jueves, 26 de julio de 2007

Cuando desnudarse se convierte en virtud

Jorge Espinosa

Cómo símbolo de arte contemporáneo, como reflejo de la derrota de viejos tabús, como signo de incorporación de la sociedad mexicana a sociedades de vanguardia, como una forma de manifestar que somos una sociedad libre y con mil tintes más de orden pseudos-filosófico la mayoría, casi la totalidad de los comunicadores de México se dedicaron a alabar con un entusiasmo desbordante tan magno acontecimiento, y casi toda la sociedad nos hemos visto obligados a apoyar este hecho o cuando menos a ser muy tímidos al manifestar nuestros comentarios.

Esto para no ser aplastados por la enorme aplanadora publicitaria del hecho, a riesgo de parecer que tenemos muchos complejos y que estamos fuera de época con una moral trasnochada.

Parece ser que en estos tiempos en todo el mundo, pero especialmente en México hay una embestida contra todos los principios cristianos, familiares y sociales en los que hemos sido educados tradicionalmente como si fueran contrarios a la dignidad y libertad del hombre, y con banderas desplegadas lo que antes se decía en quedito ahora se proclama con una fuerza total. Por el contrario, los millones que viven y aman los principios tradicionales tal parece que tienen que esconderse.

Verdadera pena causaba oír los testimonios de los participantes y mayor pena aún los comentarios de los comunicadores que hacían del hecho de desnudarse en masa una actitud casi heroica y digna de admiración, cómo si hacer algo que va contra la dignidad de la persona, al hacerse en masa cambiara su esencia y se transformara de algo vergonzoso en algo virtuoso. Claro después de haber aceptado el aborto que es un hecho mucho más grave, ya este tipo de espectáculos es cosa menor. Lo grave del asunto más que el hecho en sí es el mensaje que se da a la juventud en cuanto a un concepto de la vida que se está generalizando en la sociedad acerca de una libertad egoísta y desmedida acompañada de un relativismo de valores donde el gran ausente es desde luego Dios.

Ya decía San Pablo, que una vez hecho Dios a un lado de nuestra vida, nos llegaríamos a enorgullecer de lo que deberíamos avergonzarnos, el profeta Jeremías, recibe de Dios este mensaje:

“Dos pecados ha cometido mi pueblo; Me ha abandonado a Mí, que soy fuente de agua viva, y se ha ido a excavar cisternas, cisternas rotas que no pueden retener el agua” (Jeremías II, 13).

Reitero que lo más grave del asunto es como se desvirtúan ante los jóvenes los verdaderos valores por los que deben luchar, y se les proponen a cambio otros falsos, como la rebeldía egoísta, el placer sin responsabilidad o exhibicionismo puro.

Ojalá los jóvenes en lugar de escuchar tantos testimonios que rayan en lo cursi y en lo ridículo, recibieran mensajes como uno que les dejó en Lic. Anacleto Gonzalez Flores sobre algo que nunca pasará de moda., el ideal.(Hago un resumen sobre este mensaje).

Antes de marchar

“La pasión por el ideal ha muerto, se le ha dejado desfallecer primero, se le ha abandonado después y ha acabado por morirse:

Esto explica el desdén con que por todas partes se ve lo grande y lo noble y el encogimiento de hombros con que todos saludan programas y banderas: Pero lo más grave es que nuestra juventud carece de ideal desde hace mucho tiempo; no ha habido quien la arroje en la hoguera donde se encienden las altas y recias pasiones…Nuestra juventud no ha tenido, no tiene desde hace mucho tiempo ni maestros ni abanderados.

Se alzó y sigue alzándose delante de la vida como barca sin timón y sin brújula…cuando mucho se le ha enseñado a que arrebate del torbellino del tiempo el pan para el cuerpo: pero nadie le ha dicho que no empiece la jornada hasta no ir bien provista de pan para el espíritu…Y es necesario empezar por echar en la mano de cada joven que parte o que ya se ha incorporado a la caravana de los que marchan, el pan con que se nutre, se fortalece y realimenta la vida del espíritu; ideal, ensueño, ilusión alta y noble, gallardía, generosidad, arrojo, audacia, osadía ante los fuertes, para que sigan adelante sin desfallecimientos y sin titubeos”.

Ojalá demos a nuestros jóvenes auténticos mensajes de verdadera superación, y no piensen que con acciones como la del zócalo van a crecer como seres humanos y van a llevar a México a un plano de verdadero progreso y modernidad.

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