jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Debe renunciar Calderón?

Fuente; Yoinfluyo.com
Autor: José Manuel Ortiz

Sin caer en el juego del “sospechosismo”, estamos siendo testigos del juego en el que algunos grupos políticos, apostándole a una especie de ruleta rusa, consideran que lograrán sus objetivos, obstaculizando la gestión del Presidente y culpándolo de todos los males de la nación.
Esta situación no sólo ha ido creciendo, sino que la última moda de algunos actores políticos consiste no sólo en criticar cualquier tipo de propuesta o acción de Felipe Calderón, sino en exigir su renuncia “por falta de resultados”.
No se trata de defender al Presidente por defenderlo, situación por demás complicada en varios aspectos, sino de tratar de analizar ese tipo de ideas y sus implicaciones en el país.
Empecemos por analizar el desempeño de Calderón: ¿realmente es el único culpable de la situación de inseguridad que vive el país?
A nivel federal, el PRD, segunda fuerza en la Cámara de Diputados, sistemáticamente ha obstaculizado cualquier propuesta del Presidente. En las filas del PRI, Manlio Fabio Beltrones, al más puro estilo de Capulina con su "No lo sé, puede ser, a lo mejor, quizás, tal vez", sólo se ha dedicado a obtener beneficios para su grupo, sin comprometer ninguna acción que favorezca al país. A nivel operativo, la falta de cooperación entre los diversos niveles de gobierno, en cuestión de información y coordinación ha agravado el problema.
Por otro lado, que un amplio sector de la sociedad siga creyendo que la banda presidencial le otorga súper poderes a quien la porta no quiere decir que sea cierto.
Debemos entender que como sociedad hemos acotado las facultades del titular del Ejecutivo. Ciertamente, el Presidente de la República tiene a su alcance un gran número de instrumentos que la mayoría de los ciudadanos no tenemos. Sin embargo, en la solución del problema de la inseguridad están involucradas otras instancias que no han hecho su tarea.
Bajo esa premisa, si consideráramos la falta de resultados como criterio para pedir la renuncia de nuestras autoridades, igualmente se debería exigir la renuncia de legisladores, jueces, gobernadores y presidentes municipales con sus respectivos cuerpos de seguridad.
Otro aspecto es el de las implicaciones con ese tipo de exigencias. ¿Con la renuncia del Presidente de la Nación dejaría de haber inseguridad en el país? La respuesta es negativa. El escenario más probable es que el problema se agravaría: a la violencia por delincuencia se agregarían ingobernabilidad e inestabilidad.
Lo realmente preocupante es que ese tipo de propuestas sólo empeoran la percepción de indefensión en el país, y ese ambiente favorece la operación a los grupos de delincuencia organizada.
¿Realmente estamos a merced de los grupos delictivos? La respuesta es que lo estaremos en la medida en que como sociedad no identifiquemos que el problema de la inseguridad no va a ser solucionado por una sola persona. Se resolverá en la medida que adoptemos una cultura de denuncia al delito, de rendición de cuentas y de colaboración con las autoridades cuando sea necesario.
Es fácil caer en la postura del pasado en la que se esperaba que el Presidente o cualquier otro ungido llegaran a solucionar nuestras dificultades. Debemos entender que los problemas no sólo son de Calderón, de los gobernadores, legisladores o jueces. Los problemas que nos afectan a todos, son de todos los mexicanos.

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