martes, 26 de mayo de 2009

Entrevista de escándalo

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

En días pasados la controvertida periodista Carmen Aristegui entrevistó al expresidente Miguel de la Madrid. Obviamente la entrevista la solicitó Carmen con antelación, y desde luego que se llevó a cabo con el debido consentimiento del entrevistado y anuencia de su familia.
Nadie esperaba, incluida la pariodista, escuchar lo que el exmandatario dijo, realmente fue impactante y obviamente causó revuelo en todos los ámbitos, pero desde luego que más en el político. Pero oigamos primero la entrevista y posteriormente la comentamos:

Y se desató el escándalo.
Las altas esferas políticas y sobre todo, por obvias razones, en el PRI. Y es que, aunque la referncia que hace de los hermanos Salinas no es nueva, pues ha corrido por todos lados, dicho esto por un expresidente no es cualquier cosa, máxime en nuestro amado país, en donde por siete décadas los expresidentes eran intocables en cuanto a ese tema, no tanto por la ciudadanía, pero si por los políticos, y máxime por un expresidente, nada menos por el que le heredó la estafeta.
Tomarón acción inmediata los que fueron más allegados a ambos, azusados a distancia por el supuestmente agraviado --digo supuestamente porque a Carlos Salinas estoy seguro de que le importa un cacahuate, él vive tranquilamente en Dublin y lo damás no le importa, aunque de vez en cuando le gusta aparecer en escena--, coptaron a los hijos del exmandatario: Enrique y Federico, y lograron que estos apadrinaran el desdecimiento de su papá. Triste papel el de los hijos que c0locan a su papá en el plano de loco. Esa ignominia se le llevarán en su conciencia hasta la la tumba --la de ellos, a su papá ya lo borraron del mapa. Oigamos:

Y despúes, como completemento, y para demostrar que todavía sus chicharrones truenen y de hay actualemente políticos priistas que todavía se agchan ante él, el eximio Carlos Salinas de Gortari mandó una carta que es digna de leerse. Veamos:

A Carlos Salinas hay que reconocerle su dsfachatez para aparecer como un santo, el que no la debe ni la tiene, ante el inerlocutor que sea. Tiene una habilidad natural de resbalar, dándole un tono de naturalidad, cualquier pregunta o requerimiento por mordaz que sea.


Independientemente del tamaño real de sus malandrinadas, y haciendo a un lado los chismes y especulacines, de que las hizo ni duda cabe. Pero el señor Carlos Salinas resbala sus fechirías con una desfachatez digna del calificativo de "sublime".
Hace poco se publicó su libro "La década perdida", en el cual, con su descaro acostumbrado y con una cachaza digna de admiración, se cura en salud y se presenta como el ave Fenix, único en su especie y salvador ínclito de México.


A pesar de que estas acciones eran un secreto a voces, el hecho de que justo ahora se estén difundiendo los “méritos” de los Salinas, viene a ocasionar un escándalo incontrolable.
Hace apenas unos días se dio a conocer la publicación “Derecho de Réplica”, el libro en el que Carlos Ahumada denuncia el que, a su parecer, se trató de un complot en su contra, curiosamente, también orquestado por Carlos Salinas.
A este hecho se le viene a sumar las declaraciones de quien hace 21 años cediera la presidencia a Salinas. Coincidencia o no, el caso es que ahora más que nunca el PRI está deslumbrando, y no precisamente por sus buenas acciones.
Si todas estas afirmaciones fueran verdad, la tan comentada y castigada sopa de letras de la campaña panista fue censurada simplemente por decir la verdad.
Por descontado, la supuesta convalecencia y discapacidad para procesar diálogos, que alude el ex presidente, no es creíble. Ahí hubo alguien o algo que propició que Miguel de la Madrid se retractara.
Sin duda, todas estas pedradas al tricolor se tratan de acciones premeditadas que tienen como objetivo repercutir en el próximo proceso electoral y que, por supuesto, no convienen en lo más mínimo al partido.
Por otro lado, una vez más los partidos están viendo únicamente por sus intereses. Si en verdad les preocupara la gente, posiblemente en vez de enfocarse en ocasionar escándalos, estarían ocupados en plantear soluciones.
La verdad es que todo esto mancha no sólo la imagen de un partido, sino del país entero. Al darse a conocer esta información, ¿qué confianza puede tener la gente en la democracia o en los políticos?
Ojalá que los efectos no sean el desinterés de la población en el proceso electoral, pues lamentablemente ya el índice de abstención es muy alto, y con este tipo de decepciones, podría aumentar.



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