jueves, 13 de diciembre de 2007

El delirio del "caudillo"

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Gerardo Enrique Garibay Camarena


De la que nos escapamos con López Obrador
y su camarilla de incondicionales

¿Por qué no te callas? En apenas unas horas la frase le ha dado la vuelta al mundo, provocando titulares en diarios y noticiarios e incluso convirtiéndose en inspiración para multitud de parodias. Era el último día de una ríspida XVII Cumbre Iberoamericana. Con sus constantes improperios e interrupciones, Hugo Chávez había llevado al Rey Juan Carlos I de España al límite de su paciencia, y finalmente, Su Majestad decidió ponerle un alto al caudillo venezolano. Hugo Chávez parece creer que todos los demás tienen la obligación de aguantar sus agresiones, por lo que el comentario del Rey lo tomó por sorpresa y sólo atinó a responder lanzando acusaciones veladas sobre la presunta participación de la Embajada ibérica en el intento de golpe de estado efectuado en contra de Chávez hace algunos años, denuncia que a nivel mundial ha sido tomada como una simple defensa de ardido.
Y es que Hugo Chávez se ha convertido en el típico tirano de republica bananera, desarmando el precario andamiaje democrático de Venezuela y empleando la represión para acabar con sus críticos. Muestra de lo anterior son la cancelación de la concesión para Radio Caracas Televisión y las agresiones registradas en días pasados contra estudiantes que protestaban por la nueva reforma constitucional, que de aprobarse, convertirá a Chávez en un dictador de facto, con reelecciones incluidas. Esta reforma constitucional se votará en referéndum el próximo 2 de diciembre y todo parece indicar que, ante la división de los opositores y el pasmo de la sociedad, el régimen bolivariano quedará convertido en una dictadura socialista, con todo lo que ello implica. Venezuela va en camino de convertirse en la Cuba del siglo XXI y, al final del día, los venezolanos sólo pueden culparse a sí mismos, pues fueron ellos los que votaron por Chávez y los que lo han sostenido en el poder. Recién ahora parece que empiezan a atisbar las consecuencias de su indolencia, pero ya es demasiado tarde. Aquella frase que reza: “los pueblos tienen el gobierno que se merecen” se comprueba una vez más en el caso venezolano, pues ha sido el pueblo quien ha construido al dictador y será el pueblo el que lo sufrirá. El caso Chávez queda como una enseñanza para el resto de Latinoamérica, acerca de cómo un caudillo supuestamente democrático manipula y reprime para mostrar su verdadero rostro.
Apenas el año pasado, México enfrentó un riesgo similar encarnado en Andrés Manuel López Obrador, que incluso ha tenido el cinismo de formar un “gobierno legítimo”. Afortunadamente, en nuestro país la gente, incluso dentro del PRD, le ha dado la espalda a ese aspirante a liderzuelo. Sin embargo, la lucha para defender la democracia de los ataques del autoritarismo es constante, y si nos descuidamos, más temprano que tarde sólo nos quedará soportar el delirio del caudillo, o enfrentar la represión.


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