sábado, 8 de diciembre de 2007

Si Noé hubiera sido mexicano...

Autor: EGDUBELL

Positivamente existe el buen humor entre los mexicanos. Esto a quedado demostrado en infinitas ocasiones... Aún en los peores momentos, en los que parece todo derrumbarse, basta que un gúason o malicioso diga algo, para que la gente ría... Con una sonrisa en los labios se puede llagar a cualquier parte, ¡Qué hermoso es ver reir a la gente!... Las virtudes terapéuticas de la risa son muchas: fortifica, anima, entusiasma, embellece alivia... y cuando hace frio ¡hasta calienta!... La risa genera salud y es fuente de juventud. Pocas cosas producen un descanso tan efectivo como la risa. Con la risa no hay temores, preocupaciones, ansiedades, depresiones, ni ninguno de esos fenómenos contrarios a la salud. La risa, en fin, es la medicina natural por excelencia.

Como la jovialidad del espíritu es generalmente resultado de lecturas generosas, ahora, después de las inundaciones que han afectado a una buena parte de nuestro territorio, y aprovechando las sabías declaraciones de una señora de Villahermosa que, entrevistada por un reportero de la TV, dijo (palabras mas palabras menos): "Por qué no podemos aceptar esto (obviamente refiriendose a la inundación) como una aviso de Dios para que cuidemos el mundo que nos ha regalado y estemos preparados para el final", hice un análisis sobre el comportamiento de Noé cuando el diluvio universal que nos relata la Biblia, pero ubicándolo en México, y este fue el resultado:

«Caminaba, hace unos días, por las alborotadas calles de la gran Ciudad de México, meditando sobre la inseguridad y el carente civismo de sus habitantes, que por inercia trasmite a los visitantes, total: “a tierra que fueres haz lo que vieres”.
Grandes edificios, muchos comercios --grandes, medianos y chicos--, sucursales bancarias, grandes tiendas y almacenes y, en fin, mucho ajetreo. Pero lo más significativo es que por doquier proliferan los vendedores ambulantes –banquetas, plazas, jardines, estaciones del metro, ¡vamos, tal parece que hasta sobre los árboles!
El asunto de los vendedores ambulantes que, como decía mi compadre Venancio: “Me cago en la sopa, que hasta en ella están estos malditos”. Mi compadre tenía --se vio obligado a cerrarlo por incosteabilidad— un mediano comercio en el que ya no le vendía ni a las moscas pues se encontraba bloqueado por vendedores ambulantes. Claro, él estaba instalado cumpliendo con todas las leyes en la materia --y sus reglamentos--, pagaba religiosamente todos sus impuestos, derechos y obligaciones --I.S.R., I.V.A., agua, energía eléctrica, Salubridad, Seguro Social, Impuesto sobre el Producto del Trabajo, cuotas sindicales, renta de local, teléfono, etc., etc., etc.---.
Si nos guiamos por lo que dicen los “Medios” --término usado actualmente para denominar a la Prensa--, que les encanta construir mitos y destruir realidades --en la actualidad ya no es el “cuarto poder”, como se le consideraba hasta hace unas tres o cuatro décadas, sino el “primer poder”, principalmente por la presencia de la televisión-- diríamos que los vendedores ambulantes son producto de la pobreza; pero no, eso es una patraña, pues la pobreza no está peleada con la dignidad, la decencia y la responsabilidad. Si aceptáramos esa tesis ignoraríamos todo el valioso legado que nos han dejado tantos y maravillosos seres humanos que en el mundo han sido, y que como distintivo de orgullo es que fueron humildes y pobres de bienes mundanos pero de una gran riqueza espiritual.
Caminando pues por esas añoradas calles de mi ciudad natal, me encontré a un buen amigo, a quien, después de las consabidas expresiones de gusto por el imprevisto encuentro, propuse que nos fuéramos a tomar un café, obviamente para platicar tranquilamente un buen rato. Nos metimos a una cafetería e iniciamos el coloquio. Obviamente, por tenerlo en mi mente al momento del encuentro, saqué a colación el problema del ambulantaje. El me dijo que, según su criterio, la causa principal para que esa informal, y violatoria de las leyes, actividad son las grandes trabas que existen en la práctica para iniciar y sustentar cualquier negocio o actividad; son muy engorrosos los trámites para iniciar y difíciles los reglamentos para operar, máxime para gente que en su mayor parte carecen de preparación.
.Sin soslayar que hay ciertamente muchos de tales problemas, yo mantuve mi tesis, porque considero que, por mis principios morales y convicciones, no hay nada que justifique el ser mal ciudadano y violar las leyes a diestra y siniestra. Un país lo construyen todos los ciudadanos y todos tienen que participar en ello, aquí parafraseo a John F. Kennedy, en su famoso discurso de inauguración: “Antes de preguntar, cada uno de ustedes, ¿qué puede hacer México por mi?, Pregúntense ¿qué puedo yo hacer México?”.
Entonces mi amigo calló, hizo una pausa, sorbió un poco de café, se me quedó viendo, con una mirada como queriendo expresar sí, pero no. –“Mira”, me dijo, “acudiendo a un pasaje bíblico, como es el referente al Diluvio Universal, haré un argumento hipotético, trasportándolo a la época actual y ubicándolo en México. Por obvias razones supondré también que el Patriarca Noé es mexicano. ¿A ver que te parece?”

“En una tranquila tarde de otoño, se encontraba Noé sentado placidamente en una banca de la Alameda, cuando siente de repente un aire frío, voltea hacia arriba y ve un resplandor y oye una voz fuerte y cavernosa que le dice:
--“Noé, soy tu Dios, y en verdad te digo que dentro de seis meses haré llover durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que toda la tierra sea cubierta por el agua y toda la gente mala sea destruida. Pero quiero salvar a los buenos y a dos criaturas de cada especie, genero, clase y raza viviente en el planeta, para lo cual te ordeno que construyas una arca.”
Y, entre truenos y centellas, le dio las instrucciones de lo que debía hacer. Mientras, anonadado y tembloroso, Noé sólo atinaba a decir: “Está bien Señor, okey, okey”.
--“¡Dentro de seis meses se iniciará el diluvio!”, tronó el Señor, “más te vale tener el arca lista a tiempo, o tendrás que aprender a nadar por el resto de tu vida.”
Pasados los seis meses, el cielo se nubló de golpe, como cuando el Servicio Meteorológico Nacional avisa que habrá buen tiempo, y el diluvio comenzó.
El Señor se asomó entre los negros nubarrones, se encontró a Noé llorando en el patio de su casa y no vio ninguna arca.
--“¿Dónde está el arca, Noé?, Preguntó Dios furibundo.
--“perdóname Señor, suplicó el pobre hombre, “hice lo que pude, pero encontré muchos y muy grandes obstáculos. Todo comenzó al tener que obtener un permiso de construcción y pagar unos derechos altísimos para poder sacar los planos. Después de eso me exigían que el arca tuviera un sistema de seguridad contra incendios, lo que siquiera pude arreglar sobornando a un funcionario. Entretanto, los vecinos se quejaron de que yo estaba construyendo el arca en zona residencial, y en eso perdí varios meses en visitas inútiles al Ayuntamiento. Además, que el no contar con un Acta Constitutiva y un Poder Notarial que me acreditara como representante legal tuyo, complicó aún más todos los trámites que a continuación te platico”.
Notoriamente muy apesadumbrado, Noé continuó:
“Con la Secretaría de Hacienda fue otro desmadre --perdona la expresión Señor, tu comprenderás—, ya que por tratarse de un proyecto de gran magnitud, no nos quisieron registrar como causantes menores, ni como Asociación Civil sin fines de lucro, sino como causantes mayores con actividad empresarial, además, que tenemos que cobrar a los animales boletos para el viaje, con el IVA desglosado y expedidos mediante máquina registradora certificada en los laberintos de la misma Secretaría. En eso estaba, cuando, para sorpresa mía, recibí una notificación del SAT por un adeudo, ya con multas y recargos, por efectuar el trámite extemporáneamente.”
Noé hizo una pausa, notoriamente atribulado y cansado, rebuscando y acomodando sus papeles continuó:”Más, un problema especial fue conseguir la suficiente madera para fabricar el arca, pues la PROFEPA no quiso entender que se trataba de una emergencia, y cuando dije que eran órdenes tuyas para salvar a la especie humana y a los animales, me preguntaron que ¿si yo estaba loco o qué? Entonces aparecieron los sindicatos del PRI, que son todos, quienes apoyados por la Secretaría del Trabajo me exigieron que empleara a sus carpinteros afiliados y aliados, que cobran el doble pero trabajan la mitad. Mientras tanto, comencé a buscar los animales de cada especie y que aparece la SEMARNAP (Secretaría del Medio Ambiente Recursos Naturales y Pesca) que me obligó a llenar muchísimos formularios y a pagar otros tantos impuestos y derechos. También me pidieron elaborar un Estudio de Impacto Ambiental en la zona, en el estado y en el país, así como en las galaxias más cercanas a nuestro sistema solar. Después de
