viernes, 28 de diciembre de 2007

Miseria humana en el traspié de Rosario Ibarra

Fuente: Yoinfluyo
Autor: Germán Benítez M.


Observando con detenimiento el video del domingo 18 de noviembre relativo a la violenta entrada de seguidores de Andrés Manuel López Obrador a la Catedral de la Ciudad de México, hay elementos que inducen a la hipótesis de que, en efecto, el desatino de doña Rosario Ibarra de Piedra -el que activó la irrupción en el templo- derivó de una momentánea e irreflexiva insidia de Dante Delgado Ronauro y de Andrés Marcelo Ebrard Casaubón, jefe de gobierno del Distrito Federal. El detalle es el siguiente: el toque de las campanas sucede cuando doña Rosario Ibarra emite su discurso en pro del “presidente legítimo”, y entonces Marcelo Ebrard y Dante Delgado se hablan al oído, y acto seguido, Dante Delgado se acerca a doña Rosario para hacerle comentarios, y de inmediato ésta pregunta por los altavoces, si las campanas tocan para celebrar la concentración del pueblo, o para disolver la concentración.

La reacción no se hizo esperar, y sobre todo gente del Frente Francisco Villa, esgrimió que se trataba de una provocación, y agregó todas las demás insolencias de la que ya los medios nacionales han dado cuenta.

En entrevista con el periodista José Cárdenas, doña Rosario Ibarra juró y perjuró que jamás su arenga tuvo la intención de provocar lo que sucedió, y a la par de toda la repercusión, la dirigencia del PRD salió al público lavándose las manos, y también a la par de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, presentó una demanda contra la turba de agresores que el día de la irrupción, habían ingresado a la Catedral con carteles de López Obrador y gritando: “¡Es un honor, estar con López Obrador!”.

Pero retomando el momento en que Ebrard y Dante Delgado dialogan, y de que inmediatamente éste último se acerca a doña Rosario Ibarra, y ésta a su vez reacciona con la proclama de que si las campanas tratan de disuadir la reunión del pueblo, la hipótesis apunta a que ambos -Dante y Ebrard- fueron quienes tuvieron la “feliz” ocurrencia de manipular a doña Rosario para crearle a López Obrador un efecto en su contra.

¿Que cuáles son las razones para integrar esta hipótesis? La fundamental, que para Marcelo Ebrard el teatro del “presidente legítimo” es un obstáculo para apuntalar su proyecto político de ser primero el próximo candidato del PRD a la Presidencia de la República, para luego erguirse como el seguro sucesor de Felipe Calderón Hinojosa.

Este hecho -las aspiraciones de Ebrard- coincide con que la dirigencia del PRD formula una demanda contra las huestes que con pancartas de López Obrador entraron violentamente a la Catedral, y ofendiendo al cardenal Norberto Rivera Carrera.

Si se tiene en cuenta la férrea división que al interior del PRD opera, y que la oficial ha reconocido a Calderón Hinojosa como Presidente, y que por tanto está en total desacuerdo con López Obrador -entre ellas, la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta-, tenemos otro elemento de apoyo a la hipótesis de que entre los principales asistentes al mitin del domingo en la plancha del zócalo, hay opositores perredistas al proyecto de “presidente legítimo”, y ellos son Ebrard y Dante Delgado.

Luego entonces, si a pesar de lo que dijo, doña Rosario Ibarra de Piedra ha insistido en todas las entrevistas que le han hecho, que en ella jamás hubo la intención de causar lo que sucedió -y que en definitiva le afecta a López Obrador-, entonces ¿hacia dónde apunta la insidia?: el sentido común apunta hacia los detractores perredistas del tabasqueño.

Procede agregar que el mitin del domingo no hubiera sido posible sin el apoyo del jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y por tanto, el sentido común preguntaría: ¿Por qué si Marcelo está en contra de López Obrador, le da este espaldarazo para su mitin? Y la respuesta sería: Es que López Obrador conoce muy de cerca los turbios manejos económicos de Ebrard al frente del gobierno del DF.

Pero a la par de todo esto, y al margen de los resbalones que Ebrard se ha dado pretendiendo cuestionar a las autoridades eclesiásticas por el cierre de la Catedral, en las múltiples posturas oficiales del gobierno capitalino y del PRD se evidencia que después del daño causado, Ebrard y Dante quizá no habrían tenido plena idea de la magnitud del problema que se pudo derivar. Y esto último, suponiendo que los organizadores del acto no hubieran podido prever que durante al menos un siglo, a esa hora, las campanas de Catedral llaman a un misa solemne y concelebrada. ¿Por qué no previeron esto? ¿Es que la celebración no pudo suspenderse o aplazarse al menos una hora? ¿Por qué forzosamente a esa hora habría que callar las campanas de Catedral? ¿Es que en efecto, los jefes de gobierno de la capital hasta se empeñaron en proyectarle a López Obrador que su “grandeza” de “presidente legítimo” debía suspender la celebración religiosa? ¿Es que por ello tampoco se calculó la reacción, una vez que doña Rosario Ibarra lanzó el exabrupto? ¿Fue una inocentada la de doña Rosario, de Dante, de Marcelo... de quién? ¿Es que el grado de imprudencia llega a tales extremos en quienes gobiernan a la capital más grande del mundo?

Bueno, si no resultara verdadera la hipótesis de que se trató de algo tramado desde las entrañas del gobierno del DF y del PRD, entonces el hecho apuntaría al titular de nuestra entrega de hoy: a la miseria humana, o a la miseria de la ideología.

En el primer caso -la miseria humana-, porque la Antropología, la Medicina, la Psicología -véase Sigumnd Freud- y desde luego las religiones, coinciden invariablemente en lo que señala Santo Tomás de Aquino: después de la impulsión sexual, la más fuerte y difícil de controlar es la del poder. En efecto, la historia de la humanidad está plagada de las más crueles e inhumanas pugnas por el poder, en las que la inmadurez y la irreflexión han causado terribles males a la humanidad.

Pero si nos vamos al aspecto ideológico, bueno pues no sólo Sartori y los más afamados politólogos, sino incluso Vladimir Ilyich Lenin, han cuestionado el simplismo de las ideologías, debido a que éstas tienen puesto un pie en la realidad y el otro en la utopía.

Luego entonces, a diferencia de una doctrina que se sustenta en principios universales y científicos, en voz de Giovanni Sartori, las ideologías asumen el lastre de miseria intelectual justamente porque pretenden resolver la realidad a partir de posturas subjetivas y utópicas.
Por ello es que si en el caso que nos ocupa no medió una discordia por el poder de la futura candidatura del PRD a la Presidencia de la República, al menos medió la poquedad mental de las ideologías, a las que incluso Lenin les agregó -hablando de grandes grupos humanos- la advertencia de que “las masas no piensan”, y por tanto, es en los líderes o en los jerarcas políticos en quienes recae que las masas se salgan o no del redil, y esto responde a uno de los porqués del titular de esta entrega.

Ahora bien, y para finalizar, si López Obrador tiene analistas objetivos a su lado, lo sucedido con la Catedral deberá hacerlo reflexionar y ponderar si se queda en el PRD, o como ya lo ha estado planeando, a partir de la credencialización se lanza por la libre y crea su propio partido.


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