sábado, 3 de mayo de 2008

2 de julio de 2006, México hacia el 3er. milenio

Fuente: Yoinfluyo.com
Autora: Luz del Carmen Abascal

Angustia, ánimos caldeados, división, polarización de la sociedad, incertidumbre. Estábamos a punto de decidir el futuro de nuestro país. Para muchos, era la amenaza de un nuevo Chávez; para otros, era la oportunidad de un México “diferente”, palabra ambigua que no necesariamente implicaba un México “mejor”… sólo distinto.

Ese 2 de julio, el 60% de las personas inscritas en el padrón, se volcó en las urnas, alcanzando una de las cifras de participación ciudadana más altas en la historia de México. Observadores nacionales e internacionales siguieron todo el proceso para garantizar la transparencia de las elecciones.

Todo un día de espera, un tema que no dejaba de girar en las mentes de los mexicanos, una esperanza y un temor latentes. ¿Cómo vamos?, ¿se sabe algo?, ¿ya empezó el conteo?... Parece que van muy parejos, pues yo escuché que AMLO va arriba… no es verdad, Calderón va ganando por unos cuantos puntos…

¡Por fin! ¡El mensaje del Presidente Consejero del IFE, Luis Carlos Ugalde! ¡Van a anunciar al ganador, a nuestro presidente electo! ¿AMLO o Calderón?... ¿Calderón o AMLO?... ¡Ninguno de los dos! ¡No hay presidente electo! La estrecha diferencia obtenida en la votación, entre los candidatos Felipe Calderón y Andrés Manuel López, hacía necesario esperar al cómputo de 300 consejos distritales electorales.

De nuevo la incertidumbre, la inquietud, un ambiente en el que bullía por instantes algo muy parecido a la revuelta. Algunos denunciaban ya un supuesto “compló” de las autoridades para “quitarle” a AMLO la victoria o, lo que es lo mismo, un fraude de aquellos, cuando ni siquiera se tenían los resultados definidos.

Todos recordamos al presidente del IFE presumiendo unas elecciones impecables, limpias y confiables, y solicitando a los partidos y a los candidatos que nadie se proclamara ganador hasta no saber los resultados definitivos.

Todos recordamos también, a un Vicente Fox ecuánime e imparcial, respaldando absolutamente al Instituto Federal Electoral (IFE) y exhortando a los actores políticos y a los ciudadanos a apegarse a la legalidad… y a esperar.

Pero los tan llevados y traídos “actores políticos” no respondieron satisfactoriamente a esta actitud del máximo dirigente nacional. Mientras que AMLO retaba al IFE y se pasaba por el arco del triunfo los resultados del PREP al declararse ganador y exigir que se respetara su “victoria”, Calderón hacía lo propio para no quedarse atrás del tabasqueño. Si uno hacía escándalo, el otro no podía quedarse callado. El panista se dedicó a presentar los datos del PREP para dar a entender que la victoria era suya, pero llamó a sus simpatizantes a confiar en los resultados del IFE.


Lo que siguió fue un larguísimo periodo de estira y afloja y seguramente lo recuerdas tan bien como yo, estimado lector. Conteo detallado de votos. La ciudadanía incómoda y molesta. Acusaciones hechas al vapor.

Finalmente, la proclamación de presidente electo. Felipe Calderón había ganado las elecciones, por un estrecho margen, pero suficiente para ser declarado triunfador… Un llamado a la concordia y a la unidad, un mensaje conciliador por parte del recientemente nombrado “presidente electo”… Y un plantón impulsado por el “perdedor electo” que habría de causar daños en la sociedad, en la imagen de México frente al mundo y que generaría pérdidas diarias de alrededor de 16 millones de dólares, atentando contra empresarios y trabajadores, contra pobres y ricos. Y lo más indignante: todo esto fue permitido y auspiciado por las autoridades citadinas.

¡Cuántos recuerdos, cuántos sentimientos encontrados, cuántos temores! Un año después de aquel memorable 2 de julio… ¿Hemos dejado de lado esos temores, esos sentimientos encontrados? ¿Hemos sido capaces de seguir adelante? ¿Salimos fortalecidos como nación o nos debilitamos?

¿Y HOY?

