lunes, 28 de enero de 2008

Los mil y un deportados como Elvira

Fuente: La Opinión de Los Angeles
Autor: Jorge Morales Almada
27 de agosto de 2007

"Entre octubre de 2006 y junio de 2007 fueron expulsados 220,000"

La deportación de Elvira Arellano es una más de las miles que hay todos los días a lo largo de la frontera.

La Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) registró alrededor de 220 mil deportaciones de octubre de 2006 a julio de 2007. Es una cifra récord, la más alta alcanzada por esta agencia en su historia.

La expulsión de mexicanos desde territorio estadounidense es una práctica cotidiana en esta frontera, tan normal que a nadie sorprende ver todos los días a decenas de deportados caminar por la calle Galileo de la colonia Postal, donde se ubica la Casa del Migrante Scalabrini.
Cuando Elvira Arellano cruzó la puerta giratoria de tubos al ser deportada por San Ysidro el domingo pasado en la noche, era una más de los aproximadamente 500 que ese día fueron repatriados por ese mismo lugar.

La historia de Elvira Arellano, una mujer que en 1997 cruzó ilegalmente la frontera hacia Caléxico porque en su natal Michoacán no tenía chamba, que trabajó con Seguro Social falso y que la detuvieron en una redada en 2002; se suma a la de miles de indocumentados que son expulsados de Estados Unidos todos los días.

Ahí está el caso de Adrián Patrón, quien ha dejado a sus tres hijos en Riverside. Ahí está la travesía que sufrió Silvano Pérez, a quien agarró "La Migra" después de dos días de caminar por las montañas de Tecate. Ahí está la desesperación de José Pérez, originario de Guanajuato, donde dice que la vida no vale nada.

Datos del Instituto Nacional de Migración (INM) en México precisan que en el año 2006 fueron 514,779 las repatriaciones de mexicanos procedentes de Estados Unidos, que se refieren a deportaciones y salidas voluntarias. El 37% de esas expulsiones ocurrieron por Sonora, el 36% por Baja California, el 20% por Chihuahua, el 5% por Tamaulipas y el 2% por Coahuila.
El INM aclara que hay personas que intentaron en más de una ocasión cruzar la frontera hacia el norte y fueron detenidas. Es decir, una persona puede tener una o más repatriaciones.

En los primeros seis meses de este año, fueron 317,327 los expulsados de Estados Unidos. El 29% de ellos fue por la llamada Puerta México, de San Ysidro a Tijuana, la misma que cruzó Elvira Arellano el domingo en la noche, la misma que cruzaron Adrián, Silvano y José el martes por la mañana.

El camino hacia el sueño americano, de una u otra forma, en más o menos tiempo; termina en muchas ocasiones en esa puerta formada por tubos de acero que giran y giran, como gira la suerte de los indocumentados.

Hace un par de semanas a Adrián lo agarró la policía de Riverside por conducir con unas cervezas de más. Al cumplir unos días de cárcel, lo turnaron al ICE y tras firmar su salida voluntaria, lo mandaron a Tijuana. El domingo pasado contrató un pollero, pero lo atoraron el martes en la mañana en el área de Otay Lake. De nuevo firmó su salida voluntaria.

Silvano y José se la jugaron por las montañas de Tecate. Después de dos días de caminar, José prefirió esperar sentado a que llegara algún agente de la Patrulla Fronteriza a rescatarlo, porque ya no podía caminar. A Silvano lo agarraron minutos más tarde, cuando los uniformados detectaron al grupo de migrantes.

Ninguno de los tres pasó por un proceso de deportación. "Sólo la firma y vas pa’ fuera", dijo Adrián. "Nos dijeron que si firmábamos o si queríamos ver al juez ¿Pero pos pa’ qué le peleamos?".

De 21 años de edad, Adrián trabajaba como cocinero para mantener a sus tres hijos nacidos en Estados Unidos. Por eso ya le anda por cruzar de nuevo. "Sólo voy a descansar un rato y a ver si mañana le intento de nuevo", comentó mientras esperaba que abrieran la Casa del Migrante.
Silvano es de Chiapas y tiene 24 años. "Llegué el sábado y el domingo cruzamos temprano", comentó. Pero dos días después, durante la madrugada del martes, una patrulla de "La Migra" le puso una corretiza hasta que lo atrapó.

"¿Que por qué quiero cruzar? Porque allá [en Chiapas] no hay chamba o está muy mal pagada", dijo Silvano, quien trabajaba como chofer y cuando tenía viajes llegaba a ganar unos 50 pesos (4.50 dólares) por un día.

José coincide con su compañero de travesía y parafrasea a su paisano José Alfredo Jiménez: "Allá en Guanajuato la vida no vale nada, por eso nos venimos pa’ acá".

Con los tenis agujereados de tanto trote, la camisa y el pantalón revolcados en tierra, José dijo que rogaba porque lo detuviera "La Migra" tras dos noches de caminata. "Porque ya no podía, el pollero hasta me quería madrear porque ya no quise caminar… mejor me senté, hasta que pasaron los migras y me detuvieron".

¿Y lo volverías a intentar?

"No sé, hasta ahora voy sabiendo cómo es esto [el cruce por la frontera], la verdad está bien cabrón, está canijo pasar por ahí".

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