domingo, 18 de octubre de 2009

A cada capilla le llega su fiestecita

Antero Duks
Dicen que a cada capilla le llega su fiestecita,
pues a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro
no le llegó su fiestecita, pero si la hora de la muerte,
AMEN.
Un despliegue policiaco para desalojar a los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), poco más de una hora antes de que el gobierno anunciara la liquidación de esa empresa, tuvo lugar cuando falta un año para que se conmemore medio siglo de la nacionalización de la energía eléctrica.
Fuerzas federales tomaron instalaciones de LyFC en el Distrito Federal y los estados de Hidalgo, México y Morelos, entidades a las que da servicio, ya que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) atiende al resto del territorio nacional.
Versiones preliminares indicaron que trabajadores de la CFE se hicieron cargo de operar el servicio de LyFC a partir de la acción policiaca.
La versión en internet del Diario Oficial de la Federación de este 11 de octubre, anuncia la desaparición de LyFC y la pronta liquidación de sus trabajadores, cuyo sindicato enfrentaba un diferendo con la Secretaría del Trabajo porque le negó la llamada “toma de nota” a su dirigente recién reelecto Martín Esparza, bueno, según él, pues las consabidas elecciones fueron un verdadero mugrero.
En septiembre de 2010 se cumplirán 50 años de que el entonces presidente Adolfo López Mateos nacionalizó la luz, mediante la compra de las empresas extranjeras que desde comienzos del siglo XX tenían a su cargo la producción y distribución del servicio, pero que se negaban a ampliar las redes de abastecimiento eléctrico aunque querían subir tarifas.
En ‘Tragicomedia mexicana I’, José Agustín narra que, ante la negativa de las empresas extranjeras, la CFE -creada en 1937- comenzó a generar la energía faltante. Y que, un año después de la nacionalización, “la energía eléctrica en su totalidad se hallaba en manos del estado mexicano”.
El gobierno pagó entonces 400 millones de dólares por aquella mexicanización, que fue anunciada sin grandes movilizaciones populares como cuando en 1938 Lázaro Cárdenas expropió la industria petrolera, también en manos extranjeras, o cuando en 1982 José López Portillo desprivatizó la banca, mandó al ejército a cuidar sus instalaciones.
En el caso del petróleo la población donó desde gallinas hasta joyas para contribuir al pago de lo expropiado, y en el de la banca, dos días después de su anuncio la población llenó la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México para apoyar aquella decisión. También López Mateos tuvo una concentración popular en el Zócalo.
De acuerdo con la ‘Enciclopedia de México’, hubo repartidas en el país 199 compañías de luz y fuerza motriz entre 1887 y 1911, entre ellas la poderosa Mexican Light & Power Co., que luego se llamó Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, pero aún con su nombre en español era extranjera y fue de las nacionalizadas por López Mateos.
En el sexenio pasado el gobierno de Vicente Fox intentó abrir el sector eléctrico al capital privado, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró inconstitucional el decreto correspondiente, y sin embargo los legisladores del PAN y del PRI acordaron la aprobación de una reforma sin necesidad de modificar la Constitución.
En años recientes hubo numerosas quejas aisladas contra LyFC por cobros excesivos del servicio a consumidores domésticos populares, y la empresa ha sufrido por décadas el robo de energía mediante ‘diablitos’, principalmente por parte del comercio informal y de barrios irregulares o problemáticos en las ciudades.
En el decreto de este domingo por el que se extingue el organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro, el gobierno recuerda que “uno de los objetivos de la nacionalización de la industria eléctrica (en 1960) fue consolidar, en una sola empresa, la prestación del servicio público de energía eléctrica” en todo el país, pero ese propósito no pudo cumplirlo sola la CFE.
Debido a ello hace 15 años fue creada Luz y Fuerza del Centro, que “no ha cesado de recibir transferencias presupuestarias cuantiosas”, dice el decreto, pero sus costos “casi duplican a sus ingresos por ventas” y a la fecha “registra un pasivo laboral de 240 mil millones de pesos”.
Además de que sus resultados son “notablemente inferiores” en comparación con empresas u organismos de otros países y la propia CFE, indica el documento.
La extinción de Luz y Fuerza del Centro tiene efectos a partir de este 11 de octubre, y sus trabajadores, muchos de los cuales tras su desalojo de sus centros de labores se concentraron en las oficinas del Sindicato Mexicano de Electricistas, serán indemnizados “tomando en consideración lo dispuesto en la Ley Federal del Trabajo y en el Contrato Colectivo de Trabajo”.
Los sindicalizados estaban discutiendo esta madrugada las acciones que emprenderán para conservar su fuente de trabajo. Pero en cuanto a la empresa, como tal, toute il est consommé.


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