domingo, 1 de marzo de 2009

Don Lorenzo, ejemplo de austeridad

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Jorge del Rincón Bernal
jueves, 29 de enero de 2009

Por asuntos familiares tuve que viajar a Guadalajara y aproveché la estancia para asistir con mi hija Cristina y sus hijos a la Feria Internacional del Libro (FIL), que ya es un evento cultural de gran relevancia, al que asisten intelectuales prominentes de diversas latitudes del país y extranjeros.
En cuanto llegamos me dirigí a la sala de conferencias y mi hija se llevó a mis nietos a la ludoteca.
Enseguida se inició el panel en el que participó el Ingeniero Manuel Clouthier con otros cuatro expositores que trataron el tema “Los medios en tiempos de violencia”.
Al terminar dicho panel me cambié de salón donde se iniciaba la presentación del libro Al Grano vida y visión de los fundadores de Bimbo, escrito por Silvia Cherem. El protagonista central del texto es Lorenzo Servitje Sendra, el empresario que más admiro, no sólo por su tamaño como tal, sino más por su forma incansable, sencilla, austera y su estilo transparente e innovador.
Lo admiro tanto por sus métodos y sistemas como por el apego fiel a sus convicciones y creencias, hijas de una formación que pareciera ser jesuita por su austeridad castrense, su avidez escrutadora del paisaje global, como de las recónditas interrogantes cósmicas.
En estas últimas líneas ya estoy pensando en el hombre más allá del empresario, quizá porque creció con un brillo deslumbrante, que parecería que Lorenzo es un gran hombre por ser un enorme empresario, cuando yo lo veo al contrario, pues lo que lo convirtió en un empresario gigante es ser un hombre íntegro, acabado.
De tal manera que si hubiese sido sacerdote, seguramente llegaría a los altares; si historiador, que también pensó serlo, hubiese sido un Herodoto o Plutarco; si abogado un Tomás Moro; si político habría alcanzado la estatura de un Abraham Lincoln o Adenauer.
Y es que a Lorenzo no lo podemos encasillar en los esquemas aceptados de una sola vocación, profesión u oficio, porque sus cualidades rompen ese esquema de la especialidad, para alcanzar el pensamiento universal del humanista, en el que nada de lo humano le es ajeno.
Como ven, mis pacientes lectores, le atribuyo todas estas cualidades porque Lorenzo las tiene, porque si algo le falta lo suple con una virtud que, de la mano de la prudencia, logra todo lo que es posible; me refiero a la humildad.
Una virtud que te hace reconocer que eres limitado, vulnerable, que necesitas de los demás, pero que puedes acercarte al que sabes que necesitas y así trabajar en todo género de empresas lícitas, haciendo equipo y teniendo en mente la frase que dice la autora del libro, Silvia Cherem:
“Tempranito a la cama, tempranito al despertar, trabajar como demonios y publicitarse”, y que bien puede ser el epitafio de Lorenzo según ella.
También encuentro en el protagonista central del libro algunas formas de ser que yo practico, como la austeridad, madrugar, la permanente inconformidad sobre tantas conductas reprobables, actitudes irresponsables y su permanente preocupación y ocupación por la consecución del bien común. Algo que ambos pensamos y por lo que quisimos ser sacerdotes.
Todos estos modos de ser me identifican con él e inevitablemente aumenta mi simpatía por tan singular personaje. No obstante, me siento pequeño y lejos de su estatura, pero pretendo y quiero creer que me asemejo a él en toda proporción guardada.
En la presentación del libro participaron personas muy relevantes, tales como el ingeniero Alberto Cárdenas, ex gobernador de Jalisco y actual Secretario de Sagarpa; el licenciado Sergio García de Alba, la misma autora del libro; el empresario Presidente de Laboratorios Julio, Julio García Briceño; y Hugo Villa Manzo, estos dos últimos propusieron ya no hablar del riquísimo perfil de Don Lorenzo, sino sólo narrar algunas anécdotas de tan vigorosa personalidad.
Los comentarios que hicieron los otros presentadores también estuvieron muy acertados y se entusiasmaron con la abundante, brillante y asombrosa trayectoria de Don Lorenzo a sus casi 90 años de fecunda y exitosa vida.
Finalmente, la autora pidió a los asistentes que realizaran preguntas, comentarios o anécdotas sobre Don Lorenzo, así es que aproveché la oportunidad de mencionar algunas anécdotas de las cuales doy cuenta.
La primera fue a principios de los 60 cuando mi esposa y yo asistimos como delegados del Movimiento Familiar Cristiano a un encuentro latinoamericano que se celebró en Sao Pablo Brasil y fue entonces que conocí a Don Lorenzo, a su esposa y una hija en el mismo vuelo, destino y propósito.
Yo ya tenía antecedentes de la empresa Bimbo y me llamó la atención que viajaran en la clase económica y no en primera o en business class. Además de su austeridad, al platicar con él y su esposa también conocimos su sencillez y apertura. Las otras anécdotas las omito por falta de espacio.

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