sábado, 3 de octubre de 2009

En innovación, la ciencia mexicana pone el ejemplo

Por: Cynthia Castañeda
jueves, 24 de septiembre de 2009

En los últimos años, los problemas del agua se han agravado cada vez más. La escasez, la contaminación, los problemas de suministro y los pocos y complicados métodos de purificación, han hecho del líquido vital un verdadero dolor de cabeza para muchos.
Ante esto, y para sorpresa de muchos, Jesús Figueroa Flores, un científico mexicano creó, de la mano del Instituto Politécnico Nacional, un sistema de purificación por medio de la electricidad de bajo voltaje.
La floculación iónica, como se le llama a esta técnica, permite purificar el agua con residuos industriales, el agua del drenaje de las ciudades e incluso de mar.
Orgullosamente mexicana, esta tecnología funciona mediante descargas eléctricas que separan las moléculas que contaminan el agua, al romper los electrones de enlace.
De esta manera, si los contaminantes son más pesados que el agua, se convierten en lodos, mientras que si son más ligeros, se eliminan en forma de gases o natas.
Por si fuera poco, los residuos sólidos son inertes, por lo que pueden convertirse en arcillas que pueden ser utilizadas en la industria de la construcción.
Lo realmente impactante de toda esta técnica, es que el desgaste de la energía eléctrica tampoco es mucho. Por metro cúbico de agua, se utiliza la misma cantidad de energía que se emplearía para mantener encendidos nueve focos de 100 watts durante una hora.
Además, al ser modulares, pueden adecuarse a las necesidades del consumidor, ya que para purificar un litro de agua, por segundo se requiere instalar una tina de cuatro metros de ancho por cuatro de largo.
Esta tecnología permite purificar el agua de manera ilimitada. Bien podrían construirse circuitos para unidades habitacionales, o ¿por qué no? limpiar ríos o mares.
Sin duda, una innovación que permitiría obtener varios beneficios, sobre todo ahora, que las dificultades son tantas.
Por otro lado, antes que cualquier otra cosa, lo más destacable de todo es que la idea, la creación y la implementación de proceso salió de una cabeza mexicana. Sí, de estas cabezas que a pesar de no siempre estar en el tablero de la exactitud en cuanto a tecnología, en ciencia son de dimensiones tales, que hacen posible esto y mucho más.
Lo único que a veces nos falta son las ganas y la disciplina, Jesús Figueroa es el mejor ejemplo de esto.
Esto no hace ver que, generalmente, nosotros nos subestimamos. Lo que si es palpable es que no carecemos de cerebro sino de organización y disciplina, y en esto entra la defivciente educación. Pero diganle esto a los suedo maestros holgazanes que continuamente faltan a su responsabilidad.

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