jueves, 2 de abril de 2009

La verdad, no puede con la Ciudad Marcelo Ebrard

Fuenta: Yoinfluto.com
Autor: Federico Müggenburg
02/marzo/ 2009

Es cada vez más conocida la ambición que Marcelo Ebrard Casaubon tiene por alcanzar la nominación del PRD para contender por la Presidencia del país en 2012. Siendo asesorado por su “maestro” político de toda la vida, Víctor Manuel Camacho Solís, está confiado en que Andrés Manuel López Obrador no podrá hacerle competencia, al menos dentro de las filas del PRD. Sin embargo, aún falta mucho tiempo para ese acontecimiento y quizá muchas cosas por ocurrir, que hoy no es posible imaginar.
En lo global ignoramos la forma en que el mundo desarrollará el intento de volver a la “normalidad financiera y crediticia”, de cómo se establecerán las nuevas normas o reglas que propicien el “crecimiento económico sano”, y se restaure la confianza de los usuarios en los bancos. Además, en lo nacional faltan muchos elementos como para asegurar quiénes serán los candidatos del PRI y del PAN.
En el PRI también están desatadas las ambiciones al menos de dos contendientes “imparables” por nadie, dentro de su propio partido: Enrique Peña Nieto, Gobernador del Estado de México, y Eduardo Robinson-Bours Castello, Gobernador del Estado de Sonora, quien tiene amarrado un pacto con la profesora Elba Esther Gordillo y sus poderes sindicales, por un lado magisteriales y por el otro burocráticos, además de lo que pueda significar su partido Nueva Alianza.
En el PAN es muy pronto para saber qué ocurrirá, ya que los actuales procesos para nominar candidatos a gobernadores y diputados, se apartan de su tradición democrática partidista y no es posible saber si habrá el intento de una “designación cupular” o de una “elección abierta o cerrada”.
Faltan muchas cosas por suceder en la vida del sexenio, sobre todo éxitos o fracasos y aciertos o desaciertos reconocidos como tales, por gobierno y opositores. Pero sobre todo, saber si la “transición” se consolida o retrocede.
Lo que sí se puede apreciar en el Distrito Federal es que la ambición por cambiar la imagen de la ciudad a propósito de los festejos del Bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia y del Centenario por la lucha antiporfirista, han provocado un fatigante caos circulatorio, que recuerda por momentos el efecto caótico del “megaplantón” de Andrés López durante más de cinco meses en 2006.
Haber empezado simultáneamente todas las obras “viales bicentenarias”, tiene a la ciudad convertida en un caótico proceso de circulación, que por lo menos ha duplicado los tiempos de traslado de cualquier parte, a donde sea.
Pero quizá lo que más molesta, tanto a peatones como a los automovilistas, es la desconsideración de no anunciar qué se va a hacer, de qué fecha a qué fecha, y mientras tanto, cuáles son las vías alternativas reales para trasladarse.
Todo parece ser improvisado, sin planes ni previsiones. Como si se tratara de obras pueblerinas o rurales improvisadas en su destino y operación. Como si no existieran ingenieros que ordenen los procesos de acuerdo con planes o proyectos precisos.
Como obras prototípicas de países tercermundistas en donde un “ignorante peón de construcción”, procedente de la vida rural más atrasada, es el encargado de colocar mojoneras, cintas y tambos de plástico a su gusto, con esquemas que no alcanzan ni el más elemental referente de un nivel de educación primaria.
En consecuencia, se forman “nudos, embudos y trenzas” de circulación sin solución, con desgaste natural de horas perdidas de trabajo y el consecuente desperdicio de energéticos y el aumento de contaminación por los motores de unidades de transporte funcionando inútilmente.
Cuántos casos por ignorancia, desconocimiento u olvido de cosas tan elementales como lo es el peso del transporte del “metrobus”, durante el gobierno de Andrés López, para después de establecida la ruta con cortes de árboles y angostura forzada de camellones, se provocara el hundimiento de las calles, por lo que tuvieron que excavar para construir un piso reforzado con losas de concreto armado.
Y en este gobierno de Ebrard, el pésimo trazo de la segunda ruta del “metrobus”. Como botón de muestra, tiene un embudo permanente establecido en la avenida Parque Lira: inicia de norte a sur en Chivatito, con seis carriles de circulación que a la altura de Los Pinos se convierten en tres, luego por Constituyentes cambia a dos, y frente a la Casa de la Bola se vuelve uno.
Además, contiene un semáforo que marca periódicamente el alto frente a un costado del metro Tacubaya (que desde su origen tiene establecida, tolerada y aceptada la invasión de puestos de mercaderías de comercio ilegal) para que el “metrobus” pueda dar la vuelta después de dos o tres “aproximaciones”, ya que el trazo de la curva no le da para hacerlo con una sola maniobra del volante.
Esperpentos de este tipo los hay por todas partes. De haber tiempo y espacio se podrían reseñar todos y cada uno, como también lo es el caso en donde, al inicio de la avenida Coyoacán, se pusieron los carriles del “metrobus” al centro, dejando dos carriles de un lado y del otro uno, con el peligro de que cualquier descompostura o accidente lo bloqueara totalmente, creando otro congestionamiento impresionante.
¿Cómo es posible que un gobernador de la Ciudad de México permita que sus operadores de proyectos y ejecución de obra pública, cometan errores tan garrafales y de consecuencias tan complejas? Y sobre todo, ¿que aspire a ser candidato y posible Presidente del país, cuando le fallan las nociones más elementales de sentido común en el ordenamiento de la circulación de una ciudad, en la administración de las obras, y en el mínimo trato de cortesía con los contribuyentes y usuarios de los servicios públicos a quienes debe, desde los recursos para las obras, hasta la más elemental cortesía de información?







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