viernes, 28 de diciembre de 2007

El PRD en picada

El Apocalipsis de AMLO caería sobre los pobres

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Lic. Manuel Díaz Cid

En esta semana es oportuno revisar dos temas: primero, los procesos electorales en Chihuahua, Durango, Zacatecas como parte del conjunto de elecciones calendarizadas hasta el 11 de noviembre de este año que han servido para reposicionar a los partidos políticos en un escenario que ha cambiado de un año a la fecha. Segundo, el hecho de que AMLO convocara una reunión en el Zócalo a un año de las elecciones a la presidencia de México al tiempo que el ambiente no tiene la suficiente tranquilidad para tomar un rumbo sin problema.
De los tres cotejos electorales impresiona la caída del PRD y llama la atención el repunte del PRI. El PRD únicamente obtuvo nueve diputados y sólo en el estado de Zacatecas donde antes tenía la mayoría, mientras que el PRI obtuvo 33 diputados. El PAN obtuvo un total de 13 diputados.
El PRI perdió la capital de Chihuahua, uno de los dos estados tradicionalmente priístas (Chihuahua y Durango) y el PRD perdió la capital de Zacatecas a manos del PAN, partido que obtuvo triunfos en ciudades medias, lo cual, le da una relevancia significativa al proceso electoral.
En el caso de Zacatecas se identifica la confrontación de varias corrientes que disputaron, más allá del aspecto electoral, por lograr la hegemonía en el estado y, aunque la gubernatura de Amalia García parecía garantizar el control del PRD, hubo un fuerte repunte priísta y una fractura para el PRD, con consecuencias impredecibles. Es la rebelión de Ricardo Monreal contra Amalia García al patrocinar la campaña de su hermano como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y sacándolo como presidente municipal electo para establecer una dinastía familiar aunque, teóricamente, el PRD se manifiesta contrario a las ideas del nepotismo.
El deterioro del PRD en buena parte se debe al discurso de AMLO quien insiste en su farsa de declararse como “presidente legítimo”, por lo que convocó a una reunión en la capital para definir la línea estratégica del “gobierno del presidente legítimo”. Un factor importante dentro del evento fue el presidium en el cual se ausentaron todos los gobernadores del PRD, varios diputados y senadores del mismo partido. En cambio, aparecieron Carlos Navarrete y Socorro Díaz, quien manejó parte de las “redes ciudadanas” y, en un distanciamiento con Manuel Camacho Solís, se acercó a AMLO para ofrecerle recuperar espacios importantes por su capacidad de movilización. Además, recientemente presentó el libro “El desquite”, en el que se suma a la afirmación de AMLO sobre la existencia de un fraude que le impidió alcanzar la presidencia de México.

La reunión contó con la presencia de Marcelo Ebrard y Alejandro Encinas, personajes que el mundo político esperaba tomaran una definición más clara frente a la actuación de AMLO. Sin embargo, Marcelo Ebrard parece estar atrapado en una maquinaria que le impide movilizarse y desembarazarse de la figura polémica de AMLO.

AMLO se suma, cuando lanza sus discursos polémicos y su negativa a la colaboración de la realidad política y social de México, a la corriente de la antipolítica, que se caracteriza por el menosprecio de la ley y de las instituciones. AMLO representa el Apocalipsis de los grupos marginales, época final en la que todo se destruye.

La crisis de las democracias es la crisis de un periodo histórico que se cierra, la Modernidad. En este último ciclo los grupos marginales como el de AMLO actúan como ángeles vengadores, surgidos de las profundidades del sistema, que procuran acelerar su desintegración. AMLO no piensa en un futuro mejor para México ni en resolver la miseria de 40 millones de compatriotas que viven en la pobreza extrema, sino en crear las condiciones para que 100 millones vivan en pobreza porque en ese momento la visión apocalíptica que maneja le dará la satisfacción de cumplir con su ideal: hacer del país un gran problema.


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