martes, 12 de enero de 2010

Nueva embestida perredista

 

Por: Carolina López

enero / 2010

 

La legalización de las bodas entre personas del mismo sexo y dar a esas parejas el derecho de adoptar hijos, cayó como balde de agua helada en esta Navidad. Es alarmante la consigna perredista en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF): aborto, eutanasia, "matrimonios" gay, ¿hasta dónde quieren llegar?

 

Cuántas argumentaciones de carácter racional echa por tierra esta nefasta ley. Por falta de espacio le daré sólo algunas.

 

Desde la concepción hasta la muerte, los seres humanos somos personas sexuadas sólo en dos modos posibles: femenino y masculino. Es la sexualidad la que nos caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y espiritual porque, es también parte elemental de nuestra personalidad, de nuestra manera propia de ser, de actuar, de interrelacionarnos, en fin, de sentir, expresar y vivir el amor humano.

 

Sin embargo, desde hace algunos años se ha desarrollado una tendencia (que se propaga por todos lados) que minimiza la diferencia corpórea llamada sexo, para darle prioridad a la ideología de género. Esta ideología afirma que la orientación sexual no obedece a la determinación genética sino a la cultural y, por lo tanto, las diferencias entre hombres y mujeres no existen.

 

¿Ha observado usted cuántos programas y novelas promueven a los gays desde hace años? Esta impresionante promoción de las relaciones homosexuales ha traído repercusiones negativas, especialmente en jóvenes desorientados.

 

Hace algunos meses, un experto en temas de bioética y sexualidad, Ramón Lucas Lucas, impartió en Monterrey una cátedra sobre la sexualidad humana. Antes de finalizar la ponencia una señora observó a una joven que se encontraba en el recinto, quien estalló en llanto.

 

La señora se acercó a la chica para ofrecerle su ayuda pensando que sentía algún dolor físico. Para su sorpresa, se trataba de una lesbiana que le confesó que lloraba de emoción, pues al escuchar al doctor Lucas comprendió que es y ha sido mujer desde que fue concebida por sus padres.

 

En estos tiempos, el gran afán por desvirtuar y cuestionar a la familia bi-parental (compuesta de padre y madre) y proponernos nuevos modelos de familia, ponen en riesgo el respeto por la naturaleza humana y por la identidad masculina y femenina, pero hay algo más: los actos homosexuales cierran el acto sexual al don de la vida, ya que se trata de actos opuestos a nuestra naturaleza, pues no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual.

 

Y por si todo esto fuera poco, quienes promueven estas leyes contra natura no toman en cuenta la diferencia entre el comportamiento homosexual como fenómeno privado (que no daña a la sociedad) y el mismo como fenómeno público, legalmente aprobado y convertido en una institución jurídica (que es mucho más grave, pues atenta contra el bien común de toda la sociedad).

 

Cabe recordar que las leyes civiles no sólo desempeñan un papel determinante en la promoción de ideas y de costumbres, sino que modifican en las nuevas generaciones la comprensión y valoración de una serie de comportamientos.

 

Por último, lo más grave es que se les permita a las parejas gay adoptar hijos.. En 1990 la ONU regaló al mundo la Convención de los Derechos del Niño. Este documento no sólo constató muchas de las injusticias a las que eran sometidos los pequeños, sino que nos recordó la necesidad de buscar, promover e instituir a esos niños maltratados el mismo bienestar con que viven otros niños del mundo.

 

¿Y qué mayor bienestar para un pequeñito que proteger su derecho a tener una madre y un padre que unidos le transmitan esos criterios, valores y normas de convivencia para su mejor desarrollo?

Estudios demuestran que para que el niño crezca y se desarrolle de manera plena y armónica se necesita la acción de los dos, padre y madre, pues cada uno aporta diferentes habilidades y talentos que enriquecen esta tarea.

 

Sólo nos resta decir que el daño que causará esta nueva embestida del PRD, ahora apoyado por partidos minoritarios y el PRI, es incalculable. De entrada, confundirá más a nuestros niños y jóvenes al opacar la percepción de los valores fundamentales y desvalorar la institución matrimonial. Pero también, sin duda, es un paso más hacia la decadencia de la sociedad.

 

 

 

«Por mi patria hablará la razón de la justicia»
 



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