sábado, 19 de diciembre de 2009

Banxico y Hacienda, es urgente superar la crisis

 

Equipo yoinfluyo.com

diciembre / 2009

 

El Banco de México (Banxico) se prepara para recibir la llegada de un nuevo gobernador. Propuesto por el presidente Felipe Calderón, Agustín Carstens será ratificado como titular de la institución responsable de la política monetaria, quien deja como relevo a Ernesto Cordero en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). En un momento de aguda crisis económica, revisemos qué sucede en las instituciones económicas de nuestro país.

Las finanzas públicas mexicanas, a decir del propio Agustín Carstens, tienen un déficit de 300 mil millones de pesos. Este hecho es atribuible a diferentes causas, aunque lo cierto es que se desconoce su origen debido a la insuficiente transparencia y control en el uso de los recursos públicos.

Los indicadores económicos son claros: aunque en el 2010 no habrá más caída del Producto Interno Bruto (PIB), la recuperación económica será lenta. Los analistas con más optimismo prevén una recuperación del PIB oscilante entre el 2.5 y 4 por ciento.

Además, las predicciones señalan que las cifras de desempleo y de aumento a la pobreza continuarán en crecimiento. Sin duda, con este balance, es inevitable voltear a ver a aquel que dejó la SHCP para perfilarse como el nuevo gobernador del Banco de México.

Agustín Carstens no es un improvisado. Es maestro y doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Comenzó su trayectoria en el servicio público, específicamente en Banxico, en 1982. Luego de culminar sus estudios, regresó a Banxico a desempeñarse como Jefe de Gabinete de la oficina del gobernador de la institución.

En 2000 fue nombrado subsecretario de Hacienda y de 2003 a 2006 se desempeñó como Subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI)

Fue Agustín Carstens quien, a nombre del gobierno federal actual, en febrero de 2008 previó que la crisis económica actual sería como "un catarrito" para nuestro país. Lo cierto es que el déficit actual de las finanzas públicas mexicanas corresponde sencillamente a un desajuste entre el gasto y el ingreso gubernamental, hecho que se escapó a las previsiones de la actual administración.

La aprobación del paquete fiscal 2010 dejó entrever una vez más las complejidades inherentes a la relación entre la SCHP y los legisladores federales. El alcance de dicho paquete redujo el margen de maniobra del gobierno de Calderón y amplió las capacidades financieras de estados y municipios, mismos niveles de gobierno que carecen también de los mecanismos necesarios para demostrar el ejercicio transparente de los recursos.

Las trabas impuestas por la oposición en el Congreso al gobierno federal en esta materia han minado la proyección de iniciativas como la reforma fiscal.. La inmovilidad del Poder Legislativo no sólo le ha cobrado una renta muy alta al presidente, sino al país.

No obstante, sería deseable que el presidente Calderón y el sector privado se mantengan ajenos -como hasta ahora- a cualquier tipo de influencia en Banxico, de modo que la necesidad de buscar el crecimiento económico no afecte la adecuada política monetaria que se ha venido implementando en nuestro país.

Por su parte, Ernesto Cordero llega a la SHCP entre cuestionamientos de su capacidad para llevar la cuenta pública nacional. Existe escepticismo entre algunos sectores políticos y económicos que ubican a Cordero más como un precandidato presidencial que como un secretario de Hacienda que pueda contribuir a superar la crisis económica.

Hacienda sigue siendo un instrumento de negociación política. La falta de mecanismos de control y transparencia en el ejercicio de los recursos públicos son un aliciente nefasto para cualquiera. El desfile de gobernadores y funcionarios en la oficina del secretario son comunes en vísperas de la emisión anual de la Ley de Ingresos.

No es posible medir la cantidad de recursos federales que se asignan a partir de intenciones políticas. Se sospecha que ello sucede, algunas veces salen a la luz denuncias mediáticas que llevan a cuestionar el origen de los recursos públicos mal empleados. Y la institución que reparte el dinero en México es Hacienda.

Es prioritario que la SHCP y sus funcionarios asuman su vocación y la responsabilidad social que tienen. La repartición justa de los recursos se dará cuando los servidores públicos comprendan que las instituciones y los bienes públicos deben ser puestos al servicio de la sociedad mexicana.

Aun si la voluntad de dotar de recursos justos a las instituciones públicas no existe, el papel de la ciudadanía debe enfocarse a pedir al secretario Cordero que considere prioritario ampliar la SHCP su base de contribuyentes y encontrar los mecanismos para transparentar el destino del gasto público, a todos niveles de gobierno, desde el federal y hasta los estatales y municipales.

Sin embargo, el principal reto de Cordero es aprovechar las fuentes de financiamiento con las que se cuenta para impulsar las obras de infraestructura indispensables, la investigación, el desarrollo de nuevas tecnologías y, desde luego, el empleo.

La llegada de Carstens a Banxico será positiva si se le permite ser el profesional financiero que es y no se le inmiscuya en asuntos políticos que busquen socavar la autonomía de la institución. Cordero deberá ocuparse en hacer todo a su alcance para lograr que México supere la crisis económica, lleve a la Hacienda Pública a actuar en función del bien común, y empeñarse en dejar de lado perspectivas de futuro inciertas.

La agenda para ambos funcionarios es clara: para uno, mantener estabilidad en la política monetaria vigente y, para el otro, lograr que la SCHP sea dotada de instrumentos para que se transparente el uso de recursos públicos. Ambos son grandes retos. Requieren voluntad política. ¿Estarán a la altura?

 

 «Por mi patria hablará la razón de la justicia»

 



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