domingo, 25 de mayo de 2008

"¡Este trabajo es el que a mi me toca!"

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Fernando Sánchez Argomedo


La realidad internacional y en particular la nacional, retan constantemente nuestra inteligencia y nos invitan cada día más a una necesaria reflexión. Los acontecimientos que estamos presenciando tienen un contexto y una razón de ser, aunque muchas veces parezca irracional.
Como hemos reflexionado en pasadas ocasiones, en México nos encontramos en un proceso de transición que hasta el momento nos esta llevando por la vía de la democracia a transformar el sistema político y social del país.
Vale la pena reflexionar el porqué de los acontecimientos que actualmente vivimos, y el cómo este proceso nos presenta actores y hechos que van configurando ese destino que al final no está definido, ya que depende de los mismos el resultado del proceso.
El elemento esencial de este nuevo modelo de estado se centra en el grado de democratización del país. En otras palabras, si el resultado al que llegaremos culminará en lo que algunos hemos llamado democracia participativa, democracia plena, o Estado Solidario.
Una de las políticas clave de esta transformación ha sido la transparencia, y junto con ello la desmitificación de la figura presidencial. Es evidente que en donde hemos visto las mayores transformaciones ha sido en el poder Ejecutivo, pues de los tres poderes, ha sido el que más se ha abierto al escrutinio y a la transparencia en el país.
Esto ha provocado que el centro de poder ya no sea el presidencial, porque éste se ha distribuido entre diversos actores hoy claves: los legisladores (las dos cámaras), los gobernadores, los partidos, y la sociedad civil.
No pretendo dejar a un lado el poder de los medios, ya que es real. Por el momento dejémoslo como un actor de gran influencia que engloba de alguna forma a todos los demás poderes.
Desafortunadamente, esa transparencia y apertura no ha evolucionado de la misma forma entre todos los actores políticos. Por una parte tenemos a los legisladores que son los que concentran a través del proceso legislativo el mayor poder, por la simple y sencilla razón de que para que el país se transforme, requiere que las instituciones se actualicen y se adecuen a las realidades del entorno global en el que estamos inmersos. Esa actualización pasa irremediablemente por el poder legislativo, y eso lo aprendieron y lo saben muy bien los legisladores.
Es por esto que el poder de muchas decisiones se centra en lo que suceda en las cámaras. Ahí mismo vemos representados muchos grupos políticos y sus intereses. Por eso, pensar en que el legislativo cumpla con su verdadero papel y mas allá se adecue a la nueva realidad, aún está muy lejos. No sólo eso: las iniciativas de ley y las reformas necesarias se han convertido en moneda de cambio de los diferentes grupos para acumular poder o estructurar proyectos políticos.
Los gobernadores también se han convertido cada día más en un poder real en el contexto nacional, pero con sus propias realidades y avances democráticos en cada uno de sus estados.
La CONAGO es un factor importante con una visión mas cercana al Ejecutivo Federal, que al mismo tiempo cuenta con espacios en el Legislativo; sin embargo, aún en muchos Estados el proceso de transparencia, democracia participativa, es muy incipiente. El poder sigue estando en el Ejecutivo local; tal es el caso más evidente del Distrito Federal, Veracruz, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, etc.
Los partidos políticos están viviendo una profunda crisis, tanto de credibilidad como de posicionamiento frente a las decisiones nacionales. Aunque el PAN es el partido más avanzado, no alcanza a definir bien la distancia ni su relación con el Ejecutivo. Esto ha provocado que muchos de sus mismos militantes y funcionarios no tengan clara si su misión es hacer crecer al partido y llevarlo a otro nivel en cuanto a desarrollo e involucramiento con la sociedad, o procurar una mejor relación con el ejecutivo para “buscar o tener” oportunidades y formar parte del presupuesto.
El PRI es un partido completamente desdibujado cuya Presidenta brilla por su ausencia; el poder se encuentra distribuido en diferentes nodos, estando los más importantes en el congreso y luego en los estados. Peña Nieto es la punta de lanza, y se perfila como el candidato más fuerte a la presidencia en el 2012, por su gran manejo mediático y atinadas políticas.
Las preguntas son: ¿dónde quedó la sociedad?, y, ¿realmente Peña Nieto contará con el apoyo de los otros actores? Por lo pronto, en el congreso los priístas son los legisladores con mayor poder, al haberse convertido en los fieles de la balanza.
Del PRD sólo se puede decir que el relativismo ético y sus misma cultura política se ha convertido en su propio enemigo. El relativismo es una filosofía que se destruye a sí misma, ya que si todo es relativo, hasta el mismo planteamiento del que surge tal aseveración lo es.
Aplicándolo al partido, si para ellos todo era “compló”, el mismo argumento se aplicó a su vida interna. Hoy, como siempre, no hay partido, pero tampoco qué repartir. Un PRD que está en banca rota y que ya no tiene posibilidades de llegar al poder por la vía democrática, ya que ni ellos mismos la viven. La pregunta es: ¿a qué le tiran viviendo al margen de la democracia?
Por último, y no por ellos menos importante, está la solución a esta gran urdimbre nacional: la sociedad civil, es decir, todos y cada uno de nosotros. Una sociedad civil preocupada que ve que el tono y la intensidad suben cada día y que requiere de un equilibrio y una exigencia. Ese equilibrio y exigencia debe venir de lo que Don Manuel Arango llamó la “mayoría silenciosa”.
La verdadera transformación de la sociedad se va a dar en la medida en que esa mayoría silenciosa se manifieste con mayor energía e intensidad. No es necesario salir a las calles, pero si poner, con su propia exigencia y su propio ejemplo, los cimientos de este México que todos queremos.
Seguiré con esta reflexión en posteriores intervenciones. Por lo pronto, dejo en la mesa esa gran necesidad de que cada uno de los ciudadanos mexicanos demos un paso adelante y digamos “este trabajo es el que a mi me toca”.

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