Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
20 de noviembre de 2009
Felipe Calderón Hinojosa, en su calidad de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, o sea el Primer Mandatario de la República, pronunció un discurso con motivo del 99° aniversario de el inicio de la Revolución Mexicana. Pero más que un simple dicurso conmemorativo como los hemos escuchado en respetable cantidad, fué un llamado a la unidad del pueblo y una arenga para que cambiemos actutudes y trabajemos juntos, sin menoscabo de la libertad de pensamiento y expresión. para lograr el verdadero cambio que nos lleve a conseguir las metas que todos anhelamos para nuestra Patria.
Lamentablemente, como es costumbre --mala por cierto-- de nuestro pueblo, despertó encontradas reacciones, desde el desprecio y la burla, hasta los aplausos eufóricos; pasando desde luego por las mesuradas y positivas reflexiones.
20 de noviembre de 2009
Felipe Calderón Hinojosa, en su calidad de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, o sea el Primer Mandatario de la República, pronunció un discurso con motivo del 99° aniversario de el inicio de la Revolución Mexicana. Pero más que un simple dicurso conmemorativo como los hemos escuchado en respetable cantidad, fué un llamado a la unidad del pueblo y una arenga para que cambiemos actutudes y trabajemos juntos, sin menoscabo de la libertad de pensamiento y expresión. para lograr el verdadero cambio que nos lleve a conseguir las metas que todos anhelamos para nuestra Patria.
Lamentablemente, como es costumbre --mala por cierto-- de nuestro pueblo, despertó encontradas reacciones, desde el desprecio y la burla, hasta los aplausos eufóricos; pasando desde luego por las mesuradas y positivas reflexiones.
Los invito a escucharlo con calma, medítenlo y reflexionenlo después con un razonnamiento cabal. Estoy seguro de que coincidirán conmigo.
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