viernes, 16 de noviembre de 2007

Heberto Castillo Martínez

Enrique Galván-Duque Tamborrel

Fui compañero de estudios, amigo y colega de Heberto Castillo Martínez. Heberto fue un connotado ingeniero, que tuvo lustre internacionalmente en la ingeniería estructural. Pero para mi lo más significativo fue que lo que más fortaleció nuestra amistad fue el ámbito deportivo, el béisbol infantil a través de nuestros respectivos hijos. Heberto fue siempre, desde muy chico –como buen veracruzano que era-- un amante de la pelota caliente. En nuestra época de estudiantes, en los torneos intramuros, se distinguió como el pitcher de la “recta infernal”; después, ya como padres, nuestros hijos jugaban en la Liga Pequeña de Béisbol Olmeca, en donde Heberto era manager del equipo donde jugaban sus hijos. Esta actividad, ajena totalmente a toda actividad del mundanal ajetreo, nos unió en una amistad franca y honesta. Sin embargo, en el ámbito socio-político, Heberto fue un luchador incansable, audaz, valiente y de una firmeza admirable en sus convicciones. Desde que yo conocí a Heberto hasta su muerte fue un hombre de una sola línea, y él fue figura principalísima en la integración y nacimiento del PRD. Cuando analizo al PRD actual y lo comparo con el ideal de Heberto pienso que hay una distancia abismal. Heberto era un hombre que –como ingeniero que era no podía ser de otra forma-- razonaba con certera lógica y jamás tomaba decisiones a priori, ni se amachaba en una necesidad indemostrable –cosa que actualmente acostumbran los legisladores del PRD.

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