Por: Cynthia Castañeda
05-11-2009
Parece que al fin, Honduras llegó a un acuerdo. Las verdaderas razones, motivaciones o presiones que lo propiciaron no las sabe nadie en realidad, lo único cierto es que esta decisión fue tomada a la par de la última visita hecha por representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA)... efectivamente, muy probablemente gracias a la intervención de EU.
Thomas Shanon fue el encargado de encabezar esta delegación; la comitiva, a todos nos queda claro, tenía como único próposito quitarle un dolor de cabeza más a Hillary Clinton y a Obama.
Tanto EU como el mundo entero se han mostrado completamente en desacuerdo con el golpe de estado. Sin ver más allá de las causas, han condenado el hecho... o por lo menos eso nos han hecho creer. La verdad es que nadie los juzga, sería sumamente criticado que no lo hicieran así... ¿Un golpe de estado? Jamás; eso nunca será bien visto.
A nadie conviene que las cosas en Honduras permanezcan en continuo alboroto. Así que si las elecciones ya están a la vuelta de la esquina, lo propio era celebrarlas en un ambiente de paz que pueda avalarlas.
Es por eso que, al más puro estilo yankee, EU salió de nueva cuenta para poner el orden y luego de varias pláticas en las que las negociaciones se veían tan lejanas, al fin ambas delegaciones lograron un punto de encuentro, en lo que denominaron "El Acuerdo Tegucigalpa".
En el acuerdo establecen que Zelaya volverá al poder para mantener un gobierno de unidad nacional hasta que los comicios electorales arrojen a un nuevo presidente. No obstante, Zelaya no podrá cantar victoria hasta que el Congreso, y ahora también la Suprema Corte, aprueben su restitución ¬–decisión que tiene que ser tomada a más tardar esta semana–.
Por el momento, aún encerrado en la Embajada de Brasil, Mel recibió una carta del mismísimo Micheletti. Dentro del texto, el presidente de facto invita al destituido a enviar cuanto antes una lista con los 10 nombres de las personas que conformarán su gobierno de unidad. Sin embargo, y aunque pareciera convenirle, a Zelaya no le pareció que su ex colega y acérrimo enemigo se adelantara a la decisión de la Comisión Verificadora.
Una vez más, a Honduras sólo le resta esperar. No obstante, parece que ahora, gracias al siempre astuto gobierno estadounidense, la espera podría tener un final feliz.
«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»
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