilidad de entendimiento, un acercamiento entre las fuerzas, y el propósito de todos de encontrar una solución al conflicto.
Al estudiar el planteamiento actual de la Teoría de los Conflictos, se descubre que en el pasado existían recomendaciones para crear bloques capaces de imponerse al adversario y derrotarlo, aunque no necesariamente se tuviera la razón. Actualmente, existen organismos enfocados en enseñar a negociar tomando en cuenta que a partir de ello se encuentra un principio de entendimiento. Los grupos negociadores tienen claro que cuando hay un conflicto lo relevante es resolverlo sin importar el triunfador, porque son dos cosas distintas. AMLO no quiere resolver el tema de la reforma energética; su único interés es bloquear iniciativas, particularmente esta que tiene una vena populista que utiliza a diestra y siniestra para sembrar la duda, el odio y la descalificación contra aquellos que tienen una propuesta que puede o no tener puntos correctos y sometidos a modificación.
AMLO busca, en cambio, una movilización nacional porque es su capricho, son sus chicharrones y así deben de tronar –no como dice la Constitución, sino porque él quiere--, se subió en su mula y exige que se consulte a todos con la certeza de escuchar la respuesta que ha venido induciendo sin que alguien se atreviera a manifestar su desacuerdo. Da tristeza mirar a sus paniaguados agachar la cabeza, quizás indicando que están en desacuerdo, pero callan sumisamente.
Da tristeza oír hablar a Dante Delgado, pretende ser muy virilmente categórico, pero lo único que logra es presentarse como un sumiso borreguito.
Los detractores de AMLO tampoco tienen la idea de crear el debate sobre lo que pueda modificarse para llegar a un acuerdo. Para otros, la importancia es acabar con el señor López, pero en ambos casos, el problema es que se pierde de vista el tema central de la discusión.
En la medida en la que se personalizan los temas, se sacan de su verdadero contexto, se maneja la derrota del contrincante y el aplastamiento de determinada figura, antes que el tema a resolver. El escenario se torna muy complejo y difícil de controlar.
Existe un debate académico sobre si lo que está haciendo AMLO y sus paniaguados del PRD es o no un Golpe de Estado. Quizás no llegue a ese nivel, pero lo que si es un golpe a razón y a la cordura, es un capricho paranoico y esquizofrénico, no ya de un solo hombre, sino de una banda de pelafustanes desesperados por tener el control del poder.
Lo que quiere AMLO es que la sociedad entera perciba que quiere borrar del mapa político la figura del presidente constitucional y que el único que manda en México es él, pararse en el balcón central de Palacio Nacional y sentir la brisa de grandeza y, desde ahí, hacer tronar sus chicharrones. En el remotísimo cado de que esto sucediera –sueños de opio-- entonces si sería un Golpe de Estado.
Es tanta su euforia paranoica que piensa que un referéndum debe hacerse, pero está tan cerrada sus entendederas que no capta que ese procedimiento no tiene ninguna validez legal. Además que por el sólo hecho de que la mayoría de los ciudadanos conteste lo que es su pregunta básica: ¿quieres que el petróleo se privatice? Lo cual es fácilmente predecible que así sea, ya ganó la batalla, sus entendederas no le dan luz para entender que en ningún momento se ha propuesto esa acción. Paranoia pura. ¡ah!, y además, si no se le da la validez que caprichosamente él quiere, entonces esgrimirá que todo es un “compló” en contra de él.
Total que, mientras sean peras o manzanas, el señor Andrés seguirá subido en su mula y dando lata. Le importa un comino que su partido esté dando un triste espectáculo. Desde las elecciones del 2006 se apropiaron de la palabra fraude, la hicieron suya y no la quieren soltar, al grado tal que la ponen en juego y la practican hasta en elecciones internas, tanto en el Comité Central, como en los estados.