sábado, 10 de noviembre de 2007

Concertación desconcertante en Chile

Fuente: Yoinfluyo
Autor: Federico Müggeburg
La revista “Letras Libres”, que a algunos les parece ser la máxima expresión de los “intelectuales” no socialistas en México, ha dedicado su número 105 del mes de septiembre a proponer como modelo para nuestro país la llamada “concertación chilena”, por el aparente éxito que ha obtenido recientemente para abatir los niveles de pobreza extrema en lo material y lo educativo, dejando de lado otras dimensiones que también son fundamentales para la consecución del bienestar de una nación. El bien común no se logra sólo con la superación del desarrollo material, se debe incluir también el desarrollo cultural y el espiritual. El ser humano tiene otras dimensiones más profundas que siempre han quedado en evidencia ante el proceso revolucionario degradante, que pretendió reducirlo a la “animalidad” en 1789, o peor aún, a una simple “cosificación” en 1917, como pieza del proceso productivo material.
En la tan admirada “concertación chilena”, hay aspectos que no hubieran sido posibles, sin la base económica establecida durante el régimen de Augusto Pinochet, de la misma forma en que la superación de los bajos niveles de desarrollo económico en España no se podrían explicar sin las bases establecidas durante el régimen de Francisco Franco, por medio de los famosos “Planes de Desarrollo” aplicados por la entonces llamada “tecnocracia franquista”.
La actual “concertación desconcertante”, vigente en Chile, tiene un antecedente remoto en la trágica “coalición” que llevó al Poder Ejecutivo al socialista Salvador Allende en 1970. Como se recordará, el resultado electoral de esa elección, inmediatamente después del “kerensquiano” gobierno de Eduardo Frei Montalva, con su frustrada “revolución en libertad”, arrojó como resultado una división de votos a tercios, muy cercanos entre sí, tanto para el conservador Jorge Alessandri, el democristiano Radomiro Tomic, como para el socialista Salvador Allende. Según la ley lectoral vigente entonces en Chile, deberían ser los diputados los que con una elección dieran el acceso al poder al presidente. Se coaligaron los socialistas y los democristianos y montaron a Allende, quien en poco tiempo destrozó el país, aplicando al pie de la letra la estrategia definida por Stephany Griffitk-Johnes como la “vía no capitalista de desarrollo”, que terminó en desastre con las absurdas y arbitrarias expropiaciones, la caótica hiperinflación y la ruptura social generalizada. Pasado el peor momento con la intervención militar, Pinochet cumplió su oferta inicial y realizó la programada consulta en forma de referéndum, preguntando si debía irse o quedarse más tiempo. La respuesta fue “¡vete!”, por una escasa diferencia de votos, con lo que cumplió su palabra y, así, se convirtió en el “dictador del golpe”, que restauró la democracia en Chile. Al proceso electoral convocado de inmediato, le sucedieron las coaliciones políticas más inesperadas. Los democristianos se aliaron a los socialistas, en una “concertación”, como una expresión del síndrome iniciado en 1970 y, por otro lado, “la alianza por Chile” de la UDI (Unión Demócrata Independiente) y la RN (Renovación Nacional).
Este mecanismo formulado de “alternancia-concertación” entre socialistas y democristianos que ha ganado las elecciones en Chile por cada vez menor margen, llevó al poder inicialmente a Patricio Aylwin y después a Eduardo Frei Gómez-Tagle, pasando luego al socialista Ricardo Lagos (hijo de un aristócrata chileno) y, luego, a la “mirista” Michelle Bachelet. Hace apenas unas semanas, el presidente del PAN y de la ODCA, Manuel Espino Barrientos, hizo algunas observaciones sobre la enorme problemática que para Chile acarrea la llamada “concertación”. Espino escribió y luego declaró al periódico ”El Mercurio”, el 26 de agosto, que “La democracia cristiana (chilena) debe definir si sigue o no en una concertación izquierdizada”, lo que provocó la ira de la presidenta del partido democristiano chileno, Sra. Soledad Alvear esposa de Gutemberg Martínez, -quien pretendía perpetuarse al frente de la ODCA- y aspirante a la candidatura presidencial por la “concertación”, al señalar el 16 de septiembre al periódico “El Mercurio”, en contra de Espino: “Sus declaraciones demuestran un desconocimiento de la realidad chilena”.
En un clásico clima de linchamiento mediático recurrente en contra de Manuel Espino, los medios mexicanos lo acusaron de “extremista, pinochetista y promotor de la ultraderecha” (ver “Enfoque” n° 702), en esta ocasión, debido a la traición y deslealtad de una legisladora panista que “filtro” a la prensa mexicana la copia de la carta privada que envió la Sra. Alvear al presidente de ODCA, Manuel Espino. Pero toda esta mascarada se vino por tierra, cuando el propio líder actual del senado chileno y ex presidente, Eduardo Frei, declaró a “El Mercurio” el uno de octubre: “Yo creo que hemos perdido la brújula. Estamos en una concertación muy cargada hacia la izquierda ...y por tanto hay que rediseñar esto”. Como consecuencia, quien peor quedó, fue la Sra. Alvear y su apuradísimo esposo y simpatizante de los globalifobicos, Gutemberg Martínez. Con lo que hoy parece que ya no tiene mayores posibilidades de seguir adelante la “concertación-desconcertante”.

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