viernes, 27 de marzo de 2009

El perverso gasto social(ista)

Por: Santos Mercado Reyes*

Muchos gobiernos se rasgan las vestiduras pregonando que se preocupan por los más desvalidos de la sociedad. Por ejemplo, implantan ayudas mensuales para los viejitos, “los que ya dieron su esfuerzo por construir una gran nación”. Los viejitos, los hijos de los viejitos y hasta los nietos aplauden la “medida benefactora”. Ya no tendrán que preocuparse del futuro de ellos mismos, de sus padres y abuelos, los mantendrá el Estado.
Como en nuestro país estamos escasos de buenos economistas (casi todos son keynesianos), no hay quien pueda demostrar que se está cometiendo un grave error económico y de salud mental.
Primero hay que preguntar a estos “políticos bondadosos” de dónde van a sacar los recursos monetarios para brindar tantos beneficios entre la población. Si me aseguraran que el dinero sale de los bolsillos del presidente o del gobernante, no habría razón de oponerse. Posiblemente haya gobernantes que antes de serlo, fueron buenos empresarios y si ahora que tienen un puesto público están dispuestos a regalar su fortuna, no es buen método, pero hay que aplaudirles pues están haciendo legítimo uso del derecho de propiedad. En este caso, no hay delito que perseguir, ni pecado que condenar.
Pero hay algunos gobernantes que ofrecen beneficios haciendo uso del erario.. Es demagogia pura y esto sí que es totalmente reprobable pues termina dañando a los que supuestamente iba a beneficiar. Veamos por qué.
El erario público se forma con los impuestos que pagan los contribuyentes, con el petróleo que vende el gobierno a las empresas privadas extranjeras, con el señoreaje y con los empréstitos.
El dinero que proviene del petróleo es un impuesto que pagamos todos, “por eso de que el petróleo es de todos los mexicanos”. Siendo que los mexicanos en pobreza forman el 48% de toda la población, los mexicanos de clase media baja forman el 30% y media alta 20% y los ricos 2% en esa misma proporción es el aporte de las clases sociales por vía del petróleo. Es decir, los pobres aportan una cantidad inmensa de impuestos, aunque ni cuenta se den.
Respecto a los impuestos directos (IVA, ISR, IDE, IETU, PREDIAL, ISAN, etc.) se puede demostrar que los más afectados son los pobres y los contribuyentes cautivos (la mayoría pobres).
Así que el dinero que el gobierno regala, proviene fundamentalmente de los pobres. Podría parecer que no hay delito que perseguir pues el Estado quita a unos pobres para darle a otros pobres y todo queda en familia. Pero no, aquí hay delito grave y hay que denunciarlo porque trae consecuencias muy perversas.
¿Qué se imagina usted? Si el gobierno le quita un peso a los pobres, ¿ese mismo peso regresa a los pobres? Pero usted tiene que darse cuenta que el gobierno tiene que cubrir sus gastos, pues los funcionarios, las secretarias, jefes de departamento, investigadores sociales, trabajadores sociales y todo el ejército de empleados que tiene el gobierno para “ayudar a los pobres” también comen y usan automóviles y oficinas. Y a todos se les debe pagar su sueldo y sus viáticos. Para no hacer el cuento largo, por cada peso que el gobierno va a regalar, debe extraer cuatro pesos (de los mismos pobres) Tres pesos se quedan para alimentar a la burocracia y un peso se le regala a algún pobre viejito. La pregunta crucial es ¿quién sale más beneficiado con el gasto social? Globalmente los pobres quedan más pobres pues el gobierno les extrae cuatro pesos y solo regresa uno. Los pobres que reciben un peso, ni preguntan de dónde lo sacó el gobierno, pero tampoco mitigan su hambre, adicionalmente se transforman en capital político pues ahora tienen que votar a favor del político que les regaló la beca; Pero el verdadero beneficiado del gasto social es el propio aparato de Estado, la burocracia del gobierno y el líder “bondadoso” que reclamará los votos para seguir escalando puestos de poder. ¿No es acaso un plan perverso y delictivo? Representa un uso indebido de los recursos públicos. Se usan los recursos de los pobres para condenarlos a mayor pobreza. Por eso notará usted que mientras más crecen las políticas del Estado contra la pobreza, más se incrementa ésta. ¿Es moralmente y socialmente aceptable?
Se gastan los recursos de los pobres para seguir engordando a la burocracia gubernamental. Tal es el verdadero significado del gasto social. En realidad, debería llamarse “gasto socialista” pues termina por fortalecer las estructuras del Estado, a la burocracia planificadora y distribuidora. Son políticas que debilitan a la sociedad, tanto en sus recursos como en su moral:
“¿Para qué me preocupo del futuro, si el Estado me va a mantener?”
Un buen gobierno, un gobierno neoliberal diría: hay que buscar la forma de ayudar a los desvalidos sin perjudicar a terceros. Claro que este enfoque implica un desafío intelectual pues exige crear instituciones sin gastar fondos públicos. ¿Es posible? Por supuesto que es posible, pero solo teniendo teoría neoliberal.

No hay comentarios: