viernes, 28 de diciembre de 2007

Miseria ideológica, causa del ataque a Catedral

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Lic. Manuel Díaz Cid

La turbulencia se desencadenó a partir del domingo, cuando un grupo de perredistas irrumpió en la Catedral y en forma agresiva interrumpió la celebración religiosa y mostró su prepotencia, así como la falta de respeto hacia los demás, en una ceremonia religiosa que ocurría al interior de la Catedral.

AMLO citó en la mañana del domingo a la celebración de la Convención Nacional Democrática, misma en la que diversos oradores le precederían para que lanzara un mensaje entorno a la política nacional, obsesionado con la idea de que es el presidente legítimo. La Reunión planeada en el Zócalo capitalino al medio día, que suele oficiar el Cardenal Rivera, necesariamente debió haber supuesto, de parte de los que convocaban, el repique de las campanas de la Catedral, acostumbrado desde el final de la Guerra Cristera en 1929.

No fue sino hasta que Dante Delgado se acercó para hacer notar a Rosario Ibarra el asunto de las campanas, y en respuesta ella, en un tono sarcástico, cuestionó al auditorio si las campanas sonaban de júbilo o para callar las voces del pueblo, aunque ella declaró que nunca lo hizo con la intención de provocar un enfrentamiento, pero los seguidores de esta corriente radical que maneja AMLO no la vieron como una frase más de un discurso, y encabezados por Fernández Noroña se dirigieron al interior del templo asustando a los presentes, y luego de lanzar improperios, salieron del templo considerando su acción como un triunfo.

El perredismo estuvo expectante, seguido de una tibia postura hasta culminar en una enérgica declaración y deslindarse por completo de los acontecimientos. La variable de riesgo y de polarización se identifica en la actitud poco inteligente y precipitada del Regente de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, al señalar el inexistente derecho de la Iglesia sobre la Catedral, por ser considerada un bien federal, ignorando las modalidades en lo que se refiere al manejo de estas propiedades que desde el final de la Guerra Cristera han sido respetadas por todos los gobiernos de este país.

El Vaticano protesta. El Papa Benedicto XVI ha recibido acusaciones y descalificaciones sin una declaración de su parte. Ahora bien, de responder en esta ocasión, implicaría ponerse “al filo de la navaja” en un problema que no sólo en México sino en varios países se torna explosivo si no se maneja con calidad.

Laicismo es la actitud de un gobierno que acepta no asumir una identidad religiosa para no tener conflicto con otras existentes y, por lo tanto, acepta no promover a ninguna pero respetar a todas. Por lo tanto, el respeto a las religiones supone el respeto a los espacios de libertad que los religiosos, representantes y fieles de la Iglesia tenemos para expresarnos, les guste o no a los liberales, así como nosotros tenemos que escuchar argumentos que ellos manejan.

Entonces, ¿la libertad de quién es? La libertad o es de todos o no es libertad, y en este país desde hace tiempo, el punto de fractura ha sido esta visión sectaria de decir que la libertad es sólo de uno, mientras los demás carecemos de ella. La defensa legítima de la libertad es la que ha provocado enfrentamientos y tal pareciera que el enfoque que algunos quisieran darle al manejo de la relación Iglesia-Estado no apunta por la vía del laicismo reconocido y alabado por Juan Pablo II y Benedicto XVI, sino por la de un Jacobinismo exclusivo y excluyente.

La Iglesia espera, por tanto, un documento que garantice la libertad de los fieles y la Jerarquía Eclesiástica de celebrar en la Catedral sin correr el riesgo de ser atropellados por cualquier persona que desde el exterior pretendiera hacerlo, con cualquier motivo como pretexto.

El PRD reitera su petición de una audiencia con el Cardenal Rivera, quien sigue el mensaje de unidad que trajo el Nuncio Apostólico al país. Por tanto, sólo restaría esperar la postura del partido considerando presentar una disculpa que deslinde y deje en claro que el PRD es ajeno al grupo de la Conferencia Democrática convocado por AMLO.

La propia dinámica que AMLO le ha generado a su grupo deriva en situaciones en las que los seguidores desbordan a los dirigentes, quienes posteriormente intentan corregir los hechos consumados. ¿Qué tendrá que ocurrir para que el PRD decida tomarse el antídoto de esta pócima que lo transforma? ¿Sólo con incidentes graves y desastres será posible medir el alcance de un grupo?

No faltan los que defienden la hipótesis de una posible artimaña al interior del PRD para perjudicar a AMLO. Innumerables artículos abordan el juego del PRD, entre ellos el de Pablo Hiriart titulado “Ahora las víctimas son las culpables”, en el que expresa la visión retorcida de sectarios que nunca reconocerán la verdad por el pavor que le tienen. Es más, si la verdad les fuera favorable, estarían en contra de ella, sólo conocen el clima de confrontación que lejos de producir los resultados que ellos piensan, simplemente aleja a los grupos del punto de origen en el que surgieron.

Hay que recordar que todo este movimiento que pretende manejar AMLO es el resultado de una elección en la que AMLO les formó la falsa idea del fraude, ahora estimulado con un documental encargado y revisado por él, hecho a la medida para continuar generando la visión de descontento y desacuerdo con las autoridades legítimas.

Aunque AMLO no hubiera provocado el incidente en la Catedral, ¿no es el creador en buena parte de las reacciones, condiciones y acontecimientos que amenazan la tranquilidad social, a grado de ser incapaces de prever las consecuencias?

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