domingo, 6 de diciembre de 2009

¿Sufres crisis de identidad?



Equipo yoinfluyo.com


septiembre / 2009



Querido lector, ¿alguna vez te has detenido a pensar en la importancia del pasado? ¿Qué tanta injerencia puede tener, si ya no existe, simplemente existió? Más que un tiempo de conjugación o una alusión a un hecho de antaño, el pasado dice mucho de quiénes somos.



¿Cómo podemos comprendernos a nosotros mismos y nuestro presente si desconocemos quién vivió antes de nosotros? Es decir, ¿si ignoramos nuestras raíces?



Para muestra un botón. Imagina una vida en la que desconoces tus orígenes, en donde no sabes quiénes son tu papá y tu mamá, tus abuelos, tu sangre… Sin esa información básica de tu núcleo familiar, de sus aciertos y desventuras, de sus logros y esfuerzos, ¿cómo podríamos enfrentar nuestra realidad y vocación?



Ahora, ¿qué pasaría si la imagen de uno de tus padres fuera deformada y embestida constantemente, aún con base en mentiras? Seguramente serías embargado por un sentimiento de confusión y desasosiego. ¡Qué injusto!



Ese mismo panorama, extrapolado a la situación de México, de nuestra querida nación, tiene el mismo resultado… Hoy en día nos sentimos perdidos, desconocemos nuestro rumbo y simplemente buscamos un faro que nos guíe, pero a la primera tempestad anclamos el barco en vez de luchar por salir a flote.



Hoy en día todo el mundo habla del Bicentenario, de la Independencia, se consolidan obras y se celebran festejos, ¿pero qué hay de fondo?



Como mexicanos, carecemos de una identidad, o ésta se encuentra tergiversada, resultado de un pasado fangoso, en donde los hechos son distorsionados con facilidad. Nuestra "biografía familiar mexicana" se encuentra rebosada de mitos y leyendas que fueron propagadas por ésos a quienes denominamos "ganadores", si hacemos alusión a la sabiduría popular…



Esta crisis de identidad no es una novedad, pues ha sido abordada por grandes mentes antes que nosotros. Octavio Paz en la obra El laberinto de la soledad, habla de todas las máscaras que usa el mexicano para protegerse y no confiar en los demás, pues "la doble influencia indígena y española se conjuga en nuestra predilección por la ceremonia, las fórmulas y el orden".



Lo anterior es consecuencia de la distorsión que se ha hecho de nuestro origen, pues más de uno nos describe como un pueblo sojuzgado, conquistado y que, gracias a la Independencia, se liberó del dominio español. ¿Dominio español? Dominio el de otros pueblos conquistadores que arrasaron con los habitantes de América para establecer nuevas naciones. Si no, pregúntenle a Estados Unidos…



¿Dominio español? ¿Cuando los evangelizadores hicieron tanto por nuestra gente, no sólo inculcando la doctrina cristiana, sino educando a niños, jóvenes y adultos? Su labor ha sido mancillada y vilipendiada por casi dos siglos…



Independencia no es sinónimo de renunciar a nuestro pasado colonial, ni a nuestra herencia española, como bien apunta Enrique Krauze en La presencia del pasado; pero tampoco es equivalente a que nos volvamos indiscutibles herederos de nuestro pasado indígena, como afirmaba el historiador Lucas Alamán.





Lo ideal es encontrar un justo medio, un equilibrio. Incluso la aritmética simple sirve para ilustrar nuestro punto. Español más indígena no da como resultado español o indígena; sino un nuevo y valioso resultado: el mestizo.



Nuestra nación e identidad son productos del mestizaje, en donde ni unos ni otros (españoles e indígenas) son santos ni infames; simplemente seres humanos que en conjunto dieron pie a una nueva cultura, a una nueva sangre: la tuya, querido lector, y la mía; la nuestra.



No se trata del "valiente Cuauhtémoc" que sufrió tremenda tortura cuando le quemaron los pies ni del "débil" Cortés, quien tras la derrota de la Noche Triste, se cobijó bajo un árbol para llorar; ni viceversa. Los mexicanos somos fruto de una visión unificadora, que no reniega de ninguna parte de su pasado; tal como la familia no reniega de las tragedias ni olvida sus alegrías; sino que su recuerdo le da la fuerza para enfrentar nuevas adversidades.



Hoy, querido lector, te invitamos a que te unas a ese cúmulo de intelectuales que se inclinan por la unidad racial, por la conciliación. En palabras de José María Luis Mora, deseamos "la fusión de todas las razas y colores que existen en la república, en una sola".



No importa el color, tamaño o sexo, pues en unas horas gritaremos al unísono: ¡Viva México! y ¡Vivan nuestros héroes!, pero cuando lo hagamos, pensemos en todos esos antepasados que lucharon por nuestra patria, sin importar si lo hicieron antes, después, o durante la Independencia, pues ellos nos trajeron hasta aquí.



Parafraseando a Krauze, sólo nos queda reconciliarnos con nosotros mismos. ¿Lo lograremos?






«LA ORACIÓN DEL QUE SE HUMILLA PENETRARÁ HASTA LAS NUBES»




¡Encuentra las mejores recetas
con Yahoo! Cocina!
http://mx.mujer.yahoo.com/cocina/

No hay comentarios: