martes, 12 de febrero de 2008

Logros y retrocesos: Primer año de Felipe Calderón

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Lic. Manuel Díaz Cid

En el primer año de gobierno de Felipe Calderón se percibe una gama de situaciones y acontecimientos nacionales e internacionales significativos que forman el marco general en el que se desarrolla el ejercicio del poder del actual presidente de nuestro país.

Calderón acierta al manejar una estrategia presidencial diferente a la de Fox y apuntar en cambio a la austeridad republicana, a una postura más mesurada y menos polémica para romper con esa situación que en los dos últimos años del gobierno de Fox se había tornado intolerable, y en la que los medios de comunicación seguían al Presidente para magnificar sus errores a grado de derivar en un clima de rechazo y menosprecio por la política y los políticos.

El presidente Calderón inició su gobierno con la arriesgada decisión de confrontar el Ejército con los narcotraficantes en nuestro país, como lo hicieron en otras ocasiones Colombia, Ecuador y Bolivia, quienes confiaron en las fuerzas armadas la posibilidad de detener a estos grupos que se vuelven una amenaza para la sociedad.

Calderón ha logrado éxitos importantes en la lucha del crimen organizado. Sin embargo, aún no menciona cuál es su propósito inmediato, así como las metas a mediano y largo plazo para que, como ciudadanos, podamos evaluar el contexto e identificar si las acciones son congruentes con las metas.

Jesús Silva-Herzog Márquez reitera en su artículo, que la administración de un gobierno siempre oscilará entre acierto y error, ya que esta es la identidad natural de todos los regímenes e instituciones que hemos creado.

Desde la óptica de Leo Zuckerman, el aceptar el control de precios significa un punto débil en la estrategia política del actual presidente, y señala que “la economía funciona de acuerdo a las leyes de la economía”. Uno no puede pretender imponer las leyes de la conveniencia política o del interés meramente ético como el condicionante fundamental de la acción económica que tiene reglas y normas que deben cumplirse de manera escrupulosa si se desean obtener resultados.

En la perspectiva de la economía liberal, la acción de la economía culmina con la generación de la riqueza y, a partir de ese momento, la economía se repliega porque ya no es su terreno el repartir de manera equitativa lo generado. De ahí que sólo grupos en el mundo se conviertan en los beneficiarios del crecimiento económico.

Sin embargo, no habrá riqueza que repartir de no respetar las reglas propias de la economía, y uno de los errores ideológicos de los grupos de la izquierda ha sido, tradicionalmente, quedarse atrapados en estas visiones ideológico-políticas que nada tienen que ver con las leyes de la economía.

Cuando los gobiernos de la izquierda pretenden realizar reformas, recurren a los recursos que tiene un gobierno para sacar adelante a un país, y los reparten a la gente, a pesar de haberse demostrado en más de una ocasión que esto no opera, ya que, después de un cierto tiempo, como en el Peronismo, las sociedades quedan con deudas brutales.

La economía requiere reglas que le permitan generar la riqueza, y queda como pendiente histórico el establecimiento de reglas que permitan la distribución equitativa en la comunidad en la que vivimos. El mecanismo de congelar los precios, por tanto, perjudica el desarrollo de la economía, y en consecuencia, las expectativas de crecimiento que tenga Felipe Calderón para el año 2008.

El gobierno de Calderón ha modificado de manera importante su vinculación con el mundo exterior. Existe una disposición a no continuar con la línea de enfrentamientos que Fox manejó en su proyecto internacional. Pareciera que no hay una visión clara de lo que puede y debe hacerse como comunidad para que, a final de cuentas, la acción de la política internacional configure y confirme una congruencia entre lo que se habla, se defiende y se vive. Lo menos que se puede hacer como gobierno, entonces, es mostrar una política exterior que ratifique esto ante el mundo.

Al hablar del régimen de Chávez, Evo Morales, Castro, Rafael Correa en Ecuador u Ortega en Nicaragua, lo menos que un gobierno puede hacer es establecer su identidad y en calidad de qué trata a estos países y gobiernos, sin menospreciar la dignidad del cargo que estas personas ocupan; pero esto no implica que se deba establecer un compromiso más allá de lo que la diplomacia impone.

Pareciera ir el gobierno de Calderón en sentido contrario al de Fox que ideologizó ciertas categorías éticas y las confrontó contra Fidel Castro con descalificaciones. Como consecuencia, vino el deterioro de la figura del ex mandatario mexicano, puesto que las reglas de la diplomacia siguen pesando.

Si el gobierno de Felipe Calderón, en el marco de lo internacional, pretende ser diferente de Vicente Fox únicamente por su buena relación con los dictadores Chávez y Castro, por tolerar las violaciones a la dignidad que propone Evo Morales con la Reforma Constitucional, así como por mantenerse al margen ante los errores que desde el punto de vista de la Constitución comete Ecuador, no es convincente.

Felipe Calderón tendría un gobierno distinto al de Vicente Fox, pero a la vez, significaría un engaño a la sociedad por no defender los valores en el exterior que predica en su país. La incongruencia entre su política exterior e interior lo llevarían a convertirse en candil de la calle y oscuridad de su casa.



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