viernes, 27 de noviembre de 2009

DON FIDEL CASTRO... EL “YO NO FUI”

Por: Querien Vangal

Abril / 2001

Un hipócrita es un paciente,
en el doble sentido de la palabra:
calcula un triunfo y sufre un suplicio

Durante su larga dictadura de 40 años en el poder, Fidel Castro no ha respetado los derechos humanos, civiles o políticos de los cubanos que se han atrevido a manifestar que no están de acuerdo con su gobierno comunista. Sin embargo, muchos "intelectuales" y políticos liberales y "progresistas"mexicanos se han manifestado durante estos días contra quienes intentan criticar esta reprobable conducta del dictador, alegando que los críticos de Castro son títeres de Estados Unidos que buscan desacreditar a quienes ellos ven como el máximo líder social que emergió de América Latina durante la segunda mitad del siglo XX.

Estoa "intelectuales" y "liberales progresistas" son los mismos que lo criticaron, y con razón, a Ernesto Zedillo cuando, siendo Presidente de la República, se negó a recibir a Pierre Sané, Secretario General de Amnistía Internacional, durante una visita que hizo a México.

Nadie en su sano juicio puede decir que Sané o Amnistía Internacional (A.I.) sean títeres del gobierno estadounidense. Por eso es conveniente ver lo que esta respetada organización, defensora de los derechos humanos, ha informado sobre lo que sucede en el "paraíso de los trabajadores" que durante más de cuatro décadas, casi medio siglo, ha gobernado con mano de hierro el ídolo de nuestros "preclaros pensadores" y "políticos progresistas" iluminados.

El 17 de octubre próximo pasado, A.I. dio a conocer su informe número AMR 25/217/00/5, que, entre otras cosas, anotó: "En la actualidad, varios centenares de personas permanecen recluidas por delitos políticos en Cuba; de ellos A.I. ha identificado a 21 personas como presos de conciencia, encarcelados por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, asociación o reunión. Además de su preocupación por estos presos de conciencia, A.I. sigue sintiendo preocupación por el fuerte acoso al que se somete a los disidentes, ante los que se encuentran periodistas, miembros de organizaciones políticas y defensores de los derechos humanos. La represión de la disidencia en Cuba es algo que viene ya de lejos. El gobierno cubano se ha justificado siempre alegando que privar a los disidentes de sus derechos fundamentales a la libertad de expresión, asociación y reunión es una medida destinada a mantener la unidad del país frente a las fuerzas extranjeras hostiles. En Respuesta a ese argumento, A.I. mantiene que todos los estados, independientemente de las amenazas externas, del carácter político de su gobierno de cualquier otro factor especifico, tienen la obligación de cumplir con los deberes expuestos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, incluido el deber de respetar las libertades fundamentales. Por ello, A.I. manifiesta su condena hacia las violaciones de derechos humanos incluidas en su mandato, se cometan en el país que se cometan. En Cuba la represión de la disidencia está legitimada por la Constitución y por el Código Penal. Algunos delitos contra la seguridad del Estado, como la "propaganda enemiga" y otros delitos como el "desacato" se han utilizado ampliamente para silenciar las críticas. Otros, como la "peligrosidad" están mal definidos y dan lugar a utilizaciones indebidas por motivos políticos. Ha habido disidentes que han sido declarados culpables de delitos penales que, según se cree, han sido inventados para descifrar a esos disidentes o a sus organizaciones o como represalia por la expresión pacifica de sus creencias. En ocasiones, los disidentes retenidos permanecen recluidos sin juicio durante largos periodos o son declarados culpables tras procedimientos que no cumplen las normas internacionales de justicia procesal por problemas relacionados con la independencia y la imparcialidad de los jueces o con acceso del acusado a la asistencia letrada.

Estas son algunas de las acciones que realizan el gobierno y el dictador consentidos de los "intelectuales" y "liberales progresistas" mexicanos. Muchos de ellos estarían pudriéndose en alguna cárcel si en México se violaran los derechos humanos como se violan en la Cuba de Don Fidel, pero ¡claro! Éste lo niega, el clásico "yo no fui" para darse baños de pureza. Una muestra de que tan desconectados de la realidad están estos hipócritas.

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«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»

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