Entregar como 25 kilos de papeles, me devolvieron todo porque la nebulosa Orión no cuenta con CURP.Para poder alimentar a los animales durante su estancia en el arca, hubo que tramitar en la Secretaría de Salud el permiso correspondiente, quedando pendiente la inspección física a las instalaciones donde se prestaría el servicio. Protección Civil por su parte, me pidió un plano de la zona que iba a ser inundada, por lo que, con linderos y medidas, les envié un globo terráqueo. Resultado: casi me matan.La SCT exigió que al arca se le registrara como un Servicio Público Federal para poder navegar por los canales de peaje, y ante la Dirección de Tránsito Federal hubo que tramitar las placas correspondientes, así como la verificación, a pesar de no tener motor, y la Tenencia. Por último, la Policía Judicial Federal me hizo un allanamiento dizque en busca de drogas y me desbarató lo poco que ya había logrado avanzar en la construcción del arca.
Con la selección de los animales no tuve problema alguno, al contrario, hubo entendimiento, cooperación, orden y respeto a mis indicaciones.
Pero, con lo que sí de plano no pude por más que lo intenté y no valió razonamiento alguno, fue con la selección de la especie humana. Ahí si fracasé. Los llamados cinco grandes --gringos, franceses, ingleses, chinos y rusos—todo lo vetan, los árabes no quieren convivir con los judíos y viceversa, los asiáticos nunca se ponen de acuerdo, los africanos se pelean hasta con su madre. Después, aquí resulta que todos los partidos se dieron un agarrón en el Congreso, nunca se pusieron de acuerdo porque el PRI exigía mayor cupo porque son mayoría, entonces los demás se salieron de la sesión para romper el quórum; total: Nada. Por último, los latinoamericanos todos son más o menos como los mexicanos: corruptos, indisciplinados, borloteros e incapaces de trabajar unidos.”
Cuando Noé terminó su informe --a la vez que disculpas--, estaba definitivamente muy cansado, impotente y triste; el cielo empezó a despejarse, salió el Sol y un arco iris adornó el firmamento.
Sorprendido Noé lo preguntó a Dios: --“Quiere esto decir, Señor, que ya no vas a destruir la Tierra”. --“No”, respondió una voz entre las nubes, “pero, por lo que me has explicado, me doy cuenta que ya los seres humanos se están encargando de eso...” ».

Al terminar, mi amigo me miró fijamente un rato sin decir nada, se echó hacia atrás sobrerrecargandose en el respaldo de la silla, y muy ceremoniosamente me preguntó: “¿Cómo la ves, tendremos remedio?

Yo le contesté: "sólo Dios sabe si las cosas se compondrán, pero yo, por mi parte, refirmo mi tesis".

Terminamos de un sorbo el café, pagamos la cuenta, nos despedimos --no sin reiterar lo de costumbre: “a ver cuando nos vemos, llámame, etc.”-- y cada cual para su “house”».

The end




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