jueves, 23 de abril de 2009

La democracia en todo su "esplendor"

Fuente: yoinfluyo.com
05 de abril de 2009
Hola amigo de Yo Influyo,
Hace unos días, el periódico francés Le Monde, a raíz de las afirmaciones de Benedicto XVI sobre el preservativo y la necesidad de impulsar la fidelidad y la abstinencia como único medio seguro para solucionar el problema del SIDA, publicó una caricatura francamente ofensiva. (Para ver la imagen, da click aquí)
Y aunque es particularmente agraviante para los católicos, en estricto sentido debiera serlo para todos los que se consideran tolerantes y plurales; para todas las personas de cualquier raza o credo, pero que saben que el respeto es el fundamento de la armonía.

No hablamos en este momento como católicos, sino como personas que consideran que la sátira de la que fue objeto Jesucristo (en cualquiera de sus denominaciones: como profeta, como buen hombre, como personaje histórico, como fundador de una religión…), y el mismo Benedicto XVI (como líder de un credo, como persona), es inaceptable.
A fin de cuentas, se puede o no estar de acuerdo con las enseñanzas de Benedicto o de Ghandi, se puede coincidir o no con las declaraciones de Obama o de Medvédev… pero de ahí a insultar, a hacer una burlesca que más que en el ingenio cae en lo grotesco, hay un gran trecho que no tiene justificación.
Se trata de un recurso tan vil como visceral. Que me ataquen con argumentos. ¡Vale! Si me das razones podemos entablar un diálogo… si me das burla, es que eres incapaz de encontrar fundamentos para tus afirmaciones.
¿En qué momento dejamos de ser personas, sujetos dignos de respeto, y nos convertimos en objetos de sátira? ¿Y si utilizaran, amigo judío, a Yahvé y la Torá para burlarse de tus creencias, de tus principios? Y a ti, amigo musulmán, ¿qué te parecería que utilizaran a Mahoma, a Alá, a la media luna, para ridiculizar tu espiritualidad?
Rechazamos cualquier forma de discriminación, de ofensa, de ridiculización al sagrado derecho de todos los seres humanos de profesar una religión, y de que se muestre respeto por los símbolos, signos, leyes, principios, fundamentos, y representantes de cada credo.
Amigo lector, no te pedimos que estés de acuerdo con las afirmaciones de Benedicto XVI. Te pedimos que te solidarices con quienes hoy nos sentimos ofendidos por el libertinaje –que no libertad– de expresión de Le Monde.
La misión de un medio de comunicación es particularmente delicada. El pretexto de la libertad de expresión es una vieja artimaña de los que creen que pueden decir lo que sea, porque son “libres” para hacerlo…
Pero la libertad implica responsabilidad. Y para aquellos que creen que el albedrío no tiene límites, lamentamos informarles que su concepto está distorsionado y es erróneo: la libertad deja de serlo en el momento en el que invade la autodeterminación del otro, en el que atenta contra los derechos del vecino, o no tan vecino.
No, no nos equivoquemos. No tenemos derecho a decir lo que sea en nombre de la “libertad de expresión”. Tenemos el deber de dar argumentos sólidos, sí; de proclamar la verdad y entablar el diálogo con quienes no comparten nuestra visión, sí; pero nunca de ofender e insultar, de herir y faltar al respeto a nadie… Y tú, amigo lector, tienes el derecho, y también el deber, de exigirnos que así sea.
Hoy, tienes la oportunidad de influir. Si quieres un mundo respetuoso, en el que todos podamos convivir en paz y en armonía, tu voz puede lograrlo. Si das click aquí podrás enviar tu mensaje de protesta directamente a Le Monde.
¿Por qué no exigir respeto? ¡Hoy por mí, mañana por tí!

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