sábado, 16 de enero de 2010

Políticas públicas con perspectiva de familia

 

Por: Jaime Septién

Enero / 2010

 

La presión de la sociedad civil es un elemento que puede cambiar la historia, más aún, la historia de las acciones a favor de la vida y la familia.

Los candidatos a puestos políticos deben tomar en cuenta los intereses de la sociedad para incorporarlos en sus planes y programas de gobierno o en su proyecto legislativo.

Corresponde a la sociedad organizada el darle seguimiento y no nada más expresar su voluntad en la urna, sino que la convicción democrática le exige ser soldaría de tiempo completo.

En 2010 hay varias elecciones en los estados, y se preparan ya los escenarios para la sucesión del 2012.  Es bueno recalar en lo que nos dice la doctrina social de la Iglesia, el magisterio y el catecismo.   

Puestos a resumir, los cristianos tenemos Cuatro valores no negociables (tomado del "Manifiesto de los valores no-negociables" en la elecciones europeas de 2009): 

VIDA.  La persona es sagrada e inviolable, desde la concepción hasta la muerte natural 

FAMILIA.  La familia nace del compromiso conyugal.  El matrimonio es un voto, en el que el hombre y la mujer hacen donación de sí mismos y se comprometen a la procreación y el cuidado de los hijos 

LIBERTAD DE ENSEÑANZA.  Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos.  Son ellos –no el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores—los titulares de ese derecho. 

BIEN COMÚN.  El Estado está al servicio de la sociedad y no al revés.  El papel de la autoridad es ordenar la comunidad política no según la voluntad del partido mayoritario sino atendiendo a los fines de la misma, buscando la perfección de cada persona, aplicando el principio de subsidiaridad y protegiendo al más débil del más fuerte 

Propuesto uno

Creo que sería muy importante –como primer paso—animar a organizaciones, asociaciones, instituciones religiosas o laicas, sindicatos y partidos políticos a firmar un compromiso de defensa de estos cuatro valores no-negociables, de los que se desprenderían las políticas públicas con perspectiva de vida, de familia y de bien común. 

Estos cuatro valores no-negociables son el cimiento, el piso de toda estabilidad política.  Es evidente que en nuestro país, hace mucho tiempo no se hace política desde los principios fundamentales.  Por eso, es evidente la crisis que padecemos y que puede ir a peor. 

Si la sociedad no logra un pacto con estos cuatro valores no-negociables, va a correr el inmenso peligro de una disolución acelerada.Por lo demás, es necesario clarificar los conceptos de familia y vida, que, aunque parezca que los tenemos claros, en ocasiones no es así.   

Familia

El artículo 16.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice:La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. 

Analizando todos los elementos de la familia, a la luz de la Declaración Universal de los DH, podemos decir que: 
La familia es la comunidad estable fundada en el matrimonio de hombre y mujer, que forman los cónyuges y sus hijos, con el fin de asistirse mutuamente, transmitir la vida y garantizar el desarrollo y la libre educación de los hijos 

¿Cuáles son sus funciones?

Ser el lugar idóneo para el nacimiento, desarrollo y educación de los hijos 

Ser garante de la estabilidad social: una sociedad compuesta por familias estables permanece estable 

Ser el principal creador de capital social (valores que fomentan la confianza entre los miembros de una sociedad) 

Ser el principal protector del individuo por consistir en el ámbito natural de la solidaridad 

Ser el principal centro de creación de ahorro y por tanto del crecimiento económico constante 

La protección a la familia está consagrada en al Artículo 4º de nuestra Constitución: 

El varón y la mujer son iguales ante la ley.  Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia.  Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y espaciamiento de los hijos 

Por lo tanto, desde el punto de vista antropológico, como desde el punto de vista del desarrollo de la sociedad, todas las formaciones políticas, sin excepción, deben tener, como prioridad, la defensa de la familia.  Si la tienen nada más en la retórica, hay que obligarlos a hacerla en la práctica; si no la tienen, hay que obligarlos a que la tengan. 

No es algo a decidir por los partidos políticos; es algo a saber por ellos. 

Esta defensa supone la consideración de: 

El matrimonio como garantía de las relaciones familiares (es el cimiento excepcional para crear lazos fuertes de entrega mutua, sacrificio, donación y servicio al otro) 

La propia familia como vertebradora del sistema social 

Vida

El derecho a la vida es el derecho que fundamenta todos los demás derechos.   

Sin él, todos los demás derechos carecen de sentido. 

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su Artículo 3º dice: 

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona 

La vida humana es un proceso que comienza en la fecundación y concluye con la muerte natural del individuo.  Este proceso, sin pretexto ninguno, debe estar protegido por el Estado, sin dejar oportunidad a nadie de torcerlo a voluntad sin incurrir en una penalización. 

El aborto ("interrupción voluntaria del embarazo") constituye un caso de homicidio cometido por quien tiene la custodia de un nuevo ser (la madre), en colaboración con quien tiene la obligación de velar por su correcto desarrollo (el médico). 

Hay algo tan brutal como el aborto y es la aceptación social del aborto. 
Y a eso se le agrega la legalización de la píldora "del día siguiente" (que genera, un aborto enteramente libre e incontrolado).   

El aborto no es un "progreso"; es un tremendo retroceso a la peor de todas las miserias del hombre: la consideración del otro como un objeto.  Y en esa "consideración", también se vuelve un objeto al padre. 

Propuesta a dos

Crear, en el país, en cada una de las entidades, un Instituto de la Familia y la Vida, cuyas características concretas sean: 

Proteger a la familia nuclear, sin detrimento de las ayudas que se les puedan dar a familias uniparentales, madres solteras, etc.  La protección deberá ser real, no meramente retórica 

Proteger la vida mediante el apoyo a instituciones que se dedican a salvar seres humanos no nacidos 

Subsidiar instituciones de la sociedad civil que garanticen la caridad y la profesionalidad en el trato a los más débiles 

Establecer políticas públicas de defensa a la vida y a la familia, como bienes prioritarios de la sociedad 

Desarrollo de normas para la adopción expedita 

Promoción del empleo, el microcrédito, la capacitación y la educación permanente 

Calidad de vida para los ancianos 

Consejería matrimonial y espiritual  

Todo ello en una sola dirección: hacer que los principios fundamentales se respeten y hacer que se generen, con ellos, políticas que defiendan el derecho de cada uno de los mexicanos a la obtención de los bienes mínimos que hacen florecer la virtud. 

 


«EL RESPETO A LA LEY ENALTECE NUESTRO ESPÍRITU»
 
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