domingo, 29 de julio de 2007

Se consuma la fiesta de la Guelaguetza en Oaxaca

Enrique Galván-Duque Tamborrel

24 de julio de 2007

A pesar de AMLO y sus seguidores del PRD, y después de amenazar durante meses con boicotear la Guelaguetza, la principal fiesta popular en el estado, profesores y militantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) dieron un vuelco a su política de confrontación y se conformaron con marchar al Zócalo y torturar a dos soldados del Ejército mexicano.
Durante dos kilómetros, Guillermo López y Jorge Hernández, quienes se identificaron como elementos de la 28 zona militar, fueron obligados a caminar descalzos sobre el asfalto caliente por el sol intenso que elevaba la temperatura a 30 grados. Parecían penitentes en Semana Santa.
"No somos militares espías, somos militares albañiles", intentaba defenderse Guillermo López quien junto con Jorge Hernández fueron despojados de sus zapatos entre empujones, torceduras, golpes en la cabeza y pronunciamientos a favor del linchamiento.
"Venimos a una ferretería a hacer un presupuesto para reparaciones del cuartel", balbuceaba Hernández.
Un grupo de muchachos, de unos 20 años en promedio, que se encargaba de la seguridad, capturaron a los militares que se encontraban cerca del lugar en que fue secuestrado Manuel Coronel, activista del movimiento.
Coronel intentaba organizar el tráfico para que pasara la vanguardia de la marcha cuando fue "levantado" por un grupo de desconocidos que viajaba a bordo de una camioneta blanca, sin placas.
"Esto es una abierta provocación", vociferaba por el equipo de sonido Cástulo López, vocero de la APPO. "Pero no pierdan la calma, compañeros, quieren que nos exhibamos como un movimiento violento, pero no lo somos".
Los ánimos estaban caldeados, pues al iniciar la marcha el mismo Cástulo, había acusado al gobernador de la entidad, Ulises Ruiz, de ordenar la desaparición de tres profesores oaxaqueños y un michoacano luego de que por la madrugada un retén de policías confiscó el auto en el que viajaban.
Estos "agravios" se aunaron a los 47 detenidos y 20 lesionados —uno de ellos hospitalizado en estado de coma— por los enfrentamientos entre appistas y policías que se suscitaron la semana pasada.
De modo que los manifestantes vieron en los soldados una vía para descargar sus frustraciones.
Debilitados por el encarcelamiento de sus principales líderes, no pudieron impedir la realización de la Guelaguetza, tampoco han logrado la renuncia de Ulises Ruiz ni homologar sus raquíticos salarios que oscilan entre los 500 y 600 dólares mensuales.
Consideraron intercambiar a los soldados por algunos de los más de 50 presos que se encuentran en los diversos penales del país, detenidos en diversos enfrentamientos durante un año de conflicto.
"Un hombre de lucha por dos perros de Ulises", coreaban en la marcha encaminada al centro de la ciudad.
"Agacha la cabeza, cab...", gritó y manoteó uno de los jóvenes de seguridad al soldado López. Después, lo obligó a levantar la mano y a entonar todas las consignas de la APPO y el magisterio, como un ventrílocuo: "Si Ulises no se va, la paz no llegará", "Ulises, asesino, entiende tu destino".
Justo en ese instante, pero más al norte de la ciudad, en el cerro de El Fortín, el gobernador atendía otro designio: inaugurar la Guelaguetza 2007 entre cientos de policías, el Ejército y más de 10 mil asistentes que gritaban: "Sí se pudo, sí se pudo".El año pasado, la APPO impidió su realización por considerar que se ha convertido en un evento capitalista. "La tradición, las costumbres y la cultura de Oaxaca se ha estado vendiendo. Es un negocio para el estado, el gobierno y los empresarios", argumentó.La Guelaguetza tiene su origen en la época colonial, en honor a un templo que las monjas carmelitas construyeron en las faldas de El Fortín. Se realiza anualmente los dos lunes siguientes después del 16 de julio.Es una ofrenda de bailes folklóricos que hacen grupos representativos de las siete regiones del estado: Valles Centrales, Sierra Juárez, la Cañada, Tuxtepec, Mixteca, Costa y el Istmo de Tehuantepec.En las últimas décadas se ha convertido en uno de los principales atractivos de turismo nacional e internacional, así como una fuente de empleos, sin embargo, a raíz del conflicto, el número de visitantes ha caído en un 80%, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo estatal."La gente y los visitantes no vienen porque saben que hay un estado de sitio, que la capital oaxaqueña es un cuartel donde no puede haber espacio para celebrar una fiesta", arengó el dirigente magisterial, Ezequiel Rosales, durante el discurso que puso punto final a las movilizaciones de ayer."Eso quiere decir que después de todo la boicoteamos y la gente que asistió fue porque el gobernador le pagó", añadió.La APPO pretende movilizaciones "más contundentes" para el 28, 29 y 30 de julio próximos, cuando se lleve a cabo la segunda parte de la Guelaguetza 2007. En tanto, continuará con el plantón permanente que se instaló en el centro de Oaxaca desde hace cinco semanas.Algunos militantes han comenzado a cansarse. Edgar Martínez, un profesor de primaria en la comunidad zapoteca de San Matías Zoquiapam, se dijo inconforme de que su crecimiento profesional esté condicionado a la vida de marchas y plantones."Vengo porque así se hacen méritos con el sindicato y eso es necesario para que te cambien de plaza, te incrementen el salario y hasta para conservar el empleo", destacó Martínez, de 32 años."Pero no creo que sea el camino correcto. Es irreal, ¿sabe que nuestro himno de lucha dice que el futuro es el socialismo?", agregó en voz baja, para no ser escuchado por sus compañeros.Pero nadie le puso atención. Cástulo López, seguía pegado al megáfono de la APPO.Informó que entregaron a la Cruz Roja a los dos presuntos militares detenidos durante la marcha, que tenían noticias de que su compañero Manuel Coronel había sido liberado.

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