En el 2006, Andrés López era un semi-dios. Un Hércules que se atrevía a desafiar a los Titanes democráticos: el Legislativo y el Ejecutivo. Un Menelao que luchaba por su perdida Helena del Poder… Pero demostró ser un Aquiles. Su ambición fue su ruina; su soberbia, su tumba política. En la desesperación del vencido, dio sus últimas “patadas de ahogado”… Lástima que no se fue al fondo él solo. Consigo se llevó la estabilidad social, la unidad de los mexicanos, la armonía y la paz…

La pregunta es… ¿y hoy? Hoy, AMLO ha perdido presencia en medios. Hoy, cada Poder de la Unión está trabajando por México, cada quien está haciendo lo que le toca en la construcción de esta gran nación. La sociedad se ha vuelto cada vez más participativa, más cohesionada. Sí, ciudadano, tu voto puede hacer la diferencia... ¡Tu voto hizo la diferencia!

Hoy, tenemos un presidente que, si bien no es perfecto, es legítimo. Elegido por los mexicanos y reconocido por las instituciones, Felipe Calderón se ocupa, con derecho, de los diversos temas de la agenda nacional.

Hoy, las autoridades se están ocupando de los problemas que asfixian a nuestra sociedad. Y mejor aún, hoy, la propia sociedad se está involucrando en la resolución de esos conflictos. Es decir, representantes y representados están trabajando conjuntamente. Hoy, la democracia está un pasito más cerca de la plenitud.

SALIMOS FORTALECIDOS

Bien dicen que de todo mal sale algún bien. En otras palabras, lo que no te mata, te fortalece. El 2 de julio de 2006 no nos mató, nos hizo más fuertes. Nos hizo conscientes como sociedad, de la importancia de nuestra participación, nos abrió los ojos ante nuestra diversidad y la riqueza que ella implica. Si, hoy tú y yo podemos ser parte de la solución.

Las enseñanzas de entonces son nuestra fortaleza de hoy: nuestras instituciones son transparentes, la democracia se ejerció entonces y se sigue ejerciendo hoy, el “dedazo” quedó en la prehistoria de los fósiles priístas. Hoy, la única voluntad que se respeta es la de los electores. Cueste lo que cueste, no importan los chantajes o las presiones que se ejerzan sobre las instituciones, estas hicieron y harán respetar la libre voluntad de los ciudadanos.

Los defectos de muchas normas jurídicas quedaron evidenciados por la complejidad de la realidad, lo cual nos permite crear nuevas normas, modernas y justas, que respondan a las necesidades actuales.

¿Costo social? Claro que sí, lo hubo. Estuvimos cerca de una lucha fratricida. Afortunadamente, aquello que nos une fue más fuerte que lo que nos desune, y es lo que hoy nos hace más sólidos pues salimos victoriosos de una tremenda prueba.

También las instituciones salieron bien paradas de aquel memorable 2 de julio. Los resultados de la encuesta Ipsos-Bimsa/EL UNIVERSAL, realizada el 14 de junio de este año, muestran que la mayoría de los mexicanos tiene una imagen positiva de instituciones y organismos autónomos. La lista la encabeza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con 61% de opiniones favorables. Le siguen el Instituto Federal Electoral (IFE) con 60%, el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) con 55%, y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) con 53%.

La misma encuesta muestra que siete de cada 10 mexicanos (67%) tiene una opinión positiva del Ejército.

Por otra parte, a finales de enero de este año, la encuesta nacional Ipsos-BIM-SA/EL UNIVERSAL indicaba que la aprobación del presidente Felipe Calderón estaba en un 58%. Una encuesta realizada a finales de abril de este año, mostraba un porcentaje de aprobación del presidente Felipe Calderón de 68%, lo cual indica que la imagen del presidente de la República mejoró en 10 puntos porcentuales.

La imagen presidencial salió fortalecida, no así la institución presidencial. Hoy ya no vivimos en el presidencialismo priísta. Hoy, el Poder Legislativo y el Poder Judicial son, realmente, el contrapeso del Poder Ejecutivo. El Congreso ha pasado de ser un títere del partido en el poder, a constituir un poder constitucional real.

“El ÉXITO de nuestro nuevo proceso electoral fue: ciudadanizar las elecciones, hacer a la autoridad electoral autónoma -que no dependa de nadie- y quitarle facultades discrecionales a la autoridad”, Lic. Antonio Prida.

UN SEXENIO QUE COMIENZA

El tiempo ha seguido su marcha y hoy, a un año de las elecciones presidenciales, tenemos otro entorno con una problemática distinta.

Todos recordaremos siempre, el sexenio de Fox, un Presidente diferente, incomprendido por muchos, que supo entender su papel, el papel que le corresponde a un Jefe de Estado que pasa de una “dictadura perfecta”, como lo diría Mario Vargas Llosa a una democracia real.

Fox pasara a la historia más que como el Presidente que sacó al PRI de los Pinos, como un Presidente cercano a la gente, humano y bonachón. Una forma de ser que lo metió en múltiple aprietos, pero que lo dejó con la mayor popularidad que ha tenido un presidente al final de su sexenio, a pesar de haber sido “acusado” de formar parte del “compló”.

Por otra Parte Calderón parece ser un Presidente con mano firme, discreto, negociador que ha tenido que remar contra la corriente derivada del tan cerrado proceso electoral en el que fue elegido, sereno que no responde a las provocaciones que mantiene a su gabinete alineado y al Ejército de su lado.

El entorno económico parece muy favorable y con muchas expectativas, a pasar de los nubarrones negros que de repente aparecen con las noticias sobre la economía de nuestro vecino país del norte del cual aun dependemos, entorno que sin duda se debe a la atinada política económica de la administración pasada.

“El Presidente del empleo”, no debe olvidar, la gran promesa de campaña. Sin duda la seguridad es un tema prioritario, que cada día se volverá más como una especie de “lo mínimo necesario” para que un país que está inmerso en una dinámica global sobreviva. Pero no se debe de olvidar que el empleo es la clave para qué este país inicie un proceso de reconstrucción, justicia y paz.

El poder legislativo está viviendo también una nueva experiencia, con un Presidente con la experiencia del Congreso, el cabildeo y la negociación, los legisladores están comenzando a entender su verdadera vocación y relación con el ejecutivo. Aun les falta mucho, sobre todo en lo referente a entender que se deben a la sociedad y no a su partido.

El Poder Judicial de la Federación ha asumido un papel cada vez más importante en la vida de nuestro país y poco a poco se está tomando el papel que le corresponde en la solución de los problemas más importantes del país.

La ola de violencia desatada en diversos puntos del país ha generado una alta participación del Ejército en la vida pública del país y si bien es cierto que ha representado una amenaza para la sociedad, las instituciones del país se han portado a la altura del reto y nos hace pensar que el país saldrá fortalecido.

LA PARTICIPACIÓN SOCIAL

No debemos olvidar que de nada habrá servido este gran esfuerzo, si no tenemos claro todos los mexicanos que estamos en el proceso de consolidar y terminar de construir un nuevo sistema, que tiene como eje central a cada uno de nosotros, es decir, a los ciudadanos.

Hay grandes avances en la conciencia social. La participación social ya no es un tópico de estudio académico, es una nueva realidad latente e irremediablemente creciente, que implica que cada uno de nosotros salgamos de nuestra zona de confort, que nos dejemos de conformar con sólo leer las noticas, muchas de ellas deformadas, que hagamos consciente y racional la necesidad de dar un paso más.

Este paso más tiene solo una dinámica, la dinámica del bien común, la de ver no solo por mí. Una dinámica que debe comenzar por la CONFIANZA ganada y otorgada, la cual requiere un apego a la realidad, la UNIDAD en el esfuerzo conjunto de mirar todos, la visión de un México de primer mundo, pero sobre todo la SOLIDARIDAD, que no es otra cosa que hacer parte de nuestra forma de ser el hábito operativo de sumar con los demás.

LA VISIÓN

No olvidemos que en el concierto global, la ventaja competitiva estará justamente en las diferencias -como en cualquier competencia-, en lo que cada nación puede aportar. La clave no está en ser como China ni como la India. La cave está en ser como somos, dadas nuestras raíces.

Un México de valores y principios de creatividad y alegría.

Si la diferencia está en lo que somos, y eso que somos nos hace aportar algo diferente y valioso al mundo, construyamos con esos cimientos y fortalezas la visión del México del Tercer Milenio.







No hay comentarios: