sábado, 11 de abril de 2009

¡YA BASTA! a la impunidad

Apreciable Enrique Galván-Duque:
Creo que hoy, más que nunca, los mexicanos debemos conocer una frase célebre, del dramaturgo Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros, que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: ésos, son los imprescindibles” y creo, también, que afortunadamente, en esta nación contamos con mujeres y hombres de esa categoría, “imprescindibles”.
Gracias a la obstinación, al afán irreductible de hacer prevalecer la justicia de algunos ciudadanos, México tiene la esperanza de un día ser mejor, y no estoy escribiendo palabras al aire, encuentro que lo que digo tiene sentido cuando pienso en una mujer como Isabel Miranda de Wallace quien, desafiando toda una estructura, una actitud y un sistema corrupto, ha sabido enseñarnos el valor de la determinación para impedir que la impunidad siga campante en el territorio de nuestra amada Patria.
Pero lo divulgado el viernes 27 de marzo por el periódico Reforma, raya en lo inaudito: “Juana Hilda González Lomelí, encarcelada desde hace tres años por la desaparición del empresario Hugo Alberto Wallace, y a pesar de que nunca ha recibido visita íntima…¡tiene un embarazo de ocho meses!”
Cuando leí la nota pasé del asombro a la completa perplejidad. ¿Cómo fue posible que sucediera tal cosa?
Y, en el colmo del desparpajo, la reclusa declara que “la noticia le resultó un bálsamo contra la rutina y un aliciente para encarar la sentencia que está por venir”.
La explicación, por supuesto, tenemos que agradecerla a la sagacidad del equipo de reporteros del diario Reforma que, en crónica aparte -publicada el mismo viernes 27- destaca que: “en el Dormitorio B del penal femenil de Santa Martha conviven varias secuestradoras famosas, una homicida serial y dos mujeres acusadas de perpetrar un atentado con bomba.”
Así, como lo están leyendo: en el lugar departen socialmente Sandra Ávila Beltrán, “La Reina del Pacífico”, la mencionada Juana Hilda González, la infame Lorena González Hernández, la patética “Comandante Lore”, dos de las cinco personas involucradas en el “bombazo” de la Avenida Chapultepec y, para cerrar el círculo, Juana Barraza Samperio, “La Mataviejitas”.
Lo que narran los periodistas es, por decir lo menos, un insulto a la conciencia de los mexicanos. Creíamos y queremos seguir creyendo que, en el ánimo de nuestras autoridades de justicia, prevalece la intención de cumplir y hacer cumplir con las leyes y, por lo mismo, cuando un juez ordena prisión, el recluso debe estar sometido a un régimen de rigor, de purgamiento.
No hacerlo es una burla, un escarnio, un escándalo y un improperio tirado a la cara de todos los mexicanos. Aquí no escribo de violar los derechos elementales de nadie, sostengo que las presas deben estar en un Centro de Reclusión de Máxima Seguridad con la debida vigilancia, austeridad y escarmiento, que compense en algo la afrenta que un delincuente inflige a la sociedad al quebrantar la ley.
¿De qué sirve, entonces, escenificar actos solemnísimos como el realizado el 21 de agosto de 2008, en Palacio Nacional, cuando los Poderes Ejecutivos Federal y Estatales, el Congreso de la Unión, el Poder Judicial Federal, representantes de las asociaciones de Presidentes Municipales, medios de comunicación y representantes de organizaciones de la sociedad civil, empresariales, sindicales y religiosas firmamos un “Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad?
Yo soy uno de los signatarios de ese documento que establece claramente metas, plazos y, también, “responsabilidades”. Ahí consta, que “la Secretaría de Seguridad Pública se compromete a construir dos Centros Federales de Readaptación Social de alta seguridad, incluyendo módulos especiales, para secuestradores.”
De acuerdo, no han transcurrido todavía los dos años que se otorgaron de plazo para la edificación de estas prisiones. Pero, mientras tanto, no les proporcionen a las sociópatas y psicópatas un “club social” donde conviven, luchan por sus “egos” y transcurren sus vidas tranquilamente a expensas de una sociedad castigada, insegura, temerosa y descreída.
Afortunadamente, como digo al principio de este comentario, México cuenta con mujeres del calibre de Isabel Miranda de Wallace o de la entereza de los familiares de Silvia Vargas. Pero, por favor, conmino a las autoridades a no perpetuar la impunidad. Quienes hemos padecido el dolor de perder a un familiar no debemos sufrir un escarnio sin fin, por culpa de la indolencia de insensibles e irresponsables funcionarios.
Alejandro Martí

Nuestra gran tarea es invitar a sumarse a nuestra causa a tus amigos y familiares enviándoles este mismo correo. De esta manera, estaremos al tanto de los temas que nos atañen como sociedad. Con un mínimo de 3 correos que cada uno de nosotros envíe, seremos la voz de millones de mexicanos que rechazamos la impunidad, la corrupción porque queremos vivir en paz.

Súmate a SOS aquí

Sistema de Observación para la Seguridad Ciudadana

www.mexicosos.org

01 800 9999SOS

No hay comentarios: