martes, 31 de julio de 2007

El Gabrichitos

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Hablamos de los caprichos de la fortuna para disculparnos y son en realidad los caprichos de nuestro humor los que nos gobiernan, has dado en hacerme esclavo con los hierros de tu gusto. (Lope de Vega)

Realmente México es un país sui generis y los mexicanos estamos llenos de incongruencias. Entre tantos vicios que padecemos uno de los sobresalientes es la impunidad, contra de ella oímos a diestra y siniestra lamentaciones sin fin, principalmente de la que gozan los altos funcionarios y encumbrados políticos. Pues bien, los mismos que cotidianamente se desgarran las vestiduras para quejarse de ese lacre ahora defienden al que quiere gozar precisamente de ello, con el argumento de que es ataque político para eliminarlo. Con este argumento, además de descarar su incongruencia, establecen la condición de que cualquier político encumbrado y/o alto funcionario asegura su impunidad por el sólo hecho de que ante cualquier demanda en su contra puede argüir que es un ataque político y que se le quiere eliminar arteramente.
A la Procuraduría General de la República le corresponde, como obligación ineludible, procurar que la justicia se cumpla; si Andrés Manuel López Obrador desacató una orden judicial, la Procuraduría General de la República tiene un caso de Oficio y debe iniciar una averiguación previa y para ello, tratándose de un funcionario con fuero, primero debe solicitar su desafuero, no hay de otra, y en esto no hay aquello de ataque político artero. La ley debe ser para todos ¿o no?, ya basta de impunidad, y esta sólo se combate con hechos no desgarrándose la vestidura hipócritamente.
La actitud asumida por Andrés Manuel, me hizo recordar a un amigo de mi etapa púber, allá por 1942-45 –ya llovió y… mucho. Su nombre era –o es—Gabriel, y era caprichudo y necio a cual más, a tal grado que si se le metía que algo blanco era negro, negro tenía que ser, de ahí no lo sacábamos, y si no le dábamos la razón hacía su berrinche y nos tildaba –a la palomilla-- de ignorantes e imbéciles. Claro, entonces venia el agarrón y los consabidos “cates”, y al conjuro del alboroto que se armaba salía su mamá, pero ¿saben a que?, aunque no lo crean, ¡a defenderlo y darle razón!, acabáramos. A Gabriel le pusimos el apodo de “El Gabrichitos”.
Pues bien, a Andrés Manuel “El Gabrichitos López Obrador se le metió en la cabeza que los que descubrieron los fraudes de sus hombres de confianza le estaban armando un complot pera minar su popularidad. Después, por ganarse legalmente un proceso por desafuero, dice que es una conjura maldita del Gobierno Federal para eliminarlo de la contienda política. O sea, que ve moros con tranchete por todos lados y ya se le metió en la cabeza, y al que no esté de acuerdo con él lo tilda de ignorante e imbécil. ¡Ah!, y entonces sale su familia –léase: perredistas, analistas, politólogos y demás yerbas— a darle la razón y a defenderlo a ultranza. ¿Cómo la ven? ¡Dios nos agarre confesados!

No hay comentarios: