| No se midieron, tenían que ser "pejistas". Por: René Mondragón 28-10-2009 –Dígame usted si no, mi queridísimo don Sebas. Mi colega, don Felipe de Calderón e Hinojosa, a pesar de su edad, cada vez se ve mejor como hombre de Estado, dijo el licenciado De la Alameda, mientras esperaba su turno. –A ver, a ver, mi distinguido jurisperito. ¿De qué estamos hablando? –Vea con sus propios ojos esta foto y me dará usted la razón, agregó el abogado mientras le extendía una página del periódico que don Sebas empezó a revisar con un dejo de curiosidad política. ¿Cómo la ve usted?... Como dijera, mi admirada Gloria Stefan: "Cómo han pasado los años", ¿no cree usted mi estimado señor? –¡Ver para creer, señor licenciado! Para bien de este país, me parece que el diálogo republicano y plural entre don Carlos Navarrete y el Presidente, es –de entrada– bastante saludable. Y si a eso le agregamos el discurso de don Manlio Fabio Beltrones, el tema da para muchísimo qué pensar. Imagínese usté, abogado: el sonorense habló de que "ya es hora de superar agravios", de que ya "hay que dejar atrás los mezquinos intereses particulares que se hacen pasar por intereses colectivos". –Supongo que mi colega Beltrones sigue supurando sangre por las comisuras labiales, ¿no? O que, mi dilecto señor peluquero –agregó De la Alameda–, ¿a poco Manlio Fabio no ha colocado en más de una ocasión los propios intereses, disfrazándolos de frases tales como "por el bien de México" y ¡zaparrátatelas!, le suelta un mordisco a alguna parte de los bienes nacionales. –De acuerdo señor abogado. Pero no me negará usté que, cuando menos, la foto ya es un avance. –Para poder evaluar ese tema, mi estimado figaredo, habrá que preguntarle a mi colega don Manuel Espino y Barrientos. Él conoce mejor que usted y yo a mi estimado Beltrones. Pero –y a riesgo de verme en el sexenio de don Chente Fox–, lo que Manlio quiso decir fue que, "La fórmula es sencilla. Ni oposición irresponsable ni gobiernos excluyentes, cualquiera que sea su nivel de responsabilidad". –¡Carambolas! señor abogado, contestó don Sebas. ¡Eso es como poner una raya en el agua! Ver juntos, sentados, dialogando y sin agarrarse de las trenzas a Calderón, a Gustavo Madero, a Carlos Navarrete y a Beltrones, está como para Ripley. Bueno, significa un poco, aunque sea un poco de avance. No cabe duda, ¡hay un mundo de diferencia entre el joven Navarrete y Fernández Noroña! –Como decía mi colega Castillo Peraza, intervino De la Alameda, la democracia y el diálogo son, probablemente, el camino más tortuoso, más difícil, más complejo y, probablemente, el más tardado. Pero, lo que es absolutamente seguro, es que es el mejor para sacar a México adelante. –Habló usted, dijo don Sebas, conciso y con seso. Ya me imagino el berrinche de Ebrard y el del Peje. Carlos Navarrete, con una altura de miras y gran espíritu republicano –como el que deberían de tener algunos liderazgos perredistas– recibió al presidente en la casona de Xicolténcatl, y se ve que lo hizo con cortesía, con decencia. ¡Con ganas, pues! –¡Claro está, prosiguió, que no faltaron los prietitos en la fabada. Los más radicales de los radicales –Gabino Cué, Rosalinda López, Francisco Javier Obregón y doña Chayo Ibarra– no fueron al evento. ¡Qué descortesía, no sólo para el presidente, sino para toda la familia de Ortiz Mena, que era el homenajeado. –Así es, mi estimado don Sebas. No se midieron los pejistas. No se midieron. Bien dice el vetusto refranero madrileño: De que la perra es brava…. «EL RESPETO A LA LEY ENALTECE NUESTRO ESPÍRITU» |